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[CB] Asalto Nocturno +18 (Sin Terminar)

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Mensaje por Akagitsune Ryūketsu Mar Feb 28, 2017 8:47 pm

Participantes: Akagitsune Ryūketsu y Tori .


Akagitsune Ryūketsu : Se acerca al pyrca.- ¿Tienes a tus mocosos durmiendo?  

Tori : Mira a los bodoques. —Ajá.

Akagitsune Ryūketsu : Recorre el perfil del chico.- Perfecto, esperemos no despertarles o tendrás que dar muchas explicaciones

Tori : Estaba más que inseguro, y no confiaba en que aquel hombre estuviese tan cerca de los niños. —...No deberías estar aquí.

Akagitsune Ryūketsu : Continua delineando el cuerpo ajeno.- Cierto, pero aquí estoy.- Murmura desinteresado.

Tori : Fruncía el ceño. Recargó las manos contra la mesa de madera a sus espaldas. —No confío en que alguien como tú esté cerca de mis niños.

Akagitsune Ryūketsu : Sonríe divertido cogiendo en una de sus manos una de las rastas del roar.- No tengo nada en contra de esos enanos y tu me pareces mucho más interesante

Tori : Se cohibió. Sobre todo no quería hacer ningún ruido porque, con sólo voltear la cabeza había niños por todos lados. —No mantengo relaciones sexuales con ningún otro clan que no sea el mío. En el clan de a lado hay meretrices, ve allá.

Akagitsune Ryūketsu : Mira al moreno manteniendo una sonrisa "amigable" mientras besa el pelo de este en sus manos.- Siempre hay una primera vez para todo.- Comenta gracioso.- Aunque si insistes tal vez deba llevarme a uno de tus enanos como regalo para "el clan de al lado", ¿qué dices cooperarás?

Tori : Abrió los ojos ante tal amenaza. Su corazón se aceleró y se sintió directamente atacado. —... —Miró alrededor, no era lugar para comenzar una pelea, no quería ponerlos en riesgo. —... Bien.

Akagitsune Ryūketsu : Ve calar su amenaza y no duda en saborear la victoria que se refleja en su rostro y su ego de karr se hincha.- Chico listo.- Se aparta unos pasos de él y lo mira de abajo arriba.- Desnúdate

Tori : —Maldita sea. —Gruñó por lo bajo. —Pero no debes hacer ruidos bruscos, o me pondré muy rudo, ¿entendido? —El punto era no despertar a nadie. Se sacó las pieles del cuello y torso, y también el pantalón holgado que llevaba. No tenía nada más puesto, así que ya, estaba desnudo y frente a él. —

Akagitsune Ryūketsu : Su sonrisa dejaba entrever los caninos, era más que obvio lo que estaba disfrutando de aquello.- Relájate, he llegado hasta aquí sin ser detectado, deberías confiar en mi sutileza.- Murmura sin apartar los ojos de la piel que empezaba a ser descubierta.

Tori : Sus pies descalzos se hundían en las pieles que antes llevaba puestas. Soltó el nudo que tenía dejando sus rastas abrazar su cuello y hombros sin más. Tenía el cuerpo lleno de signos, no tatuados, sino simplemente pintados con pintura natural de un color naranja vivo. Era de cuerpo fuerte. Sus aretes de rubí se hundían entre sus rastas. —

Akagitsune Ryūketsu : Volvió a acercarse alzando una de sus manos hasta colocarla en el pecho desnudo. Con lentitud comenzó a recorrer el músculo y las pinturas que le cubrían. Claramente no era la piel suave de una mujer y sin embargo era de alguna forma...- hermosa.- Su mano siguió trazando una línea recta hacia abajo deteniéndose antes de alcanzar el punto crítico.- Quiero ver como lo haces.- Susurra en su oído juguetón.

Tori : —Tsk... —Chasqueó la lengua y arrugando la nariz molesto, miró hacia otro lado, mientras sentía la mano del otro recorrerle el cuerpo como si tuviese algún derecho. —¿Disculpa? ¿Quieres ver como hago qué? —La situación no era para nada algo a su favor, y estaba pensando en alguna otra solución pero no la encontraba. Afuera sólo había la oscuridad de la noche, y las calles de la aldea estaban vacías. —

Akagitsune Ryūketsu : Le mira ahora confundido por unos momentos antes de obligarse a contener las carcajadas que pujan por salir de su garganta. Con un atisbo de burla en sus ojos señala la parte inferior del roar que bien parece ajena a la situación.- Si te digo que te desnudes y luego que lo hagas… ¿a qué crees que me refiero?- Podría haberle simplemente violado ahí mismo pero quería someter a ese hombre de otras maneras… - Si lo prefieres… podría prestarte mis manos y ayudarte

Tori : —Argh... eres un puerco. Si quieres sexo sólo cógeme y ya. —Aun así llevó su mano a su propia entrepierna. Sus mejillas se encendieron apenas y bufó de mal humor. —Lo haré yo. No necesito tus que tus sucias manos me toque más de lo que ya lo harán. —Gruñó y sin más, acomodó bien sus dedos entre su tallo. Sin querer hacerlo, bajó las pieles del mismo para lograr exponer su glande. —

Akagitsune Ryūketsu : Oh por favor… me alagas al ofrecerte de esa manera tan directa.- Susurra divertido con sus ojos rojos brillando tanto por la diversión que estaba obteniendo como por el placer de ver la mano del roar tomar su virilidad y como si tuviese todo el derecho de estar en aquel lugar ocupó una silla cercana para deleitarse cómodamente de tal erótica visión.

