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Mensaje por Liroye Jue Nov 17, 2016 10:30 pm

¿Por qué debía ser él, de entre todos los demás, quien debía meterse en aquel lio?

Bueno, lio, lio no era, solo debía cumplir con parte de su obligaciones, pero… vaya, ¿por qué él? El tigre temía tanto irse tan lejos del mercado que el estar ahí le tenía con los nervios de punta, alerta y a la defensiva de todo lo que pasaba a su alrededor. Cada movimiento y sonido que pudiese percibir era eficazmente detectado por sus sentidos, lo que sólo lo ponía más paranoico de lo que ya estaba al llegar al puerto. Y para ser totalmente honestos, ya era bastante.

Para agregar otros pequeños grandes detalles a aquella odisea en la que estaba metido, además las brisas marinas traían aromas tan diversos que le hacían picar la nariz. ¡Ugh! ¡Qué molesto era! ¡Y hediondo! De tanto sobarse de seguro terminaría haciéndose sangrar, pero no tenía de otra. Debía aguantar… aguantar. Cosa difícil para el pequeño aquí presente.

Las cargas parecían estar algo demoradas, sintiendo que ya había esperado más minutos de los que se suponía. ¿En qué podría ocupar aquel tiempo muerto? Era una buena pregunta, una que parecía carecer de una respuesta satisfactoria para el felino.

Sólo quería volver a casa, descansar, quedarse acostado y eliminar el frío que ahora recorría su cuerpo casi en su totalidad. Esperaba acostumbrarse de una buena vez al clima de la isla, el cual sentía que conspiraba en su contra día a día. ¿Sería demasiado lo que se tendría que llevar hasta el centro de comercio? Cabía la posibilidad. De ser así, ¿recibiría la ayuda necesaria? Ojala. ¿Tendría que entablar triviales conversaciones? Esperaba a que no. Era tan incómodo tratar de hablar con los demás, sobre todo si ellos querían recibir más de una respuesta monosílaba de su parte.

Sí, Liroye no se caracterizaba por saber relacionarse con terceros, y parecía ser que tampoco le ponía mucho empeño al asunto, no obstante eso se alejaba de la realidad y de lo que en su mente ocurría en aquellas situaciones; Lo intentaba, quería intentarlo, sólo que no sabía bien cómo lograrlo.

La intención es lo que cuenta, ¿verdad?

Oh, no, ya estaba nervioso. No se notaría en su lenguaje corporal, o al menos no a simple vista, pero lo estaba. Por dentro, las ansias lo carcomían. ¿Qué pasaba si algo malo sucedía… otra vez?
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Mensaje por Lýkai Lun Nov 28, 2016 3:25 pm

La joven de hebras castañas estaba, quizás, de un ligero mal humor. Acababa de tener una acalorada discusión con el capitán de la embarcación que debía tomar, todo porque, al parecer, la salida del barco iba a retrasarse hasta el anochecer. No sabía la razón detrás de tal decisión, sólo que ya había sido tomada y que, por desgracia, no había nada que ella pudiera hacer al respecto. Aquello le molestaba, no porque fuera alguien impaciente, sino porque deseaba llegar a Roar cuanto antes para poder reunirse con Noam.

En el pasado ya había tenido algún que otro problema con algunas embarcaciones, no obstante, la mayoría solían deberse a que pocos estaban dispuestos a aceptar llevar a Dima sin atarlo. La joven castaña se negaba rotundamente a mantener a su hermano atado durante toda una travesía en barco, sobretodo porque la misma podría llegar a durar meses. No era un perro, era un lobo y estos son seres libres, no mascotas a las que puedas tratar como algunos Karr tratan a sus esclavos. Sí bien era cierto que su lobo era de unas proporciones cuanto más intimidantes, también se debía tener en cuenta que poseía prácticamente un intelecto humano. Sabía diferenciar el bien y el mal, lo que podía y no podía hacer. Pero claro ¿Quien le creería? Era solo una salvaje que apenas hacía un par de años que hablaba de forma decente y entendible; allí no tenía ni voz ni voto.

