El buen ojo reconoce el talento. [Priv Melry]

¿Cómo se supondría que alguien con disciplina podría lucirse ante las personas? Los más novatos recurren a exhibiciones de nuevos artistas para contemplar lo que ellos llaman “arte”, palabra que todos pueden utilizar pero que pocos saben el significado de la misma. Odiaba hablar sobre ese tipo de cosas frente a todos “artistas” que estúpidamente se hacían llamar así mismos de forma orgullosa mientras que mostraban al público cosas tan patéticas como un par de tablas sobre un montón de basura. Poco era su entusiasmo de mostrar su talento cuando todo a su alrededor era basura sin sentido que al sobre analizarla expone la estupidez de los mismos imbéciles que están dispuestos a pagar grandes cantidades de dinero por esas aberraciones e insultos hacia lo que verdaderamente se puede llamar arte.

Era de día, un poco más allá del inicio de la tarde, allí estaba ella, descansando mientras que sus pinturas estaban expuestas en una pequeña fila para que todas las personas pudieran apreciarlas, todo mientras que simplemente se deleitaba con música que tan solo ella escuchaba dentro de su cabeza, no porque estuviera loca o algo parecido, tan solo eran ideas que en su mente surgían para crear piezas musicales que probablemente haría en un futuro, por lo que algunas personas simplemente la veían de reojo mientras que movía la cabeza de un lado al otro a la par de que aquella hermosa cabellera negra se ondeaba con el viento, y sus finos labios formaban una sonrisa digna del más esculpido ángel, todo mientras permanecía recostada sobre el muro de una residencia.

Algunos se quedaban viendo momentáneamente su colección de arte, otros por el contrario se quedaban mirando tan solo como una enorme cosa se encontraba vendada junto con la chica que armoniosamente movía su cabeza de un lado al otro. Sus pinturas tenían grandes detalles, el más notorio era que el color negro y rojo predominaban en todas ellas, paisajes, personas, lugares oscuros y fríos que tenían un millar de interpretaciones gracias a lo detallista que es con lo que pinta, y cada obra porta una historia que se puede descifrar con analizarla bien. Más de uno se decidió acercarse a preguntar el precio de las mismas, precio que ella decidía con facilidad, pero lastimosamente al oírlo se iban ofendidos por tan alto costo.

—Es difícil valorar una obra de tal perfección… querida señora, por esa razón los precios son tan elevados…— Amable y gentil, explicó a una mujer que preguntó el porqué eran tan caras. El tiempo pasaba y tras dos compradores ella se dio por satisfecha, no se tardó en chasquear los dedos tan solo para que un par de personas vinieran a recoger y guardar las pinturas que no se lograron vender. Estaba en una posada cualquiera, y ahora que tenía dinero quería aprovecharlo para conocer un poco el mundo en el que ahora mismo estaba. ¿Qué hacer con la ganancia?... Ah, sentía la necesidad de descansar su cuerpo, cosa que podría hacer con un masajista o algo similar.