Tori : Cada acción y palabra del otro le hacía hervir la sangre. Ahora se sentaba como si alguien le hubiese invitado a aquel lugar. —¿Quién te invitó a sentarte? —Gruñó. Su mano acariciaba de arriba hacia abajo y de forma lenta su propio miembro, aunque al paso de los minutos comenzaba a hacerlo más rápido, más bien con rabia. El pene del roar parecía reaccionar, incluso aunque Tori no quisiera. —No te sientas halagado, esto no es por ti. —Le miró mal. —

Akagitsune Ryūketsu : Su actitud no cambió ni un ápice a pesar del odio y la rabia que rebosaban las palabras del roar. Su sonrisa se hizo más amplia mientras contestaba.- Me gusta estar cómodo… y quizás a ti también.- Sus manos palmearon sus muslos en una invitación al otro.- Sí, sí, lo haces por los niños. Es el mantra de los pyrcas al parecer.- Con un dedo señaló la incipiente erección que endurecía el falo.- Pero eso no es por los niños… ¿verdad?

Tori : —... Tienes que estar bromeando. —¿Sentarse en sus piernas? Ese hombre se estaba confiando demasiado, y a Tori eso no le gustaba para nada. —Cállate ya, imbécil. —Se soltó allá abajo para caminar hacia él. Su miembro ya se sostenía erecto por sí solo. No era necesario sostenerlo. Sin más, se sentó con una pierna a cada lado del regazo ajeno, mirando hacia él. Su erección topó contra el abdomen ajeno. Desde arriba, por la posición en la que estaba, le miró con rudeza. —

Akagitsune Ryūketsu : Siguió mirándolo, su expresión contrastaba con la opuesta. Hacía tiempo que no se sentía tan orgulloso de sí mismo y eso se veía en su actitud confiada. – Hablando así no eres nada lindo. – Murmuró fingiendo decepción. Sus ojos no se apartaban de la erección ajena y menos en esos instantes en los que la tenía tan cerca rozando su abdomen aún cubierto por sus ropas. – Mmm, si me miras asi querré follarte…- Susurra besando la piel del pyrca, sus manos volvieron a deslizarse por aquel bronceado y duro cuerpo masculino.

Tori : —¿Follarme? —Sonrió de manera maliciosa de pronto, cambiando por completo su expresión. —¿Qué no ibas a ser tú quien abriese las piernas? —Por el momento evitaba tocarse, ya le era suficiente con que el otro lo hiciese. Gruñó ante el beso y posó las manos en los hombros ajenos. —

Akagitsune Ryūketsu : Colocó sus manos en los muslos del chico montado a horcajadas en sus piernas, su expresión perdió la diversión aún si su actitud cambió siguió tocándole.- Y yo que pensaba que te asqueaba la idea de tener relaciones con alguien ajeno a tu clan.- Alzó los ojos para encarar aquella sonrisa y aquel rostro.- Y al parecer sí que te interesa.- Respondió humedeciéndose los labios mientras su mano se deslizaba por el largo miembro sintiendo la calidez de la carne bajo su contacto. Sin apartar los ojos hundió suavemente una de sus garras en el glande.- ¿Debo recordarte en qué posición estás?

Tori : —No cambies las cosas a tu gusto, si voy a hacer esto, simplemente preferiría ser el activo. —Se mordió el labio inferior al sentir las manos ajenas llegar a y recorrer su tallo. Suspiró haciendo todo lo posible por no sentir placer, cosa que se facilitó un poco al sentir algo irrumpir en ese pequeño orificio en la punta del pene. —¡Ag— Se cubrió los labios e hizo todo lo posible por no gritar. Eso había sido jodidamente doloroso. Tembló, alzando la cabeza hacia atrás. Posó sus manos en el pecho ajeno y le rasguñó de forma involuntaria. —A-ah... no hagas eso, por favor... —De pronto se había vuelto más amable, claro, porque temía que le hiciese algo peor. —

Akagitsune Ryūketsu : Su presencia en aquel territorio y concretamente en aquella aldea se debía precisamente a aquello. Quería hacer lo que le diera la gana, disfrutar un poco a su manera. Y por supuesto no iba a dejar que aquel muchacho fuese a crear una excepción en sus planes. Sonrió satisfecho al ver el placer en su rostro sin embargo su satisfacción se vio interrumpida por los arañazos que el roar dejó en su piel, pero al contrario que este él si sintió cierto placer a aquel suave dolor. Tomó al chico por las caderas acercándolo a él hasta que notase su propio abultamiento. – ¿Por favor? Vaya… no esperaba eso… - Siguió masturbando al moreno frotando con cierta gentileza el glande de este.- Dime qué quieres que haga entonces

Tori : —Agh... —Sus manos temblorosas resbalaron desde su pecho hasta sus hombros cuando este le empujó hacia él. Lo sentía, ahí abajo había otro bulto. La situación se estaba volviendo complicada y si seguía así llegaría a un punto sin retorno. —Algo que se sienta mejor... —Miró a otro lado, incapaz de creerse lo que ocurría. —O que te vayas por donde viniste, de preferencia. —Le miró de mala gana, suspirando ante la masturbación. No quería admitirlo, pero su cuerpo comenzaba a sentirse cada vez mejor, y no podría ocultarlo demasiado tiempo. —