Sin más se dejó caer en el suelo, mirando al cielo; el sol picaba fuerte esa mañana. Dima se tumbó a su lado y, antes de darse cuenta, acabó cayendo dormida. Al lado de su hermano podía estar segura de que no corría ningún peligro, incluso estando en uno de los estados más “indefensos” en los que uno puede encontrarse. Pasaron las horas, hasta que, finalmente, en cierto punto empezó a despertarse. Era una persona activa, de por sí no solía dormir demasiadas horas seguidas, nunca, siquiera por las noches. Se estiró con cuidado, arrufando la nariz, levemente distraída- Ah, conozco este olor. -Susurró, mientras miraba a su alrededor, en busca de su procedencia.
Fue entonces, a lo lejos, cuando se percató de la presencia de aquel hombre. Lo conoció hacía ya unos meses y desde entonces se habían encontrado un par de veces de forma casual, no obstante, debía decir, era sólo conocidos, nada más.

Alzó una de sus manos y la sacudió, enérgicamente- ¡Liroye, cuanto tiempo! -hacía cerca de un mes que no se veían. Hasta el anochecer no tenía nada que hacer así que ¿Que mal podría hacerle pasar el rato hablando con él?
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Mensaje por Liroye Lun Dic 12, 2016 8:11 pm

¿Hacía más frío ahora que cuando llegó? Hm, no lo podía recordar bien pero con un ventarrón repentino sintió escalofríos recorrerle por completo. Odiaba eso. Odiaba estar ahí. Quería volver a su puesto.

Pero, ¡esperen! No porque fuese algo que disfrutase, que ver tanta gente ir y venir entre tanto barullo en el comercio le ponía los nervios de punta (era una de las variadas cosas que le ponían en ése estado, siendo honestos), sino porque, pues, era mejor enfrentarse a un mal ya conocido que uno nuevo. ¿Muy fatalista su visión? Sí, en efecto, lo era, pero proviniendo de Liroye era casi que entendible.

Por suerte las brisas se calmaban y podía sentir una temperatura ambiente algo más agradable y soportable, moviéndose un tanto para no congelarse en el sitio donde estaba parado. ¿Dónde andaría la embarcación que debía recibir? ¿Acaso le dejarían plantado allí? Cuantos más segundos transcurrían, más lo pensaba.

Era un felino bastante paranoico, de eso no se podía dudar.

Como no veía nada en el horizonte bajó su vista al suelo y, más específicamente, a la tierra que cubría un poco su calzado. Era un espectáculo bastante fascinante, al parecer, el ver como pequeñas partículas de polvo y tierra se movían y rebotaban en sus zapatos para seguir rodando por el piso. Un evento peculiar, y mundano, pero que cautivó los sentidos de Liroye por un rato…. Hasta que.

- ¡Mh! –sobresaltado, asustado. Creyó que había captado la atención de personas indeseadas que… ¿conocían su nombre?- ¿Eh? –y volteó buscando la fuente de ese repentino llamado, y vio a una chica que se le hacía familiar. ¿De dónde…?

Alzó su mentón un poco, sólo un poco, y olfateó el aire hacia la dirección de esa muchacha ruidosa, y oh… oh. Ese aroma lo conocía.

- Lýkai. –mencionó antes de acercársele lentamente, sin antes cerciorarse de que la embarcación no estuviese arribando ya.- Hola. Mucho tiempo, sí. –siempre tan hablador él. Pasaron un par de segundos antes de que volviese a abrir la boca.- ¿Qué tal estas? Creí que… habías viajado. –tal vez lo escuchó por ahí, en rumores, que aquella joven se fue a otro territorio.

