Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
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Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
Al momento de salir del edificio un pequeño carruaje la esperaba desde afuera, cuyo jinete, siendo un conocido de ella desde hace poco tiempo y cuya vida de sus amados dependía de su correcta obediencia, estaba al tanto de la situación y formaba parte de aquel plan que ella había preparado tan pronto como escuchó la noticia.
No fue fácil reunir todos los materiales necesarios en tan poco tiempo, aquella piedra mágica colgando en su cuello le costó más de lo que hubiese querido, y su poder la mantendría encubierto como humana siempre y cuando no se atreviera a utilizar en exceso su propia magia, mas eso no le importaba del todo, si trabajaba correctamente y su plan salía a la perfección, no le sería necesario recurrir al uso de su poder, además, siempre guardaba consigo un par de dagas sujetas a sus muslos siempre que fuese necesario defenderse en algún momento, lo tenía todo cubierto, o al menos eso esperaba.
Para Lydia, el transcurso del viaje hacia el lugar de destino le pareció eterno y silencioso, su vista se encontraba perdida en el horizonte, a medida que en su mente analizaba con detalle lo que estaría a punto de hacer: estaba a punto de infiltrarse y robar en un baile privado organizado en la ciudad de Torava, una fiesta en una mansión llevada a cabo en honor al vigésimo segundo cumpleaños del hijo de uno de los más importantes investigadores del reino, cuyos descubrimientos y creaciones influyeron positivamente en el desarrollo de su sociedad. Para la fiesta se había invitado a varias familias de gran estirpe, cuya temática consistía en un baile de máscaras, otorgándole a la velada un leve toque de misterio y fantasía a su entorno cumpliéndose así con el deseo del joven. Estaba consciente de que tenía que trabajar con cuidado, se estaba adentrando sobre un terreno peligroso y cualquier error podría significar un encierro indefinido o inclusive la muerte, sin embargo, tenía que intentarlo, debía tratar de obtener aquel objeto que su padre había descubierto unos días atrás, y aquella fiesta era la oportunidad perfecta para conseguirlo.
Al bajar del carruaje, una lujosa mansión se alzaba ante sus ojos, los grandes jardines que lo rodeaban hacían resaltar el hermoso brillo de la luna que parecía irradiar sólo para ellos, estando segura que se encontraría con un bello paisaje al observar desde algún balcón que mirara hacia el acantilado junto al mar en el cual se hallaba situado la mansión.
Sin perder mucho tiempo más se dirigió a la entrada, siendo atendida rápidamente por un guardia el cual preguntó sin vacilar su nombre.
-Elizabeth Kirshtein- Pronunció con un tono suave en su voz y el oficial tras comprobar que su nombre sí figuraba en la lista, la invitó a pasar sin ningún inconveniente. Después de todo, aquél nombre sí formaba parte de la lista de invitados de aquella noche, sin embargo, pertenecía a una chica que por razones misteriosas lamentablemente su corazón había dejado de latir, tomando Lydia muy convenientemente su lugar para el día de la fiesta. Sonrió victoriosa, la infiltración había sido un éxito y gracias a la máscara que ocultaba su identidad, nadie sospecharía de la presencia de un invitado no deseado, de esta forma, la noche del crimen había comenzado.
Última edición por Lydia Eclair el Lun Mar 20, 2017 5:53 pm, editado 1 vez
Lydia Eclair
Re: Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
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I have dreams
of sewing my own fate
There's nothing to risk
when there's nothing undone
and I just don't trust myself
like I used to
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Habrían pasado ya casi 3 semanas desde que deje las montañas de Artae para aventurarme en el mundo, el viaje como era esperado tuvo sus altibajos. Hubo días en los que la lluvia simplemente no se detuvo. Naturalmente al ser un dragón de nacimiento no tuve problemas en mantenerme caliente, el problema radicaba en la posibilidad de calentar algo para comer… Y por si no fuera poco mi infortunio, terminaba los días durmiendo en el interior de una cueva.
Recuerdo que uno de esos días en los que era imposible avanzar por la niebla que bajaba de la montaña me quede mirando el bosque tan místico frente a mis ojos. Torava no era una tierra de bosques maravillosos ni acaudalados ríos, traté de grabarme esa imagen en la mente pues no sabría cuando volvería a tener tal paisaje… las aves trinaban en lo alto de los árboles, el follaje les servía para mantenerse a salvo.