Akagitsune Ryūketsu : La cercanía casi total hacía que pudiera oler cada matiz de la fragancia que el pyrca emanaba, además que apaliaba el frio del exterior con el calor de sus cuerpos. No le importaba que aquel compañero forzado no le prestase la atención que seguramente habría obtenido de una experimentada meretriz en Karr. Esbozó una sonrisa acercando su boca nuevamente a la piel morena, sus labios se toparon con los pezones masculinos y no dudó en prestarles cierta atención.- Irme sin más cuando estás así de duro sería un desperdicio… pero haré ambas cosas.- Sus dientes rozaron las tetillas.

Tori : Su cuerpo comenzaba a volverse sensible a sensaciones que en otra situación no significarían nada. Tenía toda la dermis como piel de gallina, y de vez en cuando alzaba el pecho, curvando la espalda y pegándose más a él. —H-hey... Nhg... —No podía ser posible. Sintió sus pezones humedecerse uno tras otros, y jadeó muy por lo bajo tratando de que el otro no escuchase que sí, se sentía muy bien. Frunció el ceño y trató de mantenerse quieto, no obstante pronto su mano estaba junto a la otra, en su erección, apretando su miembro y recorriéndolo de arriba hacia abajo de forma mucho más insistente. —

Akagitsune Ryūketsu : Quería liberar su erección, su miembro aprisionado entre sus ropas y el peso del muchacho ansiaba liberarse, oyó la protesta del roar en el momento que comenzó a jugar con sus pezones. Sus orejas se movían al mínimo sonido, ser un animal tenía ventajas, como poder escuchar sus intentos por ahogar su voz. El roar comenzaba a perderse en el placer, la mano de este se unió a la suya, su propia mano hizo presión en el miembro ajeno acelerando las subidas y bajadas por el tallo. Finalmente estaba consiguiendo derribar las reticentes barreras del enemigo.

Tori : Si ya estaba en esa situación, quizá por lo menos debía relajarse y dejarse llevar un poco con ella. O eso era lo que pensaba, no obstante no dejaba de sentirse rabioso de comenzar a ceder ante lo que el otro le propinaba. No sabía de dónde demonios era, a qué venía, pero si quería a Tori, lo había conseguido. —Mnh... —Mordió su labio inferior buscando algo de cordura, pues comenzaba a perderla. Le miró de reojo, tenía una mirada de soberbia y victoria en el momento en que ambos trataban el pene del pyrca. Miró de reojo a todos lados. Los nenes dormían sin enterarse de nada... menos mal. —Nh... —Dejó de masturbarse dejándole nuevamente ese trabajo al karr, y su mano se escurrió bajo su erección, tocando con los dedos y sobre la ropa el bulto que se acumulaba entre las piernas del moreno.

Akagitsune Ryūketsu : Oírle contener su voz era un estímulo más para el zorro, quien de repente crispó y tensó su cuerpo al notar como una mano alcazaba a tocar su rigidez, el karr miró al pyrca con una sonrisa lasciva dibujada en su rostro. Ahora que había logrado que su compañero aceptara por fin rendirse al placer, era el momento de que el mismo también se dejara llevar por él. Su mano continúo moviéndose con rapidez por la envergadura del falo, el presemen ayudaba a lubricar el tallo facilitando el movimiento. La mano libre, la que no propinaba placer al roar recorrió la espalda de este alcanzando la nuca que bajó hasta tener acceso al cuello y oreja.

Tori : Aún no podía creerlo. Maldita sea. Generalmente se comportaba como un hombre bien decente, y en ese momento simplemente no podía hacerlo. Sus dedos siguieron acariciando apenas a roces aquella zona dura entre las piernas del otro, y le miró a los ojos en todo momento. Estaba molesto, era fácil de notarse, pero también estaba caliente, y un poco dispuesto. —Ah… —Se estremecía, pues comenzaba a sentirse cerca, y estaba en desventaja, era el único desnudo. Pegó su mejilla a la mano ajena como si la necesitase, cerrando los ojos y frunciendo el ceño, mientras un aliento visible debido al frío, se asomaba de entre sus labios. —Eres detestable. —No parecía una queja. —
 
Akagitsune Ryūketsu : Sus dedos rozaron suavemente la mejilla del otro, su boca se acercó a su cuello deslizando su lengua por la piel. El oído del roar estaba tan cerca que su nariz rozada el lóbulo. – Lo soy. – Fue apenas un murmullo antes de que sus dientes mordisquearan el lóbulo y sus labios recorrieran la oreja. El débil roce que el pyrca comenzaba a ser una deliciosa tortura que hacia al zorro ansiar algo más… directo e intenso y sin embargo estaba igualmente excitado por ello.
 
