Daydreamer - Kurau.
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Daydreamer - Kurau.
Persephone
Re: Daydreamer - Kurau.
De una forma u otra, acabaría recostado sobre aquellas telas un tanto raídas, con la cabeza sobre su mano derecha y con una respiracion tranquila, apoyado sobre aquel colchon improvisado y una cabecera que no era mas que un cojín. Puede que a muchos les molestara aquello o les resultara incomodo pero el habia tenido el frio suelo para si tanto tiempo que cualquier cosa era mejor que un frio y duro tablon de madera que, despues de casi veinticinco años, poco le importaria. Su respiración era calmada, su cuerpo estaba suavemente inclinado hacia su izquierda para contemplar con atencion los rasgos delicados de aquella joven, sintiendo un sutil escalofrío recorrer su espina dorsal mientras las suaves palabras de Persephone inundaban su cabeza como el susurro de una amante entre las sábanas. -Uno de los mas impresionantes es el de Torava -a él mas que gustarle por aquella modernización le gustaba por como era el ambiente, como eran las vistas y los paisajes que tenia de fondo, preferia una montaña despejada que daba a una llanura mas que un frondoso bosque donde no podias distinguir nada a dos palmos de ti. -aunque creo que Euen te gustaria mucho mas. -aseguraria manteniendo su voz baja deleitandose con aquella expresion que tenian sus ojos. -Aunque quizas los mejores, en términos de personas sean los Artae, supongo que a pacifistas no les gana nadie. -no dudaba de que habria psicopatas y asesinos pero en un mundo donde una muerte suponian cientos de miles de dias perdidos en conjunto era muy peligroso intentarlo siquiera.
-A ninguno les agrada Karr -continuaría tras aquella orden que recibió, sabia como era ella y como la curiosidad se apoderaba de su hermoso cuerpo para pedir saber mas y si el podia satisfacerla, que menos que hacerlo -pero suelen recibir a todo el mundo con los brazos abiertos, al menos esos tres que te dije. Sus costumbres son bastante mas civilizadas, especialmente en Torava o en Artae, tener un coliseo y lanzar a las personas a que se maten para divertir a otras no les entraria en la cabeza. Ni a mi me entra. -especialmente habiendo vivido en la arena de combate sabia lo peligroso que era ese mundo, lo volatiles que eran las vidas de los que estaban alli en contra de su voluntad. El era un asesino pero no lo hacia para divertir a nadie, no lo hacia para intentar complacer a nadie, lo hacia porque siempre habia gente que merecía morir, fueran buenos o malos, pero lo hacia por decisión propia. -Pero saben hacer construcciones impresionaste, si vieras el castillo de Torava te sentirias muy pequeña, es inmenso y te hace creer que no tiene fin alguno. -él habia tanteado todos los clanes y sus territorios pero el unico que realmente se conocia al dedo era Karr, porque los demas los habia visto muy de pasada, siguiendo a un objetivo o yendo en busca de un contrato. E ir de turismo por placer no entraba en su agenda.
Sus palabras se apagaron al observar con mas cercania el rostro femenino, al sentir como elevaba su rostro con aquellos suaves dedos sus ojos de color marron oscuro, similares a la madera de los pocos arboles que crecian en Karr, chocaron un brillante mar. Entreabrio sus labios fugazmente para recibir un beso que no llegó y no pudo evitar respirar aquel aroma que el cuerpo de la demoníaca rubia desprendia como una fragancia muy atrayente. -No se donde está tu señora ahora -aseguraria pues sabía las verdaderas ganas. -pero cuando esté por aqui tendré una charla con ella. -con ello se referia a una verdadera negociación, podia matarla pero seguramente eso la meteria en problemas. -Podria secuestrarte y llevarte al lugar que mas ilusión te haga conocer -él no andaria falto de trabajo en ningun sitio porque siempre habia gente que quería que otra gente muriera. -pero no quiero que te castiguen por algo que yo hice. -y él no iba a dejar que le hicieran daño, y menos aún a él mismo. Extendio su diestra hacia el rostro ajeno, acariciando el perfil del mismo con el dorso de dos de sus dedos. -Pero sé que no serás una carga para mi cuando consiga que vengas, porque Persephone, vendrás conmigo, o mejor dicho, yo ire contigo a donde quieras ir. -le prometería, dibujando una suave sonrisa sobre su rostro, algo que no estaba acostumbrado a hacer pero que cone lla le salia tan natural como respirar.