Le causó gran curiosidad verla allí, en el puerto, y no sólo por aquellos murmullos que alcanzó a escuchar en alguna que otra oportunidad en el mercado, sino que… pues… era el puerto.
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Mensaje por Lýkai Miér Dic 28, 2016 8:25 am

Observó al ajeno atentamente; parecía nervioso e incómodo, algo que no era inusual en él, por lo que había podido descubrir en el poco tiempo que llevaba conociéndolo. Sonrió levemente y le tocó el hombro con cuidado- ¿Prefieres que nos movamos a una zona menos transitada? Aquí hay mucho ruido. -Propuso, más que nada para la comodidad del ajeno. Para ella las multitudes no suponían ningún problema. Si bien era cierto que a veces era problemático por las miradas que la gente le propinaba a Dima, usualmente en aquel puerto no solía tener problemas similares.

Su amado lobo estaba a su lado, sentado de forma fiel y dócil. Era enorme, pero cualquiera que lo viera podría saber que estaba "adiestrado" y que no suponía ningún peligro- Si vamos allá estaremos más aislados y podremos ver con más claridad la llegada y salida de las embarcaciones -Señaló en dirección opuesta hacia donde él estaba mirando- Estás esperando algo ¿no? -Lo daba por hecho, dado que, como ella, el joven castaño era comerciante. Ella era más del tipo que vive viajando de un lado para otro y, por lo poco que sabía, él era todo lo contrario. A veces se preguntaba si la razón por la que le era dificil permanecer quieta era por la ausencia de una manada. Necesitaba mantenerse en movimiento, ir de un lugar a otro, sin quedarse nunca mucho tiempo en ningún lugar. Lo cierto era que los años que pasó viviendo en Kugg y sin la oportunidad de salir de allí se le hicieron agobiantes, quizás también porque, después de todo, era una niña con la única compañía de un cachorro. Vivió allí casi tres años en soledad, hasta que, finalmente, a los trece años hizo su primer contacto físico con otro ser "humano". Aquello había sido únicamente por su terquedad, pues no habían sido pocas las personas que habían hecho el intento de comunicarse con ella, de establecer una mínima relación.

Sonrió ante aquel pensamiento. En ese entonces era una niña triste y abatida, arisca, incapaz de confiar en nadie. Y allí estaba ahora, entablando conversación con un joven al que apenas conocía. Lo guió hasta la zona que le había mencionado, donde ciertamente había una cantidad de gente considerablemente baja, teniendo en cuenta que se encontraban en un puerto de comerciantes. Se sentó encima de unas cajas de madera y observó como Dima se tumbaba, dispuesto a dormirse un rato- Sobre lo que has mencionado antes -Acomodó la piel de Lyd encima de su regazo- Tenía que haber viajado hace un mes, en realidad, pero no logré ponerme en contacto con el mercenario al que tenía que contratar. -Apretó los labios con un leve deje de preocupación- Esta noche tomaré una embarcación hacia Roar, espero poder encontrarlo allí. -Acabó de explicar. Inspiró profundo y sonrió, intentando obviar su angustia- ¿Que me dices de ti? ¿Que negocios te traen aquí? -Preguntó, levemente curiosa.
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Mensaje por Liroye Miér Feb 08, 2017 7:38 pm

Trataba de ignorarlo, con todas sus fuerzas, pero sí, Lýkai tenía razón; había más gente de la que le gustaría encontrarse. Esa era una, una, de las razones tras su incomodidad al tan sólo pensar que debía acercarse al puerto, sin mencionar la hediondez y poca salubridad que podía haber de vez en vez. Era todo muy malo para él y su pobre y fácilmente perturbable corazón. Hacía muecas leves cuando se les acercaba alguien más, y otros comerciantes al igual que ellos pasaban cerca con mil y unas cosas en carretas y sobre sus hombros. Ugh, ese olor a sudoración se sumaba a la lista de tantos contras.- Mh, sí. –aceptando pues, que era mejor si se apartaban de todo ese sonido y tanta cosa negativa… ante la perspectiva del minino, claro.