Con algo de melancolía, recordé aquellos viejos pasajes en mi hogar. Nací en una cueva y viví toda mi vida en el clan. Mientras comía algunas bellotas, trataba de recordar la bella melodía de la flauta de bamboo que tocaba el viejo maestro. De ello, solo queda su sinfonía en mis más atesoradas memorias. – Te morirías de nuevo si supieras donde me he metido, viejo maestro.
En uno de tantos caminos hacia la ciudad fue cuando ocurrió algo inesperado que me haría tomar un rumbo diferente al pensado. Yo tomo nota de todo lo que veo e incluso dibujo algunas de las rutas para no volver a andar de nuevo; y siendo honesto… creo que no olvidaré nunca ese camino al pueblo.
En el bosque profundo escuche gritos de auxilio, yo me encontraba pescando en un lago cercano. Pocas veces cruzaba palabra con alguien a menos de que fuera necesario, no entiendo cómo es que termine en vuelto en este embrollo… quizá, soy demasiado “noble”. Por no decir idiota…
La noche que se cernía encima de mis hombros era pesada. Mi mayor temor no era ser atrapado con las manos en la masa, yo temía más el destino de esa extraña alma prisionera. Se me habían otorgado ropas elegantes. Llevaba encima una gabardina larga, bastante señorial. Zapatos de una piel bastante incomoda y cerrados al frente, elegantes para una fiesta. Un pantalón y unos tirantes por encima de la camisa de manga larga, una corbata que en la vida había ocupado…
Parecía un completo payaso. – Buenas noches, mi nombres Orlain Straüx, soy el músico que contrataron para la presentación de más noche – Deshonraba el nombre que mis padres me habían dado por un motivo insigne pensé. Straüx tampoco era malo. Lo que me preocupaba es lo que el verdadero Orlain estaría pasando al estar encerrado en aquella jaula de acero.
Como era de esperarse, el guardia no tuvo objeción en darme entrada. El lugar era muy diferente a las cuevas de Artae, infinitamente diferente. Estaba tan iluminado que dentro parecía que la noche era nada más que una triste ilusión. No había corrientes de viento heladas ni rocas resbaladizas. Una fiesta en sociedad… - Lo primordial es que encuentre “eso” antes que los demás, los tipos esos me dijeron que habría algún otro ladrón por ahí tratando de hurtarlo. – dije en voz baja mientras me colaba entre las personas.
Había caballeros finísimos con medallas en sus hombros. Damas hermosas con vestidos de noche largos, cortos, altas y de estatura promedio. Estaba tan acostumbrado a ver a la gente en harapos que me parecía todo tan idílico. Y sin darle más vueltas al tema, me acerque a la barra de bebidas; no era un bebedor pero tenía que aparentar lo que otros para pasar desapercibido. - ¿Qué tienes?
¿Qué quieres? – Pregunto el mal humorado Barman. Se cruzó de brazos y me miró fijamente, sentí el peso sobre mis hombros por unos minutos - ¿Y bien? No tengo toda la noche – Hizo una seña con la cabeza mostrándome a varias personas esperando, entre ellas, había una dama bastante singular en la fila. Sus ojos eran rubíes envueltos en un infierno
Tomaré un agua de räz – Dije tratando de divergir la atención de mí. Con mi mala suerte, el Barman cambio rápidamente su actitud y sonrió pasando del otro lado de la barra, me sujeto de los hombros - ¿Disculpa?
¡Este hombre es un Artae! – la gente pronto puso su atención en mí, me preocupe y pensé que era mi final. De verdad me daba por muerto, curiosamente un grupo de gente se agrupo a mi alrededor preguntándome todo sobre las montañas - ¡Beberás Räz! ¿Qué haces tan lejos de casa eh?
Estoy explorando el mundo – Dije tratando de responder a cada pequeña pregunta, no obstante; por alguna extraña razón no paraba de robar unos cuantos segundos de mi atención para mirar a la joven de ojos bermellón. Mi alma de dragón me hizo sentir algo extraño con respecto a ella… Me tome un minuto para acercarme con una bebida. Tenía gala por lo cual, quizá aprovechando el momento para aclarar mis dudas, podría ella saber dónde se guardaban las gemas en esta casona.
Hola, perdón que os moleste señorita… ¿Podría regalarme su nombre? Me intriga con honestidad – A saber que vueltas daría esta pequeña aventura. Infiltrado en la mansión.
- Disculpa:
- Hola! Una disculpa si el rol parece algo lento o monótono al inicio! Recién vuelvo a escribir y estoy recuperando la musa x'D o algo así. Saludos!