Tori : Sus cejas se curvaron cuando sintió que el placer se volvía más importante que cualquier otro sentimiento que tuviese por el contrario en ese instante. Lo peor del caso es que sabía que el otro estaba disfrutando verle caer en una especie de dominación en la que Akagitsune no movía ni un dedo para obligarlo, y aun así Tori no podía evitar obedecer. —Ah… justo ahí… —Susurró en cuanto el otro atacó su oreja por todos lados. Su piel se puso de gallina y mordió su labio inferior en una sencilla seducción hacia el otro. Finalmente rendido, volteó el rostro hacia el otro y comenzó un beso leve, que prontamente se volvió algo más profundo y húmedo. Se separó un poco del abdomen ajeno para poder hundir la mano en su pantalón y de ese modo buscar su miembro. Lo tomó por el tallo y lo sacó sin más, comenzando a masturbarlo.
 
Akagitsune Ryūketsu : El zorro había descubierto un nuevo punto sensible en el moreno, mucho más al parecer que sus pezones. Aquel muchacho era toda una gama de secretos, Akagitsune quien apenas sentía interés por el sexo salvo cuando la necesidad acudía a él, estaba comprobando lo placentero que le podía resultar explorar aquel masculino cuerpo en busca de más zonas erógenas que estimular. Le gustaba la idea de hacer que aquel roar sucumbiera, robarle el orgullo sería un botín que el karr disfrutaría. El beso le tomó de sorpresa, suave y cálido, húmedo y ardiente. Las lenguas parecían víboras tratando de matarse la una a la otra. Gruñó tras un jadeo al sentir libre su erección, sus colmillos rozaron apenas los labios del chico en el proceso. – Ah, jo…der.- Su lengua lamió sus labios.
 
Tori : Podría ser quizá... ahora o nunca. Sintió un último aire extraño de resistencia, y no para no tener sexo con él, sino para no ser quien tuviese que abrir el culo. Siguió con ese tan delicioso y experimentado beso, que demostraba lo mucho que Akagitsune sabía sobre el tema. Cuando ambas lenguas estaban completamente repletas de los jugos de la otra, cerró con una mordida intensa y excitante en su labio inferior. Se separó viéndole a los ojos, relamiéndose los labios, y sin pensarlo dos veces, apretó con fuerza para ahorcar el cuello del miembro ajeno, mirándole a los ojos y obligándole a separar la mano de su propio miembro. En un solo movimiento se levantó y le torció la muñeca. —Cambio de planes, gatita. —Susurró con rudeza. —
 
Akagitsune Ryūketsu : Todo parecía ir sobre ruedas para el zoomorfo. Simplemente podría confundir el sabor de la saliva ajena con el propio de la victoria, sólo un poco más y aquel estaría gimiendo y moviendo sus caderas cual hembra en celo. No lo esperó, ¿quién lo haría? El dolor llegó por varios ángulos, primero su lengua, ¿era sangre aquello que notaba en la boca? Mordió su propio labio para no gritar, no le dejaría oírle gritar… él también era hombre, ¿cómo le podía hacer aquello? Nunca midió la fuerza del contrario, desventajas del orgullo karr. – E-eres… un p-puto bastardo.- Gruñó cabreado, aunque sobre todo preocupado por su masculinidad.
 
Tori : —Lo sé. —Sonrió de manera ladina mirándole un momento más a los ojos. Acto seguido y sin soltar el miembro ajeno, apretó con más intensidad la muñeca ajena, torciéndola un poco. Al mismo tiempo apretó el tallo del pene ajeno para mantenerle al margen. Lo estrelló contra la pared y con una de las piernas separó las ajenas, hundiendo el rostro entre las hebras del otro y besando su nuca, mordiendo y jalando la piel de ahí. Automáticamente después se dedicó a morder la oreja ajena. Soltó su muñeca, y sin preguntar dos veces tomó y partió la camisa del otro, prácticamente arrancándosela. Una vez esa fuerte espalda estuvo descubierta, succionó con la suficiente intensidad para dejar una marca morada, acto seguido mordió cerca del hombro hasta hacerlo sangrar. —
 
Akagitsune Ryūketsu : Volvió a gruñir, el dolor había alejado el placer que habían estado disfrutando hasta entonces. La articulación de la muñeca palpitaba de dolor y su entrepierna no se quedaba lejos, sin embargo no estaba en sus planes que hirieran su orgullo ya no de karr sino de hombre, de macho. Sintió el golpe contra la pared. Trató de librarse del agarre aunque solo conseguía acentuar el dolor en su muñeca. Jadeó sintiendo los dientes tironear su piel, sus caderas se movieron por instinto tan pronto aquella boca encontró sus orejas.- T-te… mmm-mataré, por esto.- Odiaba que tocaran sus orejas y aquel bastardo de Roar simplemente se había atrevido a morderlas. El frío erizó su piel en el mismo momento que está quedó expuesta, tembló y gimió por aquel dolor que le daba tanto placer.  
 