Kurau
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Persephone
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La gente pensaba que las peleas en su mayoria eran a muerte, ¿pero crees que un esclavista dejaria perder dinero por una inversion al primer dia? Salvo que lo que quisiera era pelear por su libertad. Y habiendo vivido encerrado enaquellas instalaciones los ultimos tres meses antes de casi morir a manos de aquel hombre le hacia sentir nausas de rabia e ira a las que tantos años estuvo acostumbrado a ahogar en su interior. -Temo que de esa gente hay en todos lados. -porque las personas eran asi y necesitaban aprender la lección que él habia aprendido por las malas, que lo unico que te pertenece con suerte, es tu propio cuerpo. -No tiene ni punto de comparación, pero lo verás tu misma -le aseguraria, esbozando una sonrisa en aquel rostro antes de escuchar lo que probablemente hiciera. El nunca pensó en ella como una esclava aunque era innegable que ambos se podían hacer una idea de por lo que habia podido pasar el otro, Kurau imaginaba que ella no habria sufrido tanto como él pero lo que hacia aunque no dejara marca física en ella seguia siendo un castigo que no dudaba que no se merecía. -Todo el mundo tiene un precio y no le hará ascos a una buena oferta. -aquello casi era ironico pero si servía de algo no estaba pagando por Persephone, sino por su libertad, al menos unos cuantos días.
Al sentir aquel susurro suave de su voz las toscas manos del arquero pararon en la cintura de la rubia, siendo incapaz de no contestar aquella frase con cierta juguetoneria incluso en su tono de voz. -¿Segura que quierres arriesgarte? -diría tragando saliva suavemente. -Se me da muy bien secuestrar, podria dedicarme a eso profesionalmente. -advertiría con una falsa seriedad. Nego con la mirada ante sus palabras, quizás el no era un hombre de paz y nunca lo sería. Pero no pensaba hacerle daño a una persona que tanto apreciaba. -La convenceré, he negociado con personas bastante peores. -claro que para cambiar de opinion una flecha en la cabeza era un buen estimulante, y si tenia que amenazarla de muerte para que entendiera que ella no iba a interponerse entre lo que quería y él lo haria sin ningun tipo de reparo, se suponia que ella habia sido como Persephone en algun momento y si era capaz de castigar a los suyos, él, como un angel caído haría lo que nadie hacia por ellas. O por Persephone al menos, no iba a cambiar el mundo, pero se aseguraria de cambiar el mundo de aquella rubia. Apoyó su frente contra la ajena, acariciando la pequeña nariz de la joven antes de respirar aquel aroma que desprendia como un perfume demasiatro atrayente como para resistirlo, deposito un lento beso contra sus labios, separandolos suavemente y dejando paso a su lengua, buscando la pequeña y traviesa que tenía, saboreando cada instante mientras sus yemas acariciaban con mas detenimiento el vientre femenino. -Pero no te preocupes, no dejaré que te hagan daño por mi culpa.
En cuanto habló de aquel monstruo marino supo lo que realmente le gustaban todas aquellas historias, entendía el porque, simpre encerrada en un sitio tus ganas y sed de curiosidad se volvian mas fuertes con cada pequeño estimulo que pudiera llegarte. Durante sus mas de veinte años de esclavo habia pasado por esa fase pero en su caso particular seguir pensando que vería muno y que dejaria de tener alguna vez esas cadenas que lo esposaban en una mugrienta celda era pedir demasiado para alguien que no tenia nada. -Nunca lo he visto, personalmente, pero si que he escuchado de gente que lo ha oido en mitad de la noche, y por como lo describen tiene que ser inmenso porque escuché que podia levantar una gran marea en plena bajamar. -el deducía que rondaria los cuarenta metros como poco, aunque le echaba al menos una centena si con solo su voz podía levantar un oleaje tan itenso, quizas de haber podido transformarse lo hubiera buscado. Se dejó llevar por aquellas caricias, aquellos besos, y finalmente asintió con el rostro mientras su dedo corazón se deslizaba por su columna vertebral, siseando como aquella gran serpiente. -Creo que si fuera agresivo no tendria problema en atacar a la gente y a los barcos, pero habrá que buscarle algo de comida, por si convencemos al pequeño de que venga. -llevo su zurda al rostro ajeno, apartando unos cuantos cabellos dorados que le impedían ver aquellos ojos, y la miró durante unos segundos, acariciando con el dorso de su pulgar el perfil de su rostro. -Si se te da bien dibujar podrias hacerle un retrato.