Última edición por Heytt Von Ströker el Jue Abr 06, 2017 11:56 am, editado 2 veces
Heytt Von Ströker
Re: Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
El tiempo transcurría con lentitud a medida que los invitados llegaban y comenzaban a colmar la habitación, innumerables vestidos y trajes se reunían poco a poco a la espera del momento en que el anfitrión de la fiesta apareciese y diese inicio formal a la especial noche. Mientras tanto, los invitados permanecían dispersos en pequeños conjuntos de personas familiarizadas entre ellas para charlar sobre temas relacionados con sus vidas, sus exitosos negocios y descubrimientos, jactándose sobre los múltiples viajes que habían realizado gracias a sus riquezas e invenciones que le destinaban una vida entera llena de lujos.
Para fémina de iris escarlata, todo aquello no podría parecerle más superficial y aburrido para su gusto, siendo renuente de toda idea de integrarse y formar parte de esa platica vacía, decidió optar en dirigirse a la zona de banquetes. Con suavidad tomó una porción de un aperitivo, un pastel dulce bañado en chocolate blanco adornado con pequeños detalles en chocolate oscuro, y le dio una pequeña mordida -Delicioso- Tuvo que admitir para su sorpresa, poseía un paladar fino entrenado gracias a su propio pasado rodeado de abundancia, durante el cual nunca sufrió de carencias siempre y cuando cumpliese con exactitud a las expectativas de su propio progenitor. Pareciéndole igual de irónico pensar en la discordancia del destino al regalarles la abundancia a unos mientras que para otros sólo le obsequiaba las penurias de la necesidad. Si lo pensaba de esa manera ¿Quiénes eran los malos? y rió por lo bajo, por supuesto que el villano seguía siendo ella, pues muy lejos a la idea de convertirse en una encarnación a Robin Hood, su deseo solo se enfocaba en robar un objeto para su propio beneficio.
La degustación gastronómica había despertado su sed, acercándose a la barra de bebidas a la espera de ser atendida cuando un pequeño bullicio robó su atención, dirigiendo su mirada para encontrarse con una agrupación de personas reunidas en torno a un joven que aparentemente provenía de Artae. La atención se centraba en él, siendo interrogado constantemente sobre la vida en sus propias tierras dejándole con apenas pocos segundos para dar alguna una respuesta coherente justo antes de que otra interrogante saltase al aire, sin embargo, pudo notar que en medio de aquél festival de preguntas, regularmente el joven dirigía miradas hacia su persona, siendo devueltas por ella con una pequeña sonrisa que demostraba su entretenimiento ante el ajetreado escenario en el que éste se encontraba, dirigiendo posteriormente su atención a la copa de vino tinto que ahora se encontraba entre sus manos.
Tras un leve sorbo, la voz del varón no tardó en hacerse presente buscando su nombre -Solo con la condición de que me conceda el suyo como compensación, joven de Artae- Replicó en tono suave en respuesta a sus palabras, manteniendo aquella sonrisa que le había dedicado anteriormente -Mi nombre es Elizabeth, de la familia Kirshtein, vine aquí en representación a mi padre- Ocupó unos segundos para extenderse y acercarse hasta su oído -Pero se puede decir que no estoy aquí bajo su completa aprobación…- Susurró hablando como si de un libreto muy bien preparado se tratase, después de todo había estudiado muy bien su papel antes de asistir a ese lugar, pero no por nada podía evitar perder la oportunidad de incluir alguna línea traviesa característico de su personalidad que invocaba al prójimo algo de complicidad y discreción al respecto.
Una vez teniendo al chico más de cerca pudo denotar con más detalles sus características físicas, su altura superior a la de ella le obligaba a levantar levemente el mentón para observar directamente hacia sus ojos azulados, su silueta le hacía ver que era alguien con una buena condición física y su porte elegante sin ninguna dificultad atrapaba las miradas de las señoritas a sus alrededores, pero lo que más le intrigaba a la demonio era averiguar la razón por la cual alguien que no perteneciese a Torava se encontraba asistiendo a aquella fiesta de gran prestigio.
-¿Y usted? ¿Qué podría atraer a un gran explorador a una fiesta tan aburrida como esta?- Interrogó sutilmente.
