Barcos que van y vienen [Pv. Johanna Jordan]

Un barco pirata sale a navegar líbremente por los mares en busca de tesoros y barcos a los que saquear, ¿Para qué? No podía hablar por todos los piratas pero si hablaba de su barco era obviamente para llegar a algún puerto y pasarlo bomba, ¡¡DE FIESTA!! También había otras cosas que hacer claro, si el barco había recibido algún daño durante los viajes habría que repararlo antes de que fuera imposible de reparar, muchos años tenía ese barco y antes morir que dejar que se hundiera sin luchar, mientras fuese posible por muy remota que fuera la posibilidad iba a seguir arreglándolo. Y también habían más cosas que hacer, alguien se tenía que quedar en el barco vigilándolo, alguien tenía que ir a por víveres y todas esas cosas que son necesarias para viajar por el mar, no se vayan a morir todos de hambre y sed por tontos de no comprar lo necesario. Como en cada viaje antes de llegar a puerto se hacía un sorteo entre todos los tripulantes para ver a quién le tocaba cada tarea, puesto que los que no salían podían ir a divertirse a su gusto era mejor hacerlo de esa forma y no había queja sobre si siempre tocaba a los mismos hacer las tareas y el resto de fiesta. Se fue haciendo el sorteo como de costumbre y cada uno se desilusionó en cuanto escuchó su nombre, vamos, lo normal en una situación como esa y cuando ya solo quedaba una tarea por repartir, la de vigilar el barco hasta que todos regresaran... le tocó a Natalie.

Luego de patear un barril vacío con cierta frustración todos se fueron deseándole suerte, y otros mostrando "sus respetos" (lo que viene a ser "joder qué marrón") por haberle tocado la peor de las tareas encima, porque los demás al menos iban por ahí y veían gente y cosas que podrían comprar o algo. Ella se tendría que quedar en el barco todo el tiempo con la única compañía de una botella de Ron que no pensaba soltar ni loca, lo que le faltaba era estar sola y sobria. No se quedó EN el barco propiamente dicho aunque tampoco lo abandonó, lo que hizo fue sentarse junto a la pasarela de embarque (el tablón de mierda que se pone para subir y bajar, básicamente) en un barril mientras veía el tiempo pasar con la botella en la mano. -Vaya mierda... bueno, no siempre se puede tener suerte.- Dijo para ella misma dándole un buen trago a su botella porque no tenía nada mejor que hacer, esperar y vigilar que nadie se acercara más de la cuenta al barco, que otra cosa no pero su barco no se tocaba porque se liaba a mordiscos con todo lo que se le pusiera por delante. Al menos no tenía que preocuparse de que le empezara a llover encima, mojarse le daba un poco (mucho) igual así que si empezaba a llover o no ella estaba bien, no como cuando visitaba Karr en éstas épocas que llegaba acojonada de que empezara a llover y quedarse una semana encerrada esquivando la jodida lluvia.

Las cosas en Núren regularmente eran bastante tranquilas, riñas regulares entre las más jóvenes, competencias sanas, pero rara vez ocurría algo de verdad malo en la zona desde hace mucho tiempo. Caso contrario era en el puerto, donde llegaban afluentes constantes de otras regiones, era de los pocos lugares donde las habitantes del clan podían ver gente de otras culturas o clanes sin salir de la seguridad de su hogar. Todo venia con sus debidos problemas, pues el popurrí de gente, generaba ciertos roces, sobre todo entre los marineros que llegaban a las costas luego de varios días en alta mar. Peleas recurrentes se daban en las cantinas o los mercados, sobre todo en las cantinas, por el exceso de alcohol de la gente. Aun así el puerto era el mejor lugar que había para reabastecerse de recursos médicos, pues venían con frecuencia barcos Torava. Por ese motivo Johanna estaba ese día en el puerto.