Tori : —Como digas. —Susurró más bien complacido. De ese modo estaba disfrutando más, y ese gemido de parte del contrario denotó que, por más que el otro lo negase, iba por buen camino. —¿Qué creíste? ¿Que podías llegar a ti y salirte con la tuya sin complicaciones? ¿Enserio pensaste que alguien que trata con 200 niños diarios no tendría una fuerza suficiente para someterte? Estos críos son bestias, siempre a la defensiva y buscando dominarte. Te metiste con el hombre equivocado. —No habló más, y pasó la lengua por el contorno de esas albinas orejas, atrapando la punta de una con los dientes. Nuevamente volvió a su cuello y succionó hasta dejar una marca morada ahí también. Fue bajando, mordiendo los músculos que se marcaban por la tensión en la espalda del otro, hasta llegar a la espalda baja, lugar donde mordió hasta marcar dolorosamente. Gruñó excitado y sin dejar de tomarle por el pene, con fuerza, le bajó los pantalones hasta exponer sus nalgas. Lentamente mordió una de ellas. —

Akagitsune Ryūketsu : Había pasado la mayor parte de la tarde huyendo de esas bestias, prefería a los temblorosos y asustadizos de Karr, qué no se la pasaban persiguiendo a un ani…Sus caderas volvieron a moverse, eran extremadamente sensible y aquel moreno seguía torturándole de aquella forma, un nuevo gemido escapó de su boca, el dolor en su miembro le impedía dejarse arrastrar y acabar cediendo ante el otro.– ¿Cuántas… marcas piensas… ah-hacerme?- Preguntó con una sonrisa que la pared ocultaba, sin dudas estaba más excitado que antes cuando era él quien llevaba las riendas.- Eres el indicado.- Murmuró sintiéndose desnudo completamente y una nueva mordida en sus nalgas le hizo arquear la espalda. – Por cierto… no soy ninguna gatita. Soy mucho más astuto. –Todo su cuerpo parecía temblar, aunque solo era producto de la risa contenida, extrañamente aún mantenía la palabra de no hacer nada que pudiera despertar a los criajos. Su cuerpo comenzó a cambiar, fue rápido. De hombre a zorro y viceversa.

Tori : Para ese entonces ya se sentía bastante confiado, y ni siquiera pensó en la posibilidad de que el otro tuviese un as bajo la manga para volver al puesto. Parecía que finalmente había cedido, y sinceramente, Tori lo creyó completamente. Sonriente, estuvo a punto de morderle la otra nalga cuando la nueva forma del karr impidió por completo que pudiese mantenerle sostenido, y ahora estaba en el suelo con el otro encima, vuelto hombre otra vez. —Así que tenías algo más pensado. —Gruñó un poco. Ahora temía porque el otro pudiese ser más brusco de lo esperado, meramente por haberse enojado. Le miró a los ojos, y en un rápido movimiento intentó hacerse a un lado, parándose en cuatro para gatear hacia el frente. —
 
Akagitsune Ryūketsu : La rapidez con la que cambió de formas hizo que mantuviera una peluda cola vulpina. Apoyó una mano con afiladas garras en el pecho del roar, estaba excitado y no contemplaba más resistencias antes de obtener lo que quería de aquel muchachito. – Por supuesto. Soy de Karr ¿recuerdas?- Murmuró lamiendo su labio superior arañando un poco la piel morena cuando aquel se movió obligándolo a rodar por el suelo. Le dolían cada una de las mordeduras con las que el pyrca había marcado su piel. Aún en el suelo fue capaz de sujetar al otro por uno de los tobillos.- Linda vista.- Comentó con sorna dando un tirón de aquella pierna. – Ríndete cariño.- Uno de sus brazos se enrolló alrededor de la cintura ajena mientras el otro cubría la boca con la mano. Sus dientes no tardaron en clavarse en la blanda carne del trasero roar.

Tori : —¡Arg! —Miró hacia atrás para encontrar miradas con el otro cuando le retuvo de un tobillo, intentando soltarse. —Imbécil. —Susurró, pues aún estaban entre los pobres críos. Rascó el suelo con las uñas en cuanto fue jalado hacia atrás, raspándose las rodillas y los codos. Estuvo a punto de voltearse a darle un puñetazo cuando el otro le sostuvo de ese modo. Abrió los ojos rápidamente en cuanto pudo sentir aquella intensa mordida que incluso le causaría sangrar, sin dudas. —¡MHHN! —Gimió con intensidad, entre el placer y el dolor. Por suerte el otro le cubrió sus labios o hubiese pegado un grito que hubiese despertado a cada niño en la aldea. Por más que fuese doloroso, por más que el otro le irritase y forcejease con él, su maldita erección no se iba, estaba más que extasiado. Trató de moverse más, pero por el momento la posición no se lo permitía. Buscaba darle una patada o algo pero en esa posición no podía hacer nada. —
 
Akagitsune Ryūketsu : – Di lo que quieras, pero lo deseas tanto como yo. – Susurró mientras movía sus caderas frotando su notable erección entre sus nalgas. Los dedos con los que cubría aquella boca, con los que le había impedido alertar a todo el que le hubiera escuchado se hundieron en su boca. Sus intenciones estaban más que claras. – Te haré mío, roar. – Sus labios recorrían aquella ancha espalda, succionando y mordiendo con insistencia la piel marcándole con infinidad de rojeces que sin duda tardarían en desaparecer, menos que la cicatriz de su culo. Con su otra mano atendió al delator de la excitación ajena. – Quiero que recuerdes esta sensación y quién y qué te la provoca. – Murmura con la voz entrecortada por una respiración agitada,  sin dudas aquel muchacho le había hecho pelear literalmente con uñas y dientes por aquel dulce privilegio del que no veía momento ya en estar disfrutando.
 