Siguió a la loba y su… lobo, viéndolo con curiosidad pero siempre manteniendo la respectiva distancia que se merecía un animal así de grane. En ocasiones la daba la impresión de que crecía de un día a otro de forma descomunal, ¡lo veía tan enorme a veces! Le daba miedo acercársele mucho porque, aunque algo en su cabecita le decía que nada malo iba a pasar porque no era una amenaza para él o Lý, en un momento cualquiera podía ser devorado de un solo bocado. ¡Qué horrible pensamiento! Pero su paranoia no conocía límites.


En ese sitio más apartado, inspiró, y exhaló. Si, era mejor ahí.- Fue buena idea. Está tranquilo. –ni tanto, claro, pero comparado a antes no había donde perderse.- ¿Estás aquí también para recibir un cargamento? –le dio curiosidad, pensando posiblemente de forma errónea pues solo Lir iría hasta ahí por mera obligación. Fue una verdadera batalla campal en su mente cuando le dijeron que tenía que hacer, si o si, porque era un cargamento importante para el comercio y, pues, era parte de su trabajo.

No se negaría, aunque lo quisiera hacer con todas sus fuerzas, sabiendo que era su deber acatar y obedecer, al ser parte de su trabajo como comerciante.

No le gustaba, no señor, pero no quedaba de otra.

- ¿Roar? –repitió con algo de sorpresa, aunque por supuesto su rostro no le dejó ver. Tal vez sus ojos si.- Es un viaje largo… ¿debes ir? –cosa que debía preguntarle, porque de no ser así podría quedarse allí, en Kugg, cómoda y a gusto y sin tener que arriesgarse de esa manera gratuitamente.- ¿Por qué… te debes juntar con un mercenario? ¿Pasa algo? –le daba cierto temor hacer tal pregunta, sintiendo que se metía demasiado en un asunto que no le incumbía y que, además, podía meterlo en problemas.

Esperaba que ninguna de esas opciones fuese la correcta, que no quería sentirse un estorbo para la loba, ni su acompañante, ni aquel mercenario mencionado que aunque no lo conocía y tal vez nunca lo haría de seguro era como muchos más; de temer.

- Yo… -comenzó, y volteó hacia la costa de inmediato- debo esperar un cargamento nuevo para el mercado. Hm, no quería venir, pero me obligaron a hacerlo. –y bajó la mirada cual cachorro regañado. De no ser tan sumisito y cobarde habría negado la orden para quedarse en su puesto (“su”, que sólo ayudaba a otros) pero no pudo, que eso significaría entrar en discusiones, y confrontaciones, y debates que de seguro perdería. Acató, sin quedarle de otra.- Me ayudarán a llevar todo cuando desembarquen. Debo asegurarme que todo esté bien, y en orden, que no falte nada o que haya algo en mal estado. –cosa que hacía bien, al ser tan dedicado y detallista con cada objeto que tenía bajo su poder. Una de sus cualidades que aplacaba sus tantos defectos y falencias.
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Mensaje por Lýkai Lun Mar 13, 2017 10:58 am

Observó al contrario, que parecía... ¿nervioso? ¿preocupado, quizás? Lýkai no era muy buena leyendo emociones. No obstante, sonrió y posó una mano en su hombro- Tranquilo, no es nada peligroso -Bueno, no era completamente cierto, pero no necesitaba preocuparlo porque sí- Hay una familia en Torava que necesita los servicios de un mercenario, al parecer hay un tipo sospechoso acechándolos y quieren que acabe. Sin embargo, aún no ha intentado hacerles ningún daño ¡Así que no es nada peligroso! -Bien... quizás no sabana totalmente convincente, pero como mínimo lo intentaba, estaba claro.