Compraba varias cosas, desde comida como vegetales y frutas, hasta otras cosas para preparar medicina, como plantas y algunos utensilios traídos por los Torava. Todo bastante bien surtido, al punto que cuando ella salía de las distintas tiendas, se iba a apilando una cómica torre de cajas y bolsas, que parecerían ser bastante pesadas, pero para ella no le causaban el más mínimo problema. Aunque si le presentaba uno que otro problema esa hora del día, pues estaba todo lleno de gente en el mercado, así que ataja por el muelle con su pila de utensilios. Por un despiste, no ve bien por donde va y se tropieza con lo que creyó era una piedra. Se había equivocado, pues choco contra el barril que una viajera estaba usando de silla. A la médica casi se le caen las cosas, pero recupera rápidamente el equilibrio, mirando a su alrededor encontró una botella de ron en el suelo, justo al lado de una chica con una cicatriz en la cara – ¡Disculpa! – Dice mientras rápidamente coloca la pila de cosas en el suelo, y saca un pañuelo – ¡No te había visto! – Intenta acercar ese pañuelo al rostro de la chica para poder secarle el ron que le había caído en la cara.

Andaba mirando de un lado a otro buscando con que entretenerse, aun fuera mirando una pelea de borrachos estaría entretenida desde su puesto mientras ella también bebía, pero a parte de mucha gente yendo de allá para acá haciendo sus cosas y tal todo estaba bastante tranquilo, demasiado diría ella. Tampoco iba a provocar una pelea solo para su disfrute, por muy aburrida que estuviera no le parecía bien el estar jugando de esa forma con la gente, ella era más de bromear o decir chorradas tan grandes que probablemente acabarían por pensar que estaba loca al oírla. Bueno, quien no la conociera siempre podía decir que estaba muy borracha, que también podía ser, aunque quienes la conocían mejor ya sabían que era mejor que lo estuviera, siempre lo estaba y era muy tranquila cosa que no pasaba cuando dejaba de estarlo. Qué irónico ¿No? Pero muy poca gente sabía eso, la verdad es que apenas unos pocos tripulantes más cercanos a la capitana habían podido comprobarlo y no era algo que se fuera diciendo porque si, algunas cosas era mejor mantenerlas ocultas por el bien común. El caso es que entre tontería y tontería pensando en sus cosas se le fue la cabeza, se había despistado y había dejado de estar atenta a la gente (que tampoco había nada que mirar en ellos, así que no perdía nada) o a lo que pasaba por su alrededor, se quedó de hecho un poco embobada mirando a ninguna parte y de no haber sido por lo que pasó justo entonces seguramente ni habría reaccionado en un par de horas, si se le iba la cabeza se le iba de verdad y volvía cuando quería.

Lo que pasó concretamente fue que algo o alguien chocó contra ella, como estaba en babia ni se dio cuenta hasta que recibió el golpe claro pero lo peor no fue el choque ya que solo fue un accidente, lo peor es que se le cayó la botella al suelo y tristemente se rompió. La mujer que había chocado con ella se disculpó e incluso sacó un pañuelo para limpiarle porque le había salpicado con el golpe pero ella no reaccionó, se quedó mirando fijamente a la botella en el suelo por algunos largos segundos, hasta después de que hubiera acabado de limpiarle. Cuando ya por fin reaccionó un poco después, se bajó del barril, se quedó mirando a la botella y se tiró al suelo de rodillas frente al objeto roto mientras alzaba los puños al cielo y empezó a gritar. -¡NOOOOOOOOO! ¿¡Por qué tu y no yo!? ¡Aun eras muy joven, te quedaba más de la mitad de la vida! Aunque solo te fuera a durar unos minutos pero bueno... o sea, ¿¡Por qué!?- Demasiado drama le estaba echando a la botella ¿No? Bueno, es que no le gustaba tirar el alcohol y menos si se lo estaba bebiendo, era un compañero de viaje que le estaba... qué leches era una botella, anda que no tenía más y de hecho llevaba otra encima en ese momento pero primero tenía que montar el drama porque si no no quedaba tan bien.