Tori : Por más que forcejease era cierto que la situación era muy candente, y hace mucho que no tenía la oportunidad de algo como aquello. Temblaba un poco tras esa mordida. Su boca se lubricaba bien para que los dedos ajenos quedasen empapados, y ofendido o no, no dejaba de lamerlos y morderlos con un deseo incontrolable. Sus caderas se movían también, y claramente sentía aquella zona hinchada y dura, amenazante. Era jodidamente excitante, maldita sea. —Ah... no puede ser. —Susurró cuando su espalda fue continuamente marcada y pintada de rojo y morado entre succiones y mordidas, que le ponían extremadamente caliente. Estaba desesperado, tanto que comenzaba a considerar exigirle que lo hiciese de una vez. Sus manos temblaban, su miembro escurría ese líquido rosáceo que salía antes del semen, y él gemía por lo bajo, con los ojos cristalino. —A-ay... qué rico... —Susurró rendido ante él. —
 
Akagitsune Ryūketsu : A cada mordida que recibía en sus dedos una nueva marca aparecía en la piel del roar. Akagitsune jugaba con aquella lengua, acariciándola con aquellos empapados dedos y no eran los únicos que se estaban mojando, el falo en su otra mano no dejaba de gotear, apenas ya era consciente del frío invierno su cuerpo entero ardía, obnubilando su mente con aquel acto puramente carnal. Sonrió complacido al oírle, la clara rendición. Separó sus caderas y sin dejar de masturbar al pyrca frotó con unos, más que de sobra, húmedos dedos el arrugado orificio, al que se creía por fin merecedor de tener acceso. Tanteo, lubricando en el proceso, aquel lugar. Primero fue uno, lentamente abriéndole, un segundo no tardó en seguirle. Separaba y volvía a juntar los dedos expandiendo aquellas paredes que quemaban.
 
Tori : Mover de ese modo las caderas rindió frutos, pues su lenguaje corporal logró que el ajeno llegase a aquella zona. Ahí estaba, los puestos se habían decidido y Tori no era el activo. Sus uñas rasguñaron el suelo en cuanto sintió como acariciaba con sus dedos húmedos aquella entrada. Al principio gruñó como último recurso, pero demonios, ¿a quién quería engañar? —Ah... —Jadeó sintiendo sus brazos temblar. Abrió los ojos como platos en cuanto sintió la intromisión. Su piel nuevamente se sintió como de gallina, erizada, mientras su espalda se curvaba. Acto seguido la parte superior de su cuerpo fue bajando hasta pegar su mejilla al piso frío, que era muy ajeno al calor de su cuerpo. —Mnh... sí... —Cooperaría. Se cubrió los labios al sentir el segundo. Hace mucho que no se sentía tan bien. —Ay... más a la derecha... —Gimió esperando que el otro encontrase su punto p. Aún así, trataba de ser silencioso. —
 
Akagitsune Ryūketsu : El sentimiento de victoria se sumó a la lujuria y el deseo, el roar se había rendido por completo para mayor goce del zorro. Un gruñido fue la última resistencia de aquel, sus dedos se siguieron moviendo hundiéndose en la tierna carne que lentamente también se abría para él. Sonreía con placer al verle. Había merecido la pena, ahora las marcas que el pyrca había dejado en su piel no eran más que la prueba de su logro. El temblor de su cuerpo, la tensión de este cuando entró y los gemidos que trataba de contener, todo aquello satisfacía a Akagitsune. Le quiere oír gemir más alto y que le rogase de aquella dulce manera. Buscó, acariciando y presionando las paredes. – ¿Es aquí? – Preguntó esperando encontrar aquello por lo que pedía el chico.
 
Tori : Se sentía bien, se sentía muy bien. Por sus responsabilidades que no acababan mucho, el estrés de estar al tanto de tantos niños, lo mucho que se maltrataba su cuerpo cuando tenía que reñir con ellos. Todo, todo esto era vaciado cada gemido, jadeo o lagrima que soltaba. Sí que lo estaba disfrutando, y quería sentirse culpable, pero en ese momento no podía hacerlo. Aún así sabía que quizá después lo haría, pero no estaba para pensar en el futuro en ese instante, sino en el presente. —Casi, casi... un poco más al fondo... —Jadeó y rascó el suelo buscando cordura. —Ah... ¡MNH! —Se cubrió los labios cuando lo sintió llegar. Asintió toscamente indicándole que era ahí, y que no se detuviese. Movía las caderas en contra de las manos de su compañero de placeres, buscando que lo hiciese un poco más tosco. —Se siente increíble. —Gimió mientras su aliento era visible cada vez que abría la boca, por el frío. —
 
Akagitsune Ryūketsu : Nubes de vapor se materializaban con cada exhalación, más tarde se preocuparía por cómo se marcharía de aquella aldea cuando sus ropas habían quedado inservibles... Sentía vibrar su propio miembro que exigía atención, se había contenido demasiado tiempo y sin embargo no podía sino tratar de alargar aquel momento en el que, cual hembra en celo, el muchacho movía sus caderas voluntariamente. Relamió y mordió sus propios labios, aquella visión era maravillosa. Continúo enterrando sus dedos viendo al fin como su búsqueda alcanzaba aquel punto, un tercer dedo se unió en el interior. – Sshh…- Siseó, por más que quisiera que su compañero gritase y gimiese tanto como pudiera, debía recordarse el dónde estaban. Su otra mano recorría el cuerpo sudoroso, desde las nalgas hasta el cuello, no había lugar que no recibiera las caricias del karr, en especial el frontal de Tori.  
 