- Lalala:
- No te preocupes! Sólo diviértete escribiéndolo ^^ Oh por cierto, está bien ese color de letra? Espero que no te moleste a los ojos x.x
Lydia Eclair
Re: Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
Quizá para los demás no era obvio pero, todos los presentes tenían cierto "aroma". - Seria grosero no decirlo, debo decir que me da un gusto conocerte, Elizabeth. - conteste sonriendo, tratando de analizar cada pequeño detalle mientras tomaba la mano de la joven y le saludaba de manera muy elegante - Mi nombre es Orlain Straüx, y soy el músico invitado para la obra de más tarde - Al soltarle, tome un banquillo y me senté a la mesa - Sobre lo de aburrida, bueno, es aburrida porque aún no comienzo a tocar sabes... - Dije con un tono confidente. Era una suerte que el maestro me instruyese una o dos veces con la guitarra en la vida pero hey, ¿Que tan difícil podría ser?
La verdad es que soy pésimo para tocar, creo que la familia me invito porque mi padre tiene conocidos aquí. - Mentí de la manera más descarada - Algo para lo que si soy bueno es para perderme sabes, creo que estuve como 3 horas buscando la dirección antes de dar con la casa - Reí y eso no era mentira. La ciudad era enorme y aunque me dieron claras instrucciones de cómo llegar, quien pensaría que se encontraba en una zona bastante elegante y limitada. - Me sentí como cuando tenía 12 años sabes, debió de ser durante el cuarto día del invierno. Me aleje del grupo con quien estaba y termine en unas catacumbas bastante profundo en la montaña.
Tome algunas servilletas y comencé a hacer papiroflexia con ellas tratando de crear algo de ambientación. Un salero era yo y bueno, más o menos trate de ser lo más claro posible - Recuerdo que descendí hasta el fondo de la catacumba y entre a una habitación llena de calaveras y huesos rotos. Encendí algunas antorchas de aceite que se habían quedado ahí y monte un campamento. ¿Porque me quede ahí? Bueno, era la única salida directa a la superficie. El respiradero reflejaba la luz de la luna así que era lo menos peligroso. - Me detuve en silencio y comencé a ordenar todo - Pasarían como 3 o 5 horas hasta que el maestro me encontró y me felicito por haber encontrado una de las catacumbas del Sörvwan. - Levante la mirada viendo sus ojos - A veces uno se topa con cosas maravillosas e increíbles sin saberlo a primera instancia. Luego todo es claro como el agua - Dije sonriendo y aparte la mirada, me había dejado llevar y era claro que no lograba sacarme a mi viejo maestro de la cabeza aún.
Pero bueno, ya hable mucho de mí. ¿Y vos? Si estás aquí en representación del apellido familiar, seguro debes de tener uno o dos conocidos. - Le indique y tome mi bebida - ¿O es que vuestro padre acepto indirectamente que vinieses por algún interés particular? - De acuerdo a lo que se me dijo en el bosque, normalmente la fiesta era para mejorar las relaciones familiares entre algunos apellidos de abolengo en la ciudad. Otra razón por la cual me intrigaba su presencia es que si bien ella estaba en el centro de todo. No interactuaba demasiado con otros - Yo diría que desatinamos aquí. - Riendo, puse mi vaso sobre la mesa - Dime, ¿bailas? Yo aún tengo una hora o dos antes de comenzar con mi presentación. ¿Qué os parece si te invito un baile? Si te sigue pareciendo aburrida la fiesta, prometo dejaros en paz. Pero si bailas conmigo y no soy un asco o te piso demasiado podría deciros uno o dos secretos del mundo...
Tampoco tenía la intención de ser un tío pesado con ella, lo único que quería era saber si podría ayudarme a encontrar el salón de obras maestras. "Ella" dijo que lo que ando buscando esta visible a los ojos pero invisible al tacto. - Quizá responda tu pregunta a que hace un explorador de Artae tan lejos de las montañas - Puse mi mano sobre el mentón y con la otra mano, marque la mesa con unas runas viejas que leí en un libro. - Que por cierto, escuche que el host tiene una selección de obras muy valiosas en casa. Yo conozco un poco de arte también, ¿Que decís?
Mire sus joyas pensando si lo que buscaba es similar - ¿Te arriesgarías a bailar con un don nadie que vivía hasta hace meses en una cueva? Quizá haya una o dos cosas que pueda enseñaros.