La situación era bastante divertida para la Núren, pues se dio cuenta que la persona ahí, no estaba molesta en lo absoluto, sino que quizás estuviese muy apegada a un muy mal hábito, la ingesta de alcohol. Viendo que todo estaba en orden, Johanna solamente se ríe un poco, agachándose y terminando de pasarle el pañuelo por la cara – Ya ya, una chica tan linda no debería llorar por una bebida tan mala como esa – Le dice con una expresión inocente. Lo cierto es que, la chica se le notaba también en el olor que había bebido mucho, era posible que todo eso fuese obra de estar borracha. Johanna tras terminar de secarle la cara, camina hasta donde estaba la botella, recogiendo los pedazos y caminando hasta un cubo de basura cercano, seguidamente de sus cosas saca otra botella, pero de esta no se podía ver el contenido por lo oscuro de la propia botella – Ten, como compensación por romper la botella – El contenido era una botella de jugo de naranja, algo desde el punto de vista de la médica, algo bastante mejor que un montón de granos fermentados. Aunque había una pregunta, porque la chica estaba sentada junto a un barco, quizás fuese una navegante y que tuviese historias llenas de aventuras - ¿Venias en ese barco? – Pregunta con sus ojos brillando como estrellas - ¿Cómo es moverse por el mar? – Su expresión no cambiaba en lo absoluto, de verdad estaba muy interesada en saber.

Natalie siguió lloriqueando absurdamente por la "vida" de una botella de ron mientras que la chica con la que chocó trataba de consolarla por la pérdida aunque no ayudaba mucho que dijese que la bebida era mala, si estaba lloriqueando por ella por algo sería ¿No? Luego le dio una especie de botella que no conseguía reconoccer lo que era que había dentro, se levantó, la cogió y le echó un vistazo para luego probar un poco de lo que había dentro y poner cara rara luego de ello. -¡Qué raro sabe! Esto no tiene alcohol- Dijo con cierta decepción y la dejó sobre el barril en el que había estado sentada segundos atrás para luego sacar de vete tu a saber donde otra botella idéntica a la que se le había caído al suelo, beber dee ella y recuperar de inmediato la sonrisa estúpida que tenía en la cara todo el rato. Luego de eso escuchó la pregunta que le hizo ésta sobre el barco, echando un vistazo hacia donde estaba señalando aunque sabía perfectamente que se refería a su propio barco, volviendo la mirada a la mujer de nuevo sonriente. -Si claro, es que es mío.- Dijo con toda la tranquilidad del mundo como si no fuera la gran cosa, como si no fuera la gran cosa que era suyo porque al barco lo cuidaba casi como a un bebé, siempre revisándolo de arriba a abajo esperando que todo estuviera bien y si había algo mal no descansaba hasta arreglarlo y dejarlo como nuevo.

-¿Qué cómo es? Pues... es difícil de explicar, es genial, no lo cambiaría por nada del mundo pero si de verdad quieres saber lo que se siente te recomiendo que lo pruebes tu misma, nada de lo que te digan se puede comparar si quiera al sentimiento en sí.- ¿Se notaba lo muy orgullosa que estaba de navegar en su propio barco? No... que va... vamos, como bien dijo ella misma no lo cambiaría por nada del mundo, su vida estaba en el mar y prefería morir en él que vivir en tierra para siempre.

La Nuren le había entregado el jugo de naranja con bastante ilusión, pero verlo ser rechazado por otra botella del alcohol hizo que se le humedecieran los ojos, pero se le quedo observando más detenidamente mientras hablaba del barco. Parece que era una navegante de los mares y que adoraba mucho su navío, había escuchado que las travesías por el mar duraban meses, donde enfrentaban el clima, problemas con las provisiones y convivir mucho tiempo con los demás tripulantes. Miro a la marinera con más detenimiento, saltando a relucir unos detalles bastante llamativos – Seguro tienes muchos pretendientes en el barco, tu rostro es adorable y me han comentado que a los hombres les gustan las chicas con pechos grandes – Le dice con una risilla – Y tienes unos bastante grandes – Había una total inocencia en sus palabras, sin medir el contexto en el que podría entenderse lo que decía, pero así trabajaba su mente – Por eso debes mantenerte saludable, evitando beber alcohol, sino tu espalda podría empezar a resentirse por la falta de nutrición – Usaba su conocimiento medico para explicar su punto, pero no estaba del todo segura si la otra entendería el porqué de sus palabras.