Northern lights { Queen's ID }
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Northern lights { Queen's ID }
Que la esperanza se tiña de desesperación.
Que la belleza sea el campo arrasado por donde pasen mis pies.
Iris falleció en el momento en que el destino la llamó. A partir de ahí, la nueva demonio despertaba de su letargo, avecinándose. Todo el mundo en Karr cuenta que, una mujer, muñeca de porcelana, de cabello rubio como el mismísimo oro derretido, bailaba rizándose como si las almas arrebatadas se hubieran quedado atrapadas en una danza de curvaturas extrañas e hipnotizantes, sin movimiento a no ser que la bendición del aire meza su cascada.
Las voces hablan y vuelven a contar. Aquella extraña guerrera, cuyos oídos terceros identificaban como Reina, era esbelta. De 1'70m de estatura, mintiendo 0'5m más por el tacón de sus características botas de acero puro. Entonces, se rumorea que sí que hay una perfección. Una excepción. O eso cuentan los hombres, esclavos de Lujuria, o las mujeres presas de la envidia; Un cuerpo delgado, tonificado. Porque así era. La fémina poseía un cuerpo envidiable. Su rostro, refinado y femenino, se adornaba por unos grandes y feroces ojos amarillos; tan intensos como la mismísima piedra de zafiro; llenos a esas alturas de ambición y avaricia. De soberanía y poder. De desconsideración y egocentrismo. Eran la mismísima marea. Pero allí no acababa su encanto, una risueña nariz, pequeña y algo puntiaguda, descansaba algo más arriba de su pequeña boca. Ésta, de labios carnosos y carmesí, despertaba los miedos cuando se curvaban amenazadoramente. ¿Inocencia? Nunca. Pero los esquemas de esta mujer se romperían. Su cara bonita o su fría presencia no era lo que le abría las puertas de cada lugar al que iba.
Al final de su cuello delgado descansaba una espalda ancha; sin haber exagerado, hombros redondeados y brazos largos y torneados; ocultando una fuerza bruta que dejaría boquiabierto a más de un ignorante juzgador. Pero aquellas extremidades no podrían terminar de mejor manera que con unas manos de pianista innata. De largos y delgados dedos; daba la impresión de ser frágil. Tan incorruptible... Hasta que llegaron sus senos, bien alzados y de golosa talla media, sus caderas femeninas y anchas, su ombligo divertido y anfitrión de visitas obscenas. Pero, cuando creían los oyentes de leyendas que ya no había más, quedaban sus glúteos firmes, tanto como la carne de sus también torneados muslos. Y sus largas piernas, y sus pequeños pies, y cada perfecta uña cuidada.
Me pregunto como algo tan aterrador y angustioso puede despertar el énfasis en algunos hombres o súbditos; pues la tersa y pálida piel de ésta tirana no es regular. En aquella espalda que podría haber sido un lienzo de besos, alguien se adelantó y la marcó de por vida. Su espalda, marcada por horribles cicatrices que nacen desde sus costados hasta unos dos centímetros antes de su columna vertebral, recuerda al pelaje de un tigre. Algunos cuentan que fue por la batalla que se libró años atrás, contra el maligno rey ahora muerto y la “salvadora” de Karr.
No importan los peros,
Ni si quiera los sueños.
Pues yo bebo del manantial rojo de sus cuerpos.
La reina de Karr es una mujer perseverante, constante y diligente. Su sabiduría se basa en su experiencia en la guerra y cubre perfectamente el perfil de una buena e inteligente estratega. La paciencia es la madre de la ciencia, dicen, y siempre ha sido una buena virtud en la rubia. A pesar de todo, Iris sabe jugar bien sus cartas y aprovechar las oportunidades. Claro está que, si no se presentan, no le es ningún inconveniente provocar que sucedan. Mueve hilos como una viuda negra, tejiendo lentamente, considerándola una de las más venenosas manipuladoras. Todo lo que hace, sin importar la sutileza o la rudeza que utilice, tiene su toque elegante y magistral. Es alguien coqueta, digna y egocéntrica. Su seguridad se transforma en belleza pura, maquillando de natural sus atrocidades.