Última edición por Heytt Von Ströker el Jue Abr 06, 2017 11:55 am, editado 1 vez
Heytt Von Ströker
Re: Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
Con curiosidad ladeó levemente su cabeza en el momento en que Oliver tomó las servilletas y empezó a hacer figuras con ellas, disfrutando la historia de su pasado que describía sus aventuras perdido en unas catacumbas, devolviéndole la mirada en sus ojos a la vez que asentía afirmando a sus últimas palabras -Comparto el sentimiento, considero que es fundamental ser detallistas con todo lo que nos encontramos- Agregó finalmente. Se podría decir que tuvo la fortuna de poder encontrarse con un individuo interesante en aquella fiesta, que muy lejos de ser ese tipo de personas que buscaban entablar una muy superficial conversación alardeado de sus riquezas con el objetivo de captar un amorío de solo una noche, se encontró con una agradable persona que no dudaba en compartir su biografía con el deseo de mantener una plática, al menos tendría la oportunidad de disfrutar un rato agradable mientras hacía tiempo antes de proseguir con su misión.
Acto seguido, la conversación del joven se dirigió a intentar conocer un poco más sobre ella -Mas allá de la simple interacción social entre familias de alta clase, la razón principal de mi asistencia está más ligado a intereses de negocios con alguien en particular- Más precisamente “algo” en realidad, pero eso no debía de saberse, respondiendo con una sonrisa ante el último comentario del joven. En medio de la degustación de su siguiente sorbo de vino, una repentina propuesta de baile captó su atención y devolvió su vista nuevamente en Oliver, quien le pedía su acompañamiento ofreciéndole como recompensa más información sobre su persona.
-Es muy difícil negarse ante esa tentadora propuesta- Dijo en respuesta a sus palabras, tomando la iniciativa de tomar su mano dedicándole una sonrisa que escondía más a fondo un dejo de travesura -No me importaría arriesgarme a cambio de un par de secretos suyos, pero tenga cuidado, puede que descubra mas información de la que quiera ofrecer- Dijo con un tono de fechoría, invitándolo a levantarse para dirigirse hacia el centro del salón.
Momento oportuno, pues al llegar las puertas principales del salón se abrieron, las trompetas sonaron y aquél joven propietario de dicha fiesta se hizo presente, permaneciendo a la altura de la antesala de las escaleras permitiéndole ser visto por todos los invitados al baile, se aclaró la garganta y con elegantes palabras pronunció el discurso que daba inicio a la velada.
-Me complace presenciar a tantas personas reunidas aquí en esta especial noche, con gratitud expreso mis palabras de gozo y con mis más profundos sentimientos, deseo que disfruten al máximo de esta recepción. A todos los invitados que se han reunido en conmemoración a mi vigésimo segundo cumpleaños… sean Bienvenidos- Dijo finalmente, luego de una leve reverencia.
Y el sonido de la música se hizo escuchar… los arcos de los instrumentos de cuerda danzaban sobre sus hilos emitiendo una música celestial, las flautas con sus tonos suaves endulzaban la sinfonía y los timbales son sus sonidos graves marcaban la pauta de la hermosa canción, aquella música que profesaba la orquesta había dado comienzo a aquel baile.
Lydia Eclair
Re: Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
Pronto, aquella ira fue silenciada por la paz musical. El aire se había tornado místico y la música invitaba a todos a pasar al centro de la gran habitación, curiosamente, mi atención se desvió de inmediato al estar escuchando algo que pensé sería imposible volver a oír en la vida. Me alegre y mi corazón sintió un retortijón que lo hizo irradiar sangre por todo mi cuerpo – Venga Lydia, os invito entonces a la pista - Me levante extendiendo mi mano hacia la joven. La vocalista se acercó al micrófono y comenzó a cantar, era una vieja canción que contaba la historia de los antiguos altos dragones de Artae
Sentí la delicada mano de Lydia sujetarse y la guie hacia el centro de la habitación, mano en mano y otra en la cintura sin propasarme en ningún momento, comenzamos a movernos delicadamente con pasos sencillos – Normalmente este tipo de baile seria alrededor de una fogata pero creo que no se puede pedir mucho – Hice el comentario mientras me enfocaba en no pisarle y en recordar los consejos del viejo maestro – Esta canción es llamada Shyama Kunda, la compuso mi herencia hace muchos años, sorpresa escucharla sonar por aquí. Supongo que las artes nunca van a entrometerse en los asuntos de la guerra – Me separe un momento de ella y le alce la mano para darle una media vuelta, igual que una luna en cuarto.