Kurau
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Persephone
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Pero un beso podia arreglar muchas cosas, podía desde hacer olvidar una afrenta a sellar una promesa, y en su caso tambien podia servir para estar un poco mas unido a ella. Le gustaba besarla, ¿a quien no le gustaba sentir unos blandos y mullidos labios contra los propios? O sentir como el calor de la boca ajena inundaba la propia, como ambas lenguas danzaban de forma suave, calmada pero intensa mientras su saliva se iba entrelazando y formando un nectar intimo y cálido. -Añadire una propina por el beso si te sienta mejor. -el entendia que ella no estaba acostumbrada a eso pero tampoco sabia cuantas personas le pagaban lo que él le pagaba simple y llanamente por hablar sin hacer nada sexual pero entendia que podia llegar a incomodarle. Ante aquel toque en su nariz hizo el ademan de morder su dedo, atrapandolo entre sus dientes de forma juguetona antes de finalmente soltarlo.
-Por lo del material no te preocupes, no me costara mucho conseguirte un poco de todo. -eso no iba a ser lo mas caro y él, que habia vivido veinte años de su vida con la deuda de su persona y su propia libertad solia decir que el dinero habia que gastarlo porque estaba acostumbrado simple y llanamente a no tener ni la ropa que vestía y a no tener mas dias que el dia en el que vivía, sin futuro. -Y si te apetece y no te da miedo podriamos bañarnos en esas aguas. -él sinceramente no pensaba que una criatura tan inmensa como se la imaginara fuera siquiera a perder el tiempo con dos pulgas como serian ellos para una serpiente de un par de cientos de metros. Llevó una de sus manos a los cabellos de la joven, enredandolos lentamente entre sus dedos, jugando como si fueran hilos dorados, dibujando unos tirabuzones que no se quedarian en su cabello. -¿Y como terminaste en un lugar como este? -preguntaria mirando aquella sala, ella sabia bastante cosas de él y lo mismo pero al revés. Pero ninguno de ellos dos conocia el verdadero pasado del otro. -No tienes que decirlo si no quieres. -él no tenia problemas en hablar de su pasado pero porque él habia sido capaz de matarlo, ella aún estaba en un sitio en el que creía que no quería estar asi que entendia que para ella fuera algo mas privado, quizas ni si quiera queria compartir aquellos detalles.
Kurau
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Persephone
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Asintió con el rostro antes de acariciar sus suaves dedos con los suyos, ya tan acostumbrados a la tensión de un arco que no requeria ni guantes, es mas, le molestaban por no poder sentir al cien por cien la tensión de la cuerda entre sus dedos. -Está bien -no pensaba insistir mas en aquello pero probablemente le comprara algun recuerdo para que pudiera tenerlo de aquella escapada. No porque fuera caro, no porque fuera necesario sino para que, si alguna vez lo necesitaba, tuviera un pequeño memento de aquellos dias. Una forma de revivir, lo que él esperaba que fuera un buen recuerdo. Devolveria aquel beso en la mejilla de la contraria sin poder esconder una sonrisa por lo feliz que era a su lado, con tan poco como estar junto a ella. -Yo no inventé como se baña la gente, pero no ibas a ser tampoco la unica desnuda. -le gustaba cuando se ponía asi. -Vamos, tampoco hay nada de malo en mirar si te estas bañando tu tambien. -diría quitandole hierro al asunto, nadie se habia muerto por solo mirar.
Posaria sus manos en los muslos ajenos antes de escuchar su historia, se quedó callado, siendo incapaz de decir nada. Ambos dos habian vivido en caras opuestas del mismo mundo, eran diferentes, su opinion sobre el mundo era diferente pero ambos habian experimentado lo mismo y eran a efectos practicos, lo mismo. Nada. Herramientas que se usaban hasta que no podian mantenerse de pie y las eliminaban. Cosas que podias comprar por un módico precio, que sentenciaban toda una vida. La vio caminar hacia la ventana y sentarse en aquella balda que habia. Se reincorporo sin dejar de prestarle atencion hasta acaminar hacia ella, apoyando el dorso de su brazo contra la pared y hablar él. -Siento de corazón que haya tenido que pasar por todo esto. Y que estés en estas condiciones. -y aquellas palabras no las fingía, lo sentía, como lo sentía por todos los demas, porque la gran mayoria, como él, nunca tuvieron culpa de nada mas que existir. Se frotó la coronilla, rascando aquellos cabellos y sintiendo aquella carne que dibujaba el simbolo de los esclavos. -Con cinco años mis padres me vendieron, supongo que porque era un peligro para ellos, o porque pasaban de mi, o me odiaban. -nunca supo porqué ni lo sabría nunca. -Me vendieron por ochocientos exos, una vez el exponerme como un inusual dragón de hielo dejaba de interesar, y me tuvieron trabajando en una mina junto a otros esclavos, los castigos fisicos solian ser una buena forma de motivar a la gente, pensé que podria llegar a pagar mi propia deuda trabajando, pero daba igual cuanto te esforzaras, nunca ganabas ni un misero exo. Y por si intentaba escaparme me ponian cadenas con puas, asi no podia transformarme, ni si quiera tenia fuerzas suficiente para intentarlo.