Radical y directa, no suele dar rodeos a no ser que esté planificando algo delicado. Le gusta utilizar sus dotes de actriz en todo momento, dramatizando las escenas y exagerándolas para que se inclinen a su favor. No tiene escrúpulos ni compasión por nada ni nadie. Su doble moralidad, la diferencia entre el bien y el mal, no se mide de ninguna forma racional. Lo que le molesta es desagradable, y lo que le ofrece algo positivo será bueno cueste lo que cueste. Obviamente, sus intereses hacen variar sus ideales y al ser alguien caprichosa e inconformista, dificultan la tarea de satisfacerla. Comer sin hambre y beber sin sed.
Si fuera alguien amable o de buen corazón todo giraría en 180º. No obstante, la dictadora es egoísta, cruel y feroz. Las ansias de pedir más y más la llevan a convertirse en un alma corrompida por la avaricia. Nunca nada es suficiente y desea abarcarlo todo con su presencia y poderío. Es una tirana y alguien impulsiva por mucho que luego filtre sus deseos y busque la manera más eficiente para beneficiarse. Utiliza a todos los que hay a su alrededor sin ser nunca alguien lean u honesta. Las mentiras son dulces promesas que atacan en la debilidad del ajeno. Juega con los sueños y las esperanzas, aquellos rasgos que, por ejemplo, hicieron padecer a su hermana. Ni si quiera tiene resentimientos por todo lo que ha hecho, hace y pretende hacer. Para sí, ella es una salvadora y todo el mundo debería estarle agradecida. Es tan soberbia que jamás será la culpable de algo. Aquellos que le fallen serán castigados con el desdén, la muerte y su eterno rencor. Su buena memoria solo la intoxica cada día más, alimentando su sed de venganza.
Por otro lado, hablamos de alguien vanidosa y coqueta. Le gusta estar arreglada en todo momento, siendo aseada día tras día con mimos y cuidados dignos de una reina. Impoluta y perfecta, se enerva cuando se le rompe una uña o algo similar. Parece mentira de una de las mejores guerreras del continente; pero es así. En sus intimidades no se transforma en algo completamente diferente, sino que desata la libido y su lujuria. Es una de las tantas cosas que Iris considera esencial en su existencia. Adora el sexo femenino aunque sólo sea por su físico y su lado más sexual. Son objetos que puede tomar cuando y como quiera. Siempre dominante y sádica, disfruta de imponer y marcar a sus presas. Es alguien posesiva y acentúa ese carácter rudo. Es alguien muy visual y retorcida.
Finalmente, se debe destacar sus arrebatos. En su estado más puro de locura y pérdida del razonamiento por rabia ardiente, Iris no se presta a razones ni a ataduras. Su ira es contundente y agresiva, olvidando su lado más humorístico y sarcástico que normalmente la acompaña. Se convierte en un animal salvaje y pobre aquel que sea la moneda de cambio. La reina de Karr vive sus emociones intensamente; y eso a veces no siempre es bueno.
Para que a cada minutero pueda atravesarle el alma
Que termine atormentado para los restos;
Y lo único que recuerde sea mi nombre.
En el sector rojo poca gente podía llegar a ser feliz. De hecho, ése sentimiento era efímero. Duraba lo que tardaban las monedas a esparcirse por el suelo, los orgasmos colisionar o el efecto de las drogas evaporarse. Tantas dosis reducidas de aquello tan ansiadas convertían a éste lugar un ciclo vicioso. Cada día el mismo cuento, la misma tragicomedia. Sin embargo, el tiempo era ajeno a los pecados. Toda la vida transcurría mejor o peor, independientemente de tu estatus, tus ambiciones o sueños. La realidad siempre golpeaba duro. E Ygritte no se dio cuenta hasta que, tumbada encima de unas mantas ásperas y polvorientas, dio a luz a dos preciosas gemelas. Esas niñas crecieron bajo el nombre de Iris y Angelina en recuerdo de las últimas meretrices que murieron a mano de un guerrero del temible monarca. Tías de los bebés y hermanas de una madre abandonada por aquel caballero de armadura brillante, calvicie en la coronilla y capital en el bolsillo. De eso se trataba el negocio, ¿verdad?