Tori : Un tercer dedo era algo con lo que Tori no podía estarse tranquilo. Se sentía demasiado bien e intentaba con todas sus fuerzas no hacer un ruido que despertase a alguien. —Ah... sí... —Sudaba, temblaba, sentía algunos espasmos en sus piernas. Su mejilla se mantenía pegada al suelo y sus ojos cerrados para disfrutar aún más la situación. —mnh... Ngh... H-hazlo ya... te lo suplico. —Finalmente se rebajó hasta ahí, pero estaba que se volvía loco y Akagitsune no dejaba de hacer las cosas largas. —Métela... —Se estremeció y volvió a cubrirse sus labios en busca de no hacer demasiado ruido. —

Akagitsune Ryūketsu : Aquella simple súplica cargada de impaciente deseo fue suficiente para hacer explotar su espíritu de karr. Lentamente sus dedos se retiraron de aquel agujero caliente, húmedo y dilatado que exigía por más, Akagitsune no lo dudó mucho más tomando su miembro con su mano lo dirigió rozando con el glande aquella entrada, sus caderas empujaron lentamente ayudándolo a abrirse paso, sus fosas nasales se abrieron disfrutando de la estrechez, de aquel placer que recorría su cuerpo. De un último empellón terminó clavándose en el interior del muchacho.- Mmhm…aahm… ¡joder!

Tori : —Ngh... —Temblaba, y presentía que dolería, pues no estaba acostumbrado y llevaba años sin un acto sexual. Abrió los ojos como plato en cuanto sintió que empujaba contra él, y lo único que pudo hacer al respecto fue tomar un pedazo de tela de las ropas que le había arrancado a Akagitsune y morderlo con mucha fuerza, para así no gemir muy alto cuando se fundió bien dentro en el fondo de su recto. —Nh... —Un par de lagrimas se escaparon y se quedó inmovil. —N-no te muevas... aún... —No se sentía listo. —E-espera... —Le miró como pudo con los ojos vidriosos y las mejillas encendidas. —N-no tienes algún tipo de enfermedad rara... ¿cierto? —En Karr eso abundaba, así que debía saberlo. —

Akagitsune Ryūketsu : Sus manos tomaron las caderas de Tori, con la clara intención de tomar el placer que se había estado negando hasta ese momento, la tensión en el cuerpo de su compañero se tradujo en una presión mayor sobre su erección. El deseo y el instinto le instaron a continuar y tomar lo que se había ganado con creces aquella noche, pero se detuvo, definitivamente estaba siendo muy complaciente con aquel hombre. Miró a aquellos ojos llorosos, ¿de verdad se preocupaba por aquello en semejante situación? – ¿No es un poco tarde para esa pregunta? Tienes mi palabra de que estoy limpio, puedes creerme si quieres. – Le respondió con cierta impaciencia. – Siendo roar te esperaba más flojo, ¿duele?

Tori : Por un momento pensó que no le haría caso y simplemente seguiría moviendo la cadera. ¿Por qué no lo hizo? Le fue muy extraño, pero no tuvo cabeza para pensar en eso durante demasiado tiempo. Temblaba, y sentía de momentos espasmos en su entrada que hacían apretar un poco más el lugar y por lo tanto el miembro duro de Akagitsune. —Tú palabra no tiene demasiado valor, idiota... —Gruñó por lo bajo, mirando de reojo que nadie estuviese despierto. —Nhg... Claro que duele, ¿por quién me tomas? No vivo haciendo esto cada que se me da la gana. Tengo muchas ocupaciones que hacer como preocuparme por tener sexo. —Le miró desafiante. No estaba del todo contento todavía. ¿Pero qué más daba? Estaba ya empalado por el karr. —Demonios... es grande... —Se cubrió los labios, pegando nuevamente la frente al suelo. —

Akagitsune Ryūketsu : Apretó la mandíbula, era demasiado bueno lo que sentía y aun así debía contenerse porque aquel otro lo dijera, algunos gruñidos se escapaban de entre sus dientes. Bufó al oír su contestación, si su palabra no valía no tenía nada más con la que darle ¿seguridad? – ¿Entonces no entiendo para qué preguntas? – Masculló deslizando una de sus manos de regreso al frente del chico tomando entre sus dedos aquel miembro. – Supongo que tampoco me creerás… pero no tenía intención de que esto doliera. – Comentó iniciando nuevamente la masturbación del roar.- No sé si sentirme alagado cuando hace un momento me has llamado idiota. – Dijo divertido acercando su rostro a la espalda de Tori la cual comenzó a besar.- Acostúmbrate rápido…

Tori : Que el karr fuese bueno con él sólo podía darle peor espina que si se portaba mal. No confiaba para nada en él, y aún así estaban unidos de esa manera vilmente carnal en ese mismo instante. —Mmh... —Cerró los ojos al sentir que volvía a tomar su miembro, hinchado y duro. —Cállate, hago lo que puedo. —Gruñó curvando las cejas. No le creía nada, mucho menos si de pronto quería hacerse el bueno. —Muévete... pero suavecito... —Susurró tratando de relajarse. No estaba listo, pero sería mucho más rápido si se movía, aunque al principio doliese. Se sentía completamente lleno, y curioso presionaba su propio vientre a ver si podía sentir hasta allá las penetraciones que el otro le hiciese. —