Miró hacia el horizonte, sintiendo aquella fría brisa adentrarse y acariciar su piel. -Varios años despues me llevaron a esta bonita ciudad, y me subastaron a un demonio. Pensé que todo iria mejor que en aquella mina, pero habria preferido seguir alli. -confesaria sin ningun tipo de pudor. -Intenté escaparme, pense que sería lo mejor, pero me pilló y solo con sus manos me partió el brazo derecho, varias costillas y un sin fin de cortes. Ahi supe que estaba peor que antes, mucho peor. -se frotaria el vello facial de su barbilla antes de mirarla. -No mucho despues me enseñaria a pelear, al fin y al cabo tenia que ganar dinero con nosotros, y cuando no estaba en una celda totalmente solo tenia que pelear hasta que no tuviera fuerzas para moverme. Nunca fui su preferido, casi que me alegro de no haberlo sido. -se cruzaria de brazos. -Con veinte años empezarian las verdaderas peleas, perder era una paliza segura, nunca luchamos a muerte porque ningun esclavista querria perder su inversión asi como asi pero muchos morian tras las peleas, y si tenias la suerte de no morir ese cerdo haria que quisieras morir. -aquellos recuerdos no eran agradables pero ya estaban demasiado lejos. -El unico amigo que tenia en esos dias no le fue bien, perdió un combate importante y le atravesó la cabeza delante de mi. Me descontrolé y trate de matarlo. -resumiría con una capciosa sonrisa. -Ni si quiera se como sobrevivi. Instinto supongo. Le maté con su propio arco. -diría girando el rostro y señalando con la barbilla el que llevaba consigo. -Un acto del destino supongo. Como ya nadie me buscaba decidí empezar de cero. -soltó el aire suavemente antes de darse cuenta del rollo que le habia soltado.
Kurau
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Persephone
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Alivió muchos detalles de su historia, no necesitaba saber que trabajaba hasta que los huesos de las manos le ardian, o hasta que sus manos dejaban caer gotas de sangre por sus brazos. Ni como le cortaron su propia cola, ni las cosas que tuvo que dejar pasar simple y llanamente porque no eran de su 'incumbencia'. Ella probablemente podia imaginar a lo que él se dedicaba, pero mientras que su trabajo no hacia daño a nadie en el suyo alguien acababa muerto. Siempre. -Y doy gracias por haberte encontrado Persephone. -para cualquier persona ella podria ser simple y llanamente una meretriz, una persona a la que pagabas por su cuerpo. Pero el habia descubierto en ella alguien a la que apreciaba tanto que pagaba por su personalidad y no por su cuerpo. Al sentir las manos en su nuca Kurau llevó las suyas al vientre plano y terso de la chica, pegandola a ella. Le encantaba sentirla tan dominante en un instante, siendo capaz de con aquel gesto hacer que sonriera de forma intima, solo entre ellos dos, sintiendo la cercania de la contraria como una pequeña aura caliente que chocaba contra la fría de su persona. Que le hacía derretirse y que su sangre fluyera con rapidez desde un corazón que llegaba a palpitar en su presencia pese a estar recubierto de las esquirlas heladas de su pasado.