No sabía cómo se sentía Lydia al respecto, pero al menos para mí, al cerrar los ojos un segundo mi alrededor comenzó a desaparecer, se iba como una niebla muy borrosa que no te permitiría ni ver tus pies. – Es igual que la montaña, cada movimiento delicado es idéntico a la brisa que sopla por los altos pinos. Acariciando las flores de Hibixscus que crecen en el sur. Una mañana con un azulado infinito sabes… - Me deje llevar un momento y al abrir los ojos mire a los ojos de Lydia – Igual que el fuego de las calderas en el abismo de Hailmer. Cuando los armeros forjaban sus lanzas y espadas – La música comenzó a sonar más rápido y más violentamente, mis pasos fueron los adecuados para seguir el vals.
Los soldados de Hailmer salieron armados hasta los dientes para atacar el poblado, no tocaron más allá de los prados pues el gran dragón de Artae, Kunda les carbonizo a simple mirada. – Poco a poco, nuevamente el vals se volvió lento, estire mi brazo dejando a lidia separarse totalmente de mi de manera vertical – Luego vino el héroe del pueblo, Shyama. – Sin lastimarle, la atraje y le hice dar una vuelta para luego soltarle y alejarme de ella – Shyama atravesó el corazón de Kunda con el acero Valencyano de los Artae. Todo cayó en un completo silencio abisal – Le tome de la muñeca y levante su mano a la altura de mi corazón sin tocarlo – Dicen que el corazón de Kunda aún late y es su castigo por haber matado a los ancianos y jóvenes de la aldea que fueron usados como carnada.
La balada había terminado y todos en la habitación por la belleza de Lydia y seguramente por la triste historia tras la canción posaban sus miradas engañosas a través de nosotros – Te dije que os contaría algo bueno – Sonriendo, le hice una seña con la mirada indicando la puerta hacia el jardín. Ya no quería estar más en la sala, era hora de buscar el tesoro por el que vine. Suspirando, una niebla de humo exhale y provoque a los invitados alejarse de a poco, aproveche la oportunidad de escabullirme.
Cruce la puerta y avance hasta la fuente a la mitad del jardín con una sonrisa melancólica – ¿Y bien? ¿Qué os parecío la historia? – Mire mi reflejo en el agua sabiendo que quizá, Lydia me había seguido, entonces, mire la luna con desdén pues parecía reclamarme algo – Dime, ¿Cuál es la historia de vos Elizabeth? ¿Qué hace que vuestros ojos llamen a la sangre mucho más que tus acciones? Si me permites decirlo, son bellos, pero tienen algo en sí que hacen desatinar toda tu presentación
No era como una rosa o alguna flor en el desierto. Son peligrosos como una flor de fuego que no dudaría en quemarse si te acercas demasiado – Quizá, te interese saber que yo tampoco estoy aquí solo por el ambiente. No es mi padre quien me desaprueba pero, de ser honesto; no estaría aquí de no tener otra opción… - Sonriendo, extendí una carta – Además, descubrí donde guardan las obras de arte en esta casona – reí con algo de sazón.
- Shyama Kunda:
Última edición por Heytt Von Ströker el Jue Abr 06, 2017 11:55 am, editado 1 vez
Heytt Von Ströker
Re: Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
En el instante en que Heytt comentó su observación con respecto al lugar donde se solía escuchar ese tipo de melodía, ella respondió con una sonrisa, pues en su mente, durante un momento fugaz había imaginado el escenario de un futuro en donde aquél error ya habría sido corregido, pero claro, se preguntaba también si aquella persona aún conservaría el deseo de bailar al sentirse rodeado por un salón envuelto en llamas, y más aún si supiera que aquel incendio fue provocado por ella.
Inmediatamente cuando su compañero volvió a alzar la voz se dedicó a escucharlo con atención, en medio del baile fue oyente de la historia que él relataba, descubriendo que pertenecía a sus antepasados. Mientras hablaba, pudo imaginarse brevemente todo aquello que describía, desde la frescura de la brisa hasta el sonido de las pisadas de los soldados que corrían a la batalla, sus cuerpos se alejaron y se acercaron brevemente, finalizando con una vuelta. Probablemente se debía a la sensibilidad que le dejaba estar expuesta ante la música, pero pudo jurar por un instante que a pesar de la distancia entre su mano y el pecho del joven, llego a sentir un latido, preguntándose si aquello pertenecía al corazón de él o de aquel dragón del que hablaba.
Al finalizar la música, llego a sentir como una punzada desde su nuca las miradas prejuiciosas del público a su alrededor, dándose cuenta del poco tiempo que le quedaba antes de que fuese demasiado tarde, captó un ademán por parte de Heytt y todo a su alrededor empezó a