Escuchar que lo obligaron a ir no le resultó una sorpresa en lo más mínimo. Aquellos que conocían al felino, aunque fuera sólo un poco, sabían que no gustaba de viajar, menos de ir a lugares concurridos- Ohh, ya veo... -Le acarició la cabeza, aunque probablemente ella era menor en edad que él- ¡Ánimo Liro! Pronto recibirás el cargamento y podrás volver a casa~ -Le sonrió con entusiasmo. Debía reconocer que se le hacía particularmente fácil hablar con él. Quizás porque era una persona tranquila, quien sabe, pero era... tan simple llevar una conversación amena y tranquila con Liroye. Es cierto que quizás a veces parecía algo incómodo, más ella no lo percibía como algo negativo, sino como un instinto de defensa, una forma de mantenerse a salvo. Era la única respuesta a la que podía llegar, aún sin pensarlo demasiado, porque al fin y al cabo, ella había sido asi antaño. Bien, es cierto, ella más que tranquila y distante era arisca y ruda, pero al cabo, desde su punto de vista, ambos comportamientos eran un mecanismo de defensa hacia el mundo exterior, hacia todo aquello que pudiera suponer un mal para ellos. Ella hacía ya unos años que había conseguido superarlo pero... No podía evitar preguntarse sí, del mismo modo en que ella lo había conseguido, el joven que con el que se encontraba en ese momento también lograría hacerlo.

Oh ¡Cierto! Sobre aquello que hablamos la última ve- -
Estaba a punto de decir algo hasta que su estómago, de forma caprichosa y notablemente sonora la interrumpió, recordándole que no había comido nada desde esa misma mañana- Ups... -Susurró, riendo luego- Creo que estoy algo hambrienta... ¿Has comido ya, Liroye? -Cuestionó, mientras miraba a su alrededor. Era la zona portuaria, por lo que había un gran mercado dispuesto para los viajeros que llegaban y se iban. Observó con su aguda vista algunas de las tiendas más cercanas, para ver si había algo que pudieran comer y por fortuna, detectó una parada que estaba cerca- ¡Bien, vayamos allá! Creo que no hay mucha gente y el ángulo no cambia demasiado... ¡podrás ver si llega tu embarcación o no! -Mencionó con entusiasmo, tomándolo de la mano y guiándolo, mientras su lobo los seguía por detrás.

Al llegar a la tienda se sentó en un taburete y le ofreció el otro a su acompañante- ¡Bienvenidos! -Dijo el hombre anciano que había al otro lado- Hacia tiempo que este pobre anciano no recibía clientes ¡Que alegría! -Se le notaba sumamente entusiasmado- ¿Que deseareis comer? Tengo platos con carnes, pescados, ah, también para herbívoros ¡Claro! -La joven rió, divertida- ¿En serio no viene nadie? ¡Pues es la tienda que desprende un olor más delicioso! -Comentó, mientras su lobo bostezaba- ¡Cuanto me alegra tu comentario muchacha! Pero como verás mi tienda se ve algo magullada por los años ¡A los jóvenes de hoy dia les gustan las cosas vistosas y elegantes! -Ciertamente, las tiendas más vistosas y elegantes eran las que estaban más llenas, pero entrar en una con tanto escándalo le parecía más incómodo que agradable, a decir verdad- No saben de lo que se pierden~ -Volvió a reír- Dima y yo querremos carne ¿Que hay de ti, Liro? -Cuestionó, volteando a ver al contrario, expectante.
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Mensaje por Liroye Jue Abr 20, 2017 1:59 pm

Oh. De eso se trataba… eso le dejaba algo más tranquilo. Un poco.- … Ya veo. -con pocas palabras en un principio, como era de esperarse.- Espero que todo se solucione, entonces. Sería malo enterarse de que las cosas terminaron por empeorar. –idea que le desagradaba, obviamente, y que le volvía a inquietar porque se imaginaba un horrendo cambio en el desenlace de los eventos. Pero no, no, no podía ni debía pensar de esa manera tan negativa, mucho menos tratándose del bienestar de terceros porque, bueno, tal vez influya en algo de una forma que no pudiese entender ni explicar del todo como tal vez no.