La besó de forma apasionada, cerrando los ojos antes siquiera de sentir totalmente el contacto de los labios ajenos, atrapando su labio inferior antes de separarlos para dejar paso a su lengua, enredandose con prestreza, diversion y en contactos fugaces sin llegar a quebrar ese contacto pese a mover suavemente el rostro para cambiar y guiar aquel beso hasta que aquel frio aire fuera necesario entre ambos sintiendo como sus labios habian comenzado a enrojecerse simplemente por la sangre caliente que fluía por ellos. -No es la primera vez que dormimos juntos y no eres capaz de decirme una sola vez que hiciera algo que no quisieras. -le recordaría con total sinceridad, dedicandole una mirada divertida y asintiendo finalmente con un cabeceo. -Nada de tocar algo blando. -repetiría casi como haria un niño para que supiera que estaba escuchando asintiendo repetidas veces con el rostro ante lo ultimo. -Mañana, Persephone -la tomaría de la mano guiandola de vuelta a la cama improvisada, tumbandose junto a ella y girando su cuerpo suavemente para verla. -iremos a ver a esa serpiente gigante. Eso puedes tenerlo por seguro. Aunque no se si querra salir cuando estemos allí. -aseguraria apartandole varios de aquellos cabellos rubios de su rostro y colocandolos tras su oreja. -Pero al menos no podras decir que no lo estuvimos buscando.
Kurau
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Persephone
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Se mordio suavemente el labio inferior al sentir ese mordisco jugueton y un poco mas fuerte al sentir aquella lamida en la misma zona. -No te preocupes, creo que un relajante sueño me vendría bien. -generalmente sus sueños eran bastante, desagradables porque recordaba momentos de su vida la mayor de las veces y eso suponia verse como cuando era un niño asustado o cuando sentia los ojos de su antiguo amo clavados en él y revivía esa batalla en la que terminaba siempre muerto, despertandose en sudores frios. Pero si dormia con ella o no soñaba nada o tenia sueños absurdos, raros, pero que no dejaban de ser sueños. Como si su presencia, el calor que su piel desprendia o simplemente su aroma y compañia fueran un calmante para un cuerpo que habia quedado traumatizado con aquella epoca de su vida. Asintió a sus palabras aceptando un trato que probablemente ninguno de sus clientes quisieran o mucho menos se dignaran a aceptar. Pero el se veia mucho mas que un cliente, sí, pagaba, pero no pagaba para tenerla a ella, pagaba por poder estar con ella. Él nunca quiso hacer nada que ella no quisiera, igual alguna vez se sobrepasaba con un beso inesperado pero ni ella se quejaba ni le hacia daño alguno, asi que todos ganaban. Rodeo su espalda con ambos brazos, atrayendola a él y acariciando lentamente los homoplatos de la joven, de forma lenta y armoniosa con calma como un suave masaje antes de asentir.
-Me gusta ese plan tambien ademas tengo un conocido por Nurén, a unas malas me devolverá un favor que me debe y a las buenas, habremos visto a la mítica serpiente gigante y pasaremos un bonito dia en la ciudad mas verde del mundo entero. -aquello no era un juego de palabras, es que literalmente era la mas verde que habia al estar casi todas las que habian rodeadas por un frondoso bosque, o incluso en torno a un gigantesco arbol como pasaba con el Nido. -Para ese problema prefiero usar la presentacion "soy un ser errante que viene y va" les parece mas misterioso y desata su curiosidad y con eso ya no desconfian de ti. -porque presentarse como alguien de Karr implicaba que tenias que tener cuatro ojos en la nuca, solo por si acaso. Daba igual si eras la escoria de la ciudad, o si para Karr no eras mas que un esclavo que no tenia derecho a nada, los demas eran tan hipocritas que pensaban que tu serias como ellos, cuando con huir todos serían terriblemente felices. Pero guardo silencio al notar como se abraza a el con fuerza y se sintió en aquel instante mas querido que en toda su vida, por eso estaba gradecido, porque ella le hacia sentir cosas que nadie mas habian hecho, no de aquella forma, no simplemente por puro desinteres.
-Lo se, Sephie. -diría usando aquel apodo de forma cariñosa. -Y ojala pudiera librarte de esa carga. -podía hacerlo pero no sabia hasta que punto se tomaria bien que matara a una persona y la pusieran en busca y captura como estuvo él, preferia no ponerla en peligro asi que si algun dia conseguia el suficiente dinero, compraria su libertad. -Aunque solo sea para que no tengas que hacer algo que no quieres, no por lo de salir conmigo. -sus intenciones eran tan puras como las pensaba pero sabia que si lo dejaba a medias igual podian confundirse. Cerro los ojos suavemente apoyando su frente contra la ajena. -Pero ya veras como mañana... -diria respirando lentamente aquel dulce aroma que desprendia, casi como la misma vainilla. -...veremos todas esas cosas, Sephie. -su pulso se relajaria, disfrutando del calor ajeno y de esa compañia que podian transformar una cama improvisada en un colchon tan suave como las nubes mismas, si pudieran tocarse.
Kurau
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