Las hermanas nunca compartieron los mismos puntos de vista en su infancia. Mientras que la más mayor veía aquel lugar un paraíso siempre y cuando pudiera refugiarse en los brazos de su utilizada y magullada madre, Iris estaba harta de encararse con los ebrios que terminaban esparcidos por el suelo, ahogados en sus propios vómitos, escudarse de manos atrevidas y tener que convencer a su madre que ella no sería buena para el negocio; que mejor vender el cuerpo de Angelina. Pues su hermana era tan inocente que creía que aquellos hombres eran amores correspondidos. Enamoradiza empedernida, luz solar y bondad en carne y hueso. Un caramelo para los visitantes. Iris no deseaba aquel estilo de vida y, esperanzada, soñaba con lugares altos donde pudiera ver a todos aquellos que herían su orgullo, que la despreciaban, y así poder vengarse. Todos aquellos hombres eran nombres que la rubia susurraba antes de dormirse. Y en sus sueños más profundos sólo corrían las cabezas.
El día más horrible de su vida fue cuando se convirtió oficialmente en mujer. Trató por todos los medios ocultar las gotas de sangre que se deslizaban por sus piernas a falta de ropa, fingir que se encontraba bien cuando el dolor le mordía la lumbar y las convulsiones en sus piernas. Pero nada es para siempre y cuando a ambas hermanas empezó a crecerles los pechos y a anchársele las caderas todo estuvo perdido. Ygritte no tardó en hacer que la voz corriese, asegurándose así poder recibir tanto dinero que no hiciese falta volver a trabajar en meses. La virginidad era algo que escaseaba en el sector rojo. La primera en caer fue Angelina, quien engañada brutalmente por Iris y su madre, fue encerrada en una habitación con varios hombres que lucharon por tomar su recompensa. Una propuesta que sin duda germinó la actual reina para que hubiera las mismas monedas en casa, sin ser ella víctima de aquel enfermizo mundo.
Sin embargo la codicia se apoderó de su progenitora, pues estaba seducida por las drogas más fuertes y caras. Corrompida por el oro que nunca pudo llegar a oler en su niñez, el deseo de no quedarse sin nada como antaño y el rencor de haber tenido que mantener a dos bocas desagradecidas, hizo que solo pudiera desear más, y más, y más.
Mientras que Angelina nunca volvió a sonreír por más que lo intentase, la locura y la ansiedad fueron apoderándose lentamente de la madre que aprendió a manipular incluso mejor que su otra hija. Iris, sintiéndose fuera de peligro, conoció a un chico que le empezó a desafiar. Un juego de niños donde encontró la pasión desenfrenada de la lucha. Aprendió a utilizar la espada como si hubiese nacido para ello, la lanza y las dagas. Con apenas 16 años el demonio ya era temido por los adolescentes y jóvenes del lugar, quienes a parte de desear su cuerpo soñaban con hacerle morder el suelo. Se buscó más enemigos que amistades. Y el tiempo se volcó en su contra.
¡Se arrepentirán!, lloraba mientras recogía los retales de sus ropas, la dignidad derretida y el dolor de la brutal paliza. Siempre con el ruido de las monedas esparcirse como eco, tan lejos y a la vez tan cerca.
Tras la muerte por sobredosis de su madre y el constante abuso a Angelina, Iris empezó a sentirse mejor. Había pasado más de dos años desde que la misma suerte que corrió su hermana le contagió. A penas quería admitir que recordaba aquella noche donde el placer se convirtió en miedo y horror, y las tantas más que le antecedieron. No recordaba cuando el odio y el rencor la reconcomieron, si quiera cuando empezó a golpear a su hermana, a obligarla y a ultrajarla. Ahora ella era la madam y se encargaba de que jóvenes idiotas acudieran a su casa, dándoles cobijo, comida y trabajo. Mientras tanto, la única afición de Iris era mejorar con sus preciadas armas. Defender su imperio de arena, pues cada vez que alguien se sobrepasaba con una de sus chicas su reputación descendía.