Mejor evitar que los problemas aumentasen más de la cuenta, que nadie se merecía sufrir tanto.

- Hm… -con una leve mueca y un leve tensar en su cuerpo cuando le tocó sin previo aviso. Eso sí, tenía un buen punto que no podía ignorar, que el tiempo no pasaba en vano y pronto podría volver a la comodidad de su hogar para huir del frío, y el viento, y el barullo de las demás embarcaciones y de quienes se paseaban a esa hora por el puerto. Ciertamente, no era mucha gente, pero para el tigre era la suficiente como para querer salirse de ahí lo más rápido y pronto posible.

Algo así le sucedía ahora, y lo peor era que no podía huir ni escabullirse hasta cumplir con su trabajo, pues Liroye era ciertamente muchas cosas; cobarde, temeroso, antisocial, pero irresponsable no era una de ellas.

Iba a alzar su voz una vez más, hasta que el estómago de Lýkai se le adelantó.- … Oh. –y se le quedó viendo, justo en aquella parte, como si vigilara atento a ver si lo volvía a hacer, manifestándose cual tercera… no, cuarta parte en aquella conversación, si contaban a Dima como la tercera parte.- Amh... no, no mucho, la verdad. –Le obligaron a irse antes de que lo pensase más de la cuenta.- Pues… hm, bueno. –sin poder darle vueltas al asunto, siendo arrastrado casi en contra de su voluntad hasta un antiguo puesto de comida allí situado como muchos otros aparte. Era bastante conveniente e inteligente por parte de los dueños, sirviendo tanto para viajeros como para simples visitantes y personas que debían hacer trámites en el puerto… así como él. El aroma era sin dudar alguno atrayente, y logró que también su estómago se manifestara como lo había hecho el de la fémina anteriormente. Esos impulsos eran difíciles de acallar, menos para quienes poseían un instinto animal como, pues, ellos dos.

Así que no dio mucha pelea por aquel tacto inesperado y que le hacía encogerse sin evitarlo, aliviándose considerablemente cuando le soltó y le dio otra vez su respectivo espacio. El anciano dueño del puesto se veía muy emocionado por su llegada, cosa que no comprendía del todo. Era de esas reacciones que no lograba comprender totalmente.- Amh… -hasta que comenzó a hablar. Bueno, de ser así, ya era más entendible su felicidad, que los negocios podían ser a veces complicados de sacar a flote.

Oyendo los alimentos a disposición, sentía su estómago volver a alzar su voz pues sonaba delicioso, igual que el aroma de los mismos.- … Carne, también. –su preferida, por supuesto, no podíamos olvidar el gusto por esa comida al ser un felino grande. Aunque claro, era esperable dudar de ese hecho. Ya se le veía algo inquieto en su asiento, acomodándose varias veces en espera de la comida que le prometieron. ¿Tenía dinero, ahora que lo pensaba? Ah, sí, por suerte traía lo suficiente para darse aquel gusto. ¿Lýkai tendría? Pues, de no ser así de seguro no habría dado la idea de pedir algo… aun así.- ¿Tienes… para pagar? –sin verla y en un tono de voz más o menos bajo, como si no quisiera que el dueño oyese mientras ya comenzaba a preparar los trozos de carne, bien rojas y con aspecto muy apetitoso. Oh, debía pensar claro, no dejarse llevar por esa vocecita primitiva.

- Puedo prestarte un poco de dinero, o algo para pagar. Debo tener más por aquí. –revisando sus bolsillos y dejando de lado lo que correspondía a su parte del pedido. En su chaqueta, hm, encontró un par de monedas de bajo valor, y dentro de esta una más aceptable en aquel puesto, sin duda. Sacó lo que encontró y se lo extendió, no obstante y luego de pensarlo un poco mejor, antes de cometer un error, lo depositó sobre el mesón justo entre ambos platos. Así era mejor, según él; sin nada raro o sobrante de por medio.
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