White noise- Priv. Darek

No me gustaba demasiado salir de mi territorio... Pero era necesario, pues para algo era una mercenaria. Mi objetivo era la compra de una máscara de Kitsune antigua, para un coleccionista de Torava. Aunque yo, fuese de Karr, era totalmente de fiar, y gracias a eso, conseguía que mis clientes fuesen fijos... Los clientes que más dinero te daban eran todos aquellos que deseaban con ansia algún objeto, siempre estaban dispuestos incluso a sumar más cantidad de exos si ponías algún tipo de pega.

Me había costado un largo viaje llegar hasta la Isla del clan Kugg... Pero una vez ahí, pronto pude activarme para encontrar aquello que necesitaba. Corretee por las zonas lo más rápido que pude, sin pararme a divisar demasiado aquellas tiendas o mercados que no eran interesantes... Aquella máscara debía tener algún tipo de aura mística... Casi podía sentir como me llamaba. Fue entonces cuando me paré en seco delante de un estante... Había algo que... Lloraba. No debía entretenerme demasiado con ese tipo de cosas... Pero siempre había tenido ese sentido desarrollado; un extraño sentido que me dejaba escuchar más haya de lo que se podía oír o simplemente ver.
Observe atentamente el puesto... Estaba lleno de joyas, pero ninguna de ellas me parecía realmente valiosa, aunque todas olían a mi tierra.

Miré al hombre que las vendía, aunque él no podía ver realmente mis ojos y sonreí... Él llevaba algo encima que llevaba un rato colapsando con mis pensamientos y sentimientos. Ya que estaba allí, que menos que preguntar -Disculpe... Estoy buscando una tienda o puesto donde venden máscaras antiguas- aun sentía cierta tristeza frente a ese hombre... Es como si llevase una pesada carga sobre sus hombros... Aunque claro, podría estar totalmente equivocada, ya que no podía saber a ciencia cierta que aquello que escuchaba era real... Estaba acostumbrada a oír las auras de las cosas, o simplemente notarlas, de tal manera que se me hacía mucho más fácil conseguir lo que buscaba... Pero aquello era distinto. Incliné mi cabeza, ya que no obtuve respuesta -Perdone... Quizás no me ha escuchado bien- me acerque un poco más -Estoy buscando una tienda o puesto donde venden máscaras antiguas... ¿Ha visto algo similar por aquí?-.

Llevaba demasiados meses de viaje y, por lo tanto, mucho dinero gastado. Me empezaba a ver en la necesidad de pedirle dinero a Ephraim... y no era algo para nada recomendable. Aquel capullo simplemente me lo restregaría de por vida, así que, ante la elección de matarlo o buscarme la vida, no me quedó otra que buscarme la vida. Estuve mirando entre mis mochilas, capas y demás, recordando cada uno de mis viajes. Recordando a aquella joven meretriz de Karr, recordando a mis víctimas. Recordándola a ella. Encontré ciertas joyas e incluso algunas ropas caras de Karr. Nada que la gente suela querer... salvo los más raros. Las metí todas en una tela que usaría a modo de saco y me dirigí a primera hora de la mañana a los mercados... con la esperanza de que quedase algún sitio libre para improvisar un puesto joyero.

Al llegar, suerte la mía, estaba todo casi vacío. Dispuse cajas de distintos tamaños como mesas e improvisé un toldo con cuatro postes de madera y la tela cortada del saco, que también me sirvió para elaborar un pequeño mantel donde situaba todas las piezas. Las horas pasaron y la cantidad de dinero ingresada aumentaba mientras que las piezas (con precios totalmente aleatorios) disminuían. Algunos reaccionaban al verme y me preguntaban, era de agradecer un poco de charla a las doce de la tarde con el sol fustigandome la nuca. Otros, también conocidos, me compraban las piezas como devolución de aquellos sangrientos encargos que de vez en cuando me mandaban. Los últimos y mayoritarios simplemente pasaban de largo al verme a mi y a mis baratijas.

Parecía un día normal de comercio, un día aburrido, como siempre. Sin embargo, hubo una presencia que me anonadó. Era una chica con el pelo blanco y una venda negra en los ojos, corría de un lado a otro, e incluso pasó dos veces por el mismo sitio sin apenas percatarse. Sus vestimentas eran oscuras y extrañamente atractivas. Era incapaz de deducir su procedencia, la cual di por Kugg solo por no darle muchas vueltas a la cabeza. Suspiré y miré al cielo, el sol se estaba poniendo y yo no tenía más que hacer en estas calles. Guardaba mis joyas en el nuevo saco (formado por una de las telas escindidas) cuando de repente me encontré con aquella mujer ante mí."Disculpe... Estoy buscando una tienda o puesto donde venden máscaras antiguas" Suspiré, molesto ante su llegada y seguí recogiendo mis cosas. Esperaba que la muchacha captase la indirecta, pero no fue el caso. Insistió. -Perdone, hemos cerrado. - Ni si quiera había atendido demasiado a su petición. "¿Máscaras? Posiblemente en cualquier puesto vendan máscaras, ¿por qué no te molestas en buscar un poco?" Pensé. Recogí todo y la chica aun no se había movido. Irritado me eché el saco a la espalda y salí de aquel tenderete improvisado. -Las máscaras son muy vendidas en Kugg... muchos la necesitan para ocultar su identidad en los clanes de los que han sido exiliados. - La miré directamente. Aunque sus ojos estaban tapados por aquella venda y parcialmente por su pelo me seguía con la cabeza, como si realmente supiese dónde estoy. Era bastante escalofriante. -Aunque supongo que ese no es su caso... puesto que ya tiene esa... venda. - Probablemente me habría colado, probablemente esa venda tenía una gran historia detrás, unos ojos que la contaban... pero en ese momento solo pensaba en quitarme a aquella desconocida de encima.