¿Por qué tuvo que asesinar a su hermana? Fue una pregunta que jamás pudo responderse. A penas recordaba el hombre que se atrevió a tocarla por confundirla con aquella sucia prostituta. Era incapaz de acordarse cómo la cólera se apoderó de su cuerpo y como, tras fingir amar de nuevo al único familiar que le quedaba, atravesó el pecho de aquella desagradecida. Que aquella alma bondadosa y desgraciada desapareciera de la faz de la tierra fue un contratiempo imperceptible. No se le hizo extraño en ningún momento y, aunque fuese difícil de creer, no le supuso ningún dolor emocional. Consideró, entonces, que estaba ligeramente más cerca de la libertad. Solo necesitaba salir del Sector Rojo de una vez. Y creyó que ya sabía cómo hacerlo.
Sola en el mundo por fin, accedió al voluntariado de guerreros en el coliseo de Karr. Quemó aquello que había sido su hogar, esperando que las cenizas se esparcieran con el viento y, sencillamente, desaparecieran para siempre. En su camino, abandonó a todos aquellos que le enseñaron a luchar; pagándoles con la muerte. No quería arriesgarse a que otro pupilo pudiese aprender todo lo que ella aprendió. Ya tenía suficientes adversarios. Los primeros meses fueron duros, una superación constante. ¿Una mujer que provenía del Sector Rojo, queriendo ganar a guerreros feroces que entrenaban desde que tenían uso de razón? ¡Eso era sencillamente un mal chiste! Sin embargo la rubia no se rendía y, combate tras combate, consiguió una buena reputación.
Perdió rápidamente la cuenta de vidas que había arrebatado en aquella arena. No importaba qué tan injusta fuese la pelea. Iris utilizaba la maña, la estrategia, la fuerza, la habilidad y la ira que la consumía para arrasar contra todos. Era obvio que tuvo que mentir varias veces, asegurándose de tener aliados que le cubrieran las espaldas para que, al final, ella pudiera aprovecharse de su confianza ciega. Nunca quería compartir las victorias, no deseaba otro nombre a su lado que pudiera hacerle sombra.
En su cumpleaños de veintiséis, a Iris le llegó una buena noticia. Había desempeñado un gran papel en el coliseo, ofreciendo entretenimiento, drama y diversión a Karr. Tanto, que hasta el más feroz de todos, el tirano monarca, quería hablar con ella a solas. Para ella, aquello sólo resultaba un paso de gigante hacia la cima. Orgullosa y despiadada, empezó a tramar cómo podía vencerle. Manipuló su propio miedo para saber cómo atacar. Y, por fin, aquél día llegó. La llevaron a la fortaleza, honrándola por orden del soberano, pues la demonio sabía que muchos de los allí presentes deseaban su muerte. Y era un sentimiento mutuo. Se instaló durante unos días en una gélida e incómoda habitación, encerrada en contra de su voluntad. Por mucho que golpease las puertas o se impacientara por conocer a aquel que le había llamado, nada sucedía. Pasó hambre y sed, privada de un baño donde lavarse o acceso a ropa limpia o que la protegiese del clima. A veces, cuando caía dormida en contra de su voluntad, soñaba que hombres entraban y la observaban. Como si le tomasen medidas. Eran pesadillas que la atormentaban y, al borde de la locura, por fin esas puertas se abrieron.
El monarca dejó muy claro con su presencia quién era la puta y quién el rey. Sus ropajes lujosos y su porte soberbio deslumbraban en comparación a la joven miserable. Iris intentó abalanzarse contra él, destriparlo y beber de su sangre. Pero nunca se dio cuenta de que estaba atada a la pared, con un collar que aferraba cadenas y le susurraban que era un perro atrapado. La impotencia se apoderó y el miedo nuevamente regresó a ser incontrolable en la futura reina. No había nada que hacer y, al oler la muerte tan cerca, su interior se aseguró de llenarse de sentimientos negativos. La rabia y el odio, motores indispensables en el funcionamiento de la muchacha. Quizá eran aquellas energías corrompidas lo que la mantenían con vida.
Cuatro años pasaron desde que el Sol se murió para Iris. No había luz en ningún lugar y los latigazos en su espalda le habían enseñado que debía obedecer. Al menos, si deseaba escapar algún día de aquel lugar y poder vengarse de aquel repugnante hombre. Lo que sucedió allí dentro durante tanto tiempo sería un secreto que la rubia mantendría hasta su tumba. Por el momento, decidió doblarse antes que partirse y juró lealtad a la corona, ofreciéndose como progenitora de un próximo rey y como guardiana de Karr. Una mercenaria que se dedicaría a ir por las tierras en busca de aquellos que traicionaban al soberano, dándoles caza y cumpliendo los deseos de aquel miserable.