Akagitsune Ryūketsu : Le fascinaba como a pesar de haber sido humillado, encontrarse a cuatro patas contra el suelo y siendo penetrado por alguien como él, el pyrca aún mantenía intacto aquel orgullo. El zorro se había convencido de haber tomado la decisión correcta, una meretriz no le habría proporcionado tan jugoso entretenimiento, el cual estaba consiguiendo sin coste alguno. – Como ordene, my lady. – Respondió contra la piel sudorosa del roar, sus caderas comenzaron moverse hacia atrás haciendo retroceder su miembro y nuevamente hacia delante penetrándole de nuevo, al mismo tiempo que su mano se deslizaba por el largo y grueso falo erecto. Aquel lento vaivén era una deliciosa tortura, el mismo Akagitsune se sorprendía del autocontrol del que estaba haciendo gala.

Tori : —Oh... aah por todas las... ngh... —Golpeó el suelo, aunque suave para no hacer mucho ruido. —Mnh... —Dolía pero se sentía tan jodidamente bien que no era suficiente. Un par de lagrimas más se escaparon de aquel par de ojos apretados. Frunció el ceño y suspiró contra el suelo de manera candente. Sentía aquella entrada arder de esa manera tan intensa, además, que tratase su miembro también era un toque magnífico. Sin duda Akagitsune sabía lo que hacía con esas manos, y con el cuerpo de Tori, cosa que sólo le hacía pensar en las cientos de veces que seguramente había hecho tal cosa. —Ah... ah... eres un... —Se sentía muy bien. Tanto que movía las caderas contra él mientras le penetraba. —

Akagitsune Ryūketsu : El karr sonrió ante la reacción del muchacho, sabía que no tardaría en comenzar a disfrutar de aquel acto carnal, el propio miembro del zorro palpitaba con los roces y la presión que las paredes internas del roar ejercían. Su lasciva sonrisa se hizo más amplia cuando el otro comenzó a mover por sí mismo las caderas, dando cabida a que Akagitsune aumentara el ritmo con empalaba al pyrca su miembro se deslizaba más rápido con la colaboración de Tori. Con el brazo libre tomó el hombro del chico atrayéndolo hacia él pegando su espalda contra su pecho, le hizo girar la cabeza hasta que sus bocas se juntaron.

Tori : Recién comenzaban y él ya sentía que era demasiado intenso. El placer y el dolor le recorrían y le dejaban una sensación de hormigueo en el vientre. Sentía muchas cosas al mismo tiempo y estaba especialmente sensible esa noche. En cuanto el ritmo aumentó se cohibió tratando de escapar de manera involuntaria, aunque el jalón que el karr le dio le impidió cualquier cosa, hasta terminar con la espalda pegada al pecho ajeno. —Gemía tratando de contenerse con todas sus fuerzas, y en esa posición nueva la penetración era aún más deliciosa. —Oye... —Susurró entrecerrando los ojos, que estaban empapados. No pudo decir mucho más. Cerró los ojos haciendo todo lo posible por fingir y de verdad creer que ese zorro era un roar, o por lo menos que no era de Karr. Gemía ahogando todo ruido en la cavidad ajena y llegó un momento en el que dejó su lengua salir y buscar la del otro hombre, temblando ante su cuerpo. Movía la cadera como podía. —

Akagitsune Ryūketsu : La gravedad y el peso en aquella posición lograban profundizar cada penetración, su sexo se internaba hondo en el ano. Se había contenido más de lo que hubiera imaginado y ahora se dejaba llevar instigado por los gemidos que el roar trataba de suprimir de un modo u otro, el sexo al igual que la lucha era mejor si no había obstáculos innecesarios. No se detuvo, tampoco le dejó tiempo a que el chico volviera a hablar, ya habían hablado mucho aquella noche… tal vez demasiado. Su lengua se enredó con la ajena rozándose por momentos con los dientes de uno u otro, las salivas se mezclaban y sus manos no detenían sus atenciones tanto en aquella virilidad que no dejaba de gotear lubricando sus dedos como en aquellos momentos su otra mano se dedicaba a acariciar los pectorales y pezones del chico. Cuando el aire faltó se obligó a separar su boca de la ajena.

Tori : Entraba hasta el fondo, y eso hacía estremecer a Tori por completo. Llegaba tan hondo que le dolía el vientre de vez en cuando. Ya se veía el día siguiente, con dolor estomacal todo el día. Pero a quién diablos le importaba tal cosa. Su respiración estaba agitada y él luchaba por aferrarse a algo, cosa que encontró al alzar los brazos lo más atrás que pudo y así abrazar el fuerte cuello del karr. No podía creerlo, restregaba su lengua contra la de un ser de Karr, compartía saliva, incluso era penetrado por ese vil, pero sensual hombre. Se arrepentiría mucho cuando tuviese tiempo de pensar, pero ahora mismo lo estaba gozando infinitamente. No quería decirlo, pero se sentía cerca del final a pesar del poco tiempo que llevaban. —Mnh... No... —Le jaló de la nuca para que volviese a besarle cuando el otro se separó. Quería un lugar en el cual poder hundir sus gemidos sin peligro de ser escuchado. —
Akagitsune Ryūketsu
Akagitsune Ryūketsu
Servidumbre


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