Sin embargo, desde las sombras fue creando alianzas con aquellos guerreros que despreciaban tanto como ella al anterior rey. Fue rodeándose de fortaleza y fuerza, de un ejército secreto que le juraba apoyo. La confianza que Iris evocaba a esas almas no era más que la solución a su esclavitud. Tantos años siendo prisionera había aprendido los puntos más débiles de su agresor, de la fortaleza y de las ambiciones de quienes le rodeaban. Promesas, manipulaciones, amenazas y torturas fueron medios que la rubia tuvo que tomar para cumplir con su estrategia. La revolución estaba cerca con ella en cabeza y, el día de su trigésimo y un cumpleaños en Karr estalló la guerra civil.
La rebelión tomó ventaja rápidamente, arrasando aldeas para obtener suministro, oro y armas. Miles de inocentes se unieron a la causa para no quedarse en el medio, ni respaldar a un rey que nunca se preocupó por ellos. La esperanza iluminaba la guerra que se batió durante dos años y a pesar de que eran minoría, Iris consiguió escabullirse en la fortaleza y encontrarse de frente con aquel hombre desquiciado y enrocado.
Por fin Iris tuvo un combate que la honró como guerrera. El miedo y el rencor que sentía en aquel momento le dieron las fuerzas necesarias para esquivar los golpes del adversario, dándole certeros críticos cada vez que arremetía contra él. Fue una lucha extenuante que llegó al límite de la fémina, quien no se daría por vencida hasta que uno de los dos cayese inerte en el suelo, humillado y enterrado en el olvido para siempre. No obstante, Iris deseaba mantenerle en cautiverio para devolverle todo lo que hizo por ella, con creces. Ella sería generosa con él y le ofrecería el infierno, su propia medicina.
Al alba todos los jinetes y guerreros se pararon enfrente del castillo y pudieron observar cómo la nueva reina se abría paso desde el balcón principal. Herida y ensangrentada, débil y jadeante, llevaba en la cabeza una corona de oro blanco y, en una de sus manos, la cabeza del tirano. La lanzó con desprecio, dejando que los de abajo decidieran hacer con ella lo que quisieran. Gritó libertad.
V
Del Sector Rojo a ser la Reina de Karr había un gran camino que Iris recorrió con paciencia y con perseverancia, tomando medidas extremas y jugando bien sus cartas. Ya habían pasado diecinueve años desde que consiguió llegar a la fuerza al trono. A penas se acordaba de su vida pasada, cegada por el liderazgo, el poder y las Tierras. No tenía ningún interés en cuidar a los hombres que vivían en su reino. Eran carne de cañón, gente que le ayudaría cuando lo necesitaría, como antaño.
Fueron casi dos décadas pacíficas dentro de todo lo que era el territorio más peligroso del continente. El mundo le temía y respetaba y eso fue suficiente. Hasta entonces. Iris volvía a tener una nueva ambición. Movería cielo y tierra para conseguirlo. Y nadie, nunca, conseguiría derrotarla.
- Resumen para perezosos:
La progenitora era una prostituta del Sector Rojo, recién traía al mundo unas gemelas que se adueñaron del nombre de sus hermanas asesinadas; Angelina e Iris. Las dos crecieron en ese ambiente pudiente, siendo completamente diferentes en personalidad. Con el paso de los años, Iris tuvo que negociar con su madre para evitar entrar en el negocio, ofreciendo a su gemela como carnada.
Con dieciséis la madre murió por una inesperada sobredosis e Iris se hizo cargo del negocio y su hermana al tiempo que empezaba a aprender a pelear. Era maravillosamente buena con los combates y todo tipo de armas, encontrando así su pasión. Por otro lado, obligaba a las jóvenes y a Angelina a trabajar de meretrices para así poder vivir con cierta dignidad. Tuvo una temporada de oro hasta que la acosaron por confundirla con Angelina. Como castigo, la hirió de muerte; no podía permitirse que ese tipo de reputación cayera sobre su persona. Ni si quiera por error.
Tras quemar el lugar de su infancia, al cual nunca pudo llegar a llamar hogar, ingresó en el Coliseo de Karr con dieciocho para seguir aprendiendo el arte de la lucha. No había rival para Iris, ni si quiera con el transcurro de los años. Un día de gloria y honor, justo cuando cumplía veintiséis, le llegó una invitación del anterior rey; la invitaba al castillo para conocerla, pues estaba desesperado por conocer tal talentosa y virtuosa mujer. Cegada de soberbia y victoria, no se lo pensó ni dos veces.
Estuvo cuatro años encarcelada por el tirano, siendo ultrajada y torturada para aceptar ser un secuaz más, perder la oportunidad de hacerse una leyenda y convertirse simplemente en la mujer que diera a luz al sucesor del Rey. Tardó cuatro años en darse cuenta de que podía mentirle. Fingir que así seria, y atacar al enemigo por la espalda. Así pues, estuvo un año viajando por todo el reino. Mataba a quien tuviera el nombre en su lista, a veces aleatorio, por propio placer del Rey. A escondidas, sin embargo, Iris empezó la rebelión. Iba coordinando un ejército clandestino que se alzaría en una guerra civil por la libertad.
Y así fue. Iris dio un golpe de estado con todos aquellos engañados que la apoyaban. Con sus propias manos, en un largo y exhausto combate, terminó con el rey y se autoproclamó Reina de Karr. El territorio brindaba por ella y le deseaba suerte en el liderazgo, esperanzados de poder vivir aunque fuera un poco mejor. Y había mejora, pero no demasiada. Los siguientes diecinueve años fueron pacíficos, todo lo agradable que el pueblo karr había gozado.
Sin embargo, entre las sombras, Iris empezaba a aburrirse de tanta tranquilidad.
Habilidades
- Iris tiene un control amplio en la lucha, siendo capaz de utilizar cualquier tipo de arma. Entre ellas, tiene mejor mano con la guadaña, las lanzas enastadas y la espada larga a dos manos.
- Tiene muy buena puntería, tanto lanzando cosas como disparando con arco.
- En especial, el sentido más desarrollado de la rubia es el oído, pues fue el que más empleó cuando estuvo encarcelada, maniatada y con los ojos vendados.
- Mentir, engatusar y seducir son unas de sus mejores habilidades por su carisma y su credibilidad.
- La estrategia es fundamental para la Reina. Si no hubiese sido así, nunca hubiese llegado donde llegó.
- Iris tiene la suerte de tener una gran tolerancia al dolor, tanto física como mental. Por tanto, es dura de pelar.
- Gran memoria, arma de doble filo; pues solo alimenta su rencor.
Debilidades
- Lo odia y, bajo ningún concepto, no permite que le pregunten sobre su pasado. No le importa lo que arrastra, sino el futuro para crecer. Desterrar su historia es abrir la caja de Pandora; desatar su ira. Por tanto, ante tal descontrol, se puede considerar una debilidad.
- Se marea con facilidad en alta mar.
- La ambición y la avaricia. A veces, una buena oferta puede persuadirla.
- Las esclavas vírgenes y las meretrices.
- Los látigos; si un enemigo lo utiliza como arma sencillamente se bloquea durante unos instantes y le cuesta más reaccionar.
- Los lugares demasiado iluminados le dan dolor de cabeza.
- Las dagas. Aunque no se le dan nada mal, en comparación a las otras es nefasta. Se siente incómoda con ellas.
El alma del anterior rey de Karr otorga a Iris una furia desmedida que aumenta la fuerza y tenacidad de la rubia. La fémina no sentirá ningún tipo de dolor ni cansancio. Arremeterá golpes contra su objetivo. Al finalizar los ataques, Iris necesitará bajar la intensidad. Además, la personalidad de esta alma hace que la de la reina se vea afectada, volviéndose mucho más impulsiva y agresiva. Descontrolada y salvaje.
Duración de dos post: Primero y segundo para ejecutar, tres de enfriamiento.
1.- Falla, no se ejecuta la invocación.
2.- Falla, no se ejecuta la invocación.
3.- Falla, no se ejecuta la invocación.
4.- Hiere a su enemigo, 2 puntos de daño.
5.- Hiere a su enemigo, 4 puntos de daño.
6.- Hiere a su enemigo, 6 puntos de daño.
Poder 2.- The electric Wizard
El alma de un reconocido hechicero asesinado por Iris le otorga el poder de lanzar un rayo eléctrico, canalizado por las piedras mágicas que la reina lleva incrustadas en cada una de sus armas. Es un ataque de larga distancia de hasta 5 metros. No tiene dirección prestablecida, por tanto la fémina puede lanzarlo horizontal, vertical y diagonalmente. Iris debe estar estática mientras carga el ataque.
Duración de un post y dos de enfriamiento.
1.- Falla, no ejecuta la invocación.
2.-Falla, no ejecuta la invocación.
3.- Falla, el rayo se desvía.
4.- Hiere a su enemigo, 2 puntos de daño.
5.- Hiere a su enemigo, 2 puntos de daño.
6.- Hiere a su enemigo, 4 puntos de daño.
Poder 3.- Guardian angel
El alma de su hermana gemela sólo puede invocarla cuando tiene menos del 50% de la vida. Esta habilidad otorga a Iris la oportunidad de dar esquinazo a la muerte. En un seguido de 3 post, todo daño que realice le será devuelto a la mitad como curación, cerrando sus heridas y arreglando huesos rotos o rasgaduras musculares. No puede curar a nadie con esta habilidad ni salvarse de enfermedades o venenos.
No se puede ejecutar antes de la pérdida del 50% de la vida. Duración de 2 post. 3 post de enfriamiento si sigue con menos de la mitad. Enfriamiento ilimitado hasta que su vida vuelva a ser menor del 50%.
1.- Falla, no se ejecuta la invocación.
2.- Falla, no se ejecuta la invocación.
3.- Falla, no se ejecuta la invocación.
4.- Se cura el 30% del daño otorgado al enemigo.
5.- Se cura el 40% del daño otorgado al enemigo.
6.- Se cura el 50% del daño otorgado al enemigo.
Iris sabe llevar infinidad de armas, sin embargo tanto la guadaña como la espada de dos manos son las que más utiliza cuando debe combatir. Son sus preferidas y las que mejor se le dan. Nunca pueden faltar.
- Guadaña:
- Espada de dos manos:
Si debe defenderse con algo, lo hará con el mismo filo del arma.
Es indiscutible que Iris sea alguien coqueta y presumida. Es por eso que adora los cuidados. Gusta de vestirse elegante, perfumarse y arreglarse allá donde vaya. Por otro lado, no es ningún secreto su afán por la violencia y la guerra. No encuentra mayor placer que revolcarse en la oscuridad y planear estrategias militares. Además, siente una fuerte atracción por todo mineral, planta u otros objetos exclusivos de los demás clanes. De hecho, gusta de pedir casi lo imposible y no se reprime en obligar a que sus vasallos vayan a por ello. Las mujeres son su pérdida, del mismo modo que imponer su voz por encima del resto. ¿Llamar la atención y ser siempre la protagonista? Por supuesto.
Desde que llegó al trono otras de sus aficiones que la satisfacen son unos buenos libros y el silencio. Si tiene que escoger entre el frío o el calor, prefiere mil veces éste último. Torturar a la gente de su alrededor y humillarla es el pan de cada día, pero también desea la soledad en ciertas ocasiones. Aprecia las armas como si tuvieran alma propia, reservándoles un amplio salón como si fuera un templo de la disputa. No obstante, nada le puede hacer más feliz que ver cómo alguien se desmorona enfrente de ella y llora desconsoladamente. Le entra una cálida sensación de embriaguez, incluso le agrada más que los mejores licores del continente.
Detesta aquellos que vienen con negativas o se atreven a cuestionarla. Apenas puede entender a aquellos defensores de los animales o los esclavos; no encuentra su sentido, pues tienen su utilidad para la gente libre; servir. Le molesta aquello que se escapa de sus conocimientos, molestándola y despertando su curiosidad al instante. No le gusta llevar armas de corto alcance, la entorpecen para su gusto. En algo más personal e insignificante, odia tanto las mañanas como los martes. Simplemente es tirria.
Perder el tiempo y dejar que las horas pasen sin ser productivas la desesperan. El aburrimiento es uno de sus peores enemigos. Especialmente, siente un repudio hacia los Artae por la historia que cargan sobre sus hombros. Los valores que Iris tiene, como la dignidad y el honor, entre otras cosas, son fundamentales en un ser vivo. Aquel que no posea esas características debería estar muerto o encarcelado.Es una molestia el frío, los niños y las personas escandalosas. Solamente le explotan la paciencia. Sin embargo, lo que más odia es la timidez en las mujeres y la necesidad impulsiva y primaria de los hombres. Los entrometidos y curiosos serán mandados a la hoguera.
- Su signo zodiacal es piscis, a pesar de no compartir ningún rasgo psicológico que los describe.
- El collar con cadenas rotas que siempre lleva era parte del castigo que el antiguo rey le hacía llevar para demostrar su inferioridad. Hoy por hoy, no se lo quita para demostrar que pudo romper las ataduras y llegar donde llegó. Es un signo de superación, orgullo y fuerza.
- Iris es coqueta, por eso cada día se toma tiempo suficiente para su baño y cuidados personales.
- A pesar de tener un libido muy alto y ser bisexual, cuando mantiene relaciones sexuales con hombres nunca deja que haya penetración.
- No es un secreto que Iris no confíe en nadie. Aquellos que hacen sus recados solo saben lo que la Reina quiere que sepan.
- No sabía escribir ni leer, pero cuando llegó al trono fue lo primero que exigió aprender.
- Iris no ve la posibilidad de perder el trono jamás, hasta su muerte.
- Aunque sea una mujer de razones y resultados, a veces le gusta llamar a quienes juran ver el futuro.
- No cree en el amor, ni esa felicidad causada por la confianza y fe ciega hacia otra persona. Aunque suene a cliché, Iris nunca desarrolló esa faceta emocional.
- Es ambidiestra.
Tal vez tendré familia, lejos, cruzando el mar. Alguien quizá me pueda añorar...
© HARDROCK
Iris Raleigh
Re: Northern lights { Queen's ID }
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Lýkai
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Nurén es un lugar fresco en esta época del año, debido a tanta arboleda que hay, esta termina por refrescar el ambiente al igual que los lagos y ríos en la zona.
Suele estar de 22ºC - 26ºC toda la semana, y llueve una vez cada dos semana. En extrañas ocasiones, una vez por semana.
Euen también es un lugar fresco, debido a que también tiene una muy buena zona de arboleda, y por la distribución de las construcciones, de forma que el aire puede pasar sin ser detenido por nada.
Suele estar de 26ºC - 30ºC toda la semana, y llueve una vez cada dos semana. En extrañas ocasiones, una vez por semana.
Karr es un lugar extremadamente árido y seco, sin un solo árbol o planta que les cubra del desgarrante sol de verano, además de que la temperatura aumenta más debido a que la arena puede calentarse mucho.
Suele estar de 49ºC - 54ºC toda la semana, y nunca llueve.
Roar es una zona extremadamente seca, las plantas no abundan ni un poco, y a pesar de tener un lago, este no ayuda demasiado ya que viven cerca de un volcán.
Suele estar de 43ºC - 48ºC toda la semana, y nunca llueve.
Por el verano se han mudado a las montañas del norte, además de que estas están pegadas a Nurén, zona de arboleda frondosa. Es normal que este fresco, incluso frío.
Suele estar de 28ºC - 32ºC toda la semana, no obstante, entre más arriba subas, más frío será, pudiendo llegar hasta los 23ºC. Suele llover una vez por semana, como mínimo.
No es una zona tan verde como otras, además de que es un área bastante rocosa, lo cual deja al calor entrar con facilidad y permanecer en la zona. A pesar de que no es una zona tan caliente, sus temperaturas sí son algo elevadas.
Suele estar de 30ºC - 36ºC toda la semana. Normalmente llueve dos veces al mes.
Es un territorio muy extremista, por lo cual la temperatura cambia muy rápido. Un día puede estar haciendo mucho calor y al siguiente bastante frío, y lloviendo.
Lo más alto que puede llegar no pasa de los 35ºC, mientras que lo más bajo puede ser 18ºC. Además, puede llegar a llover en cualquier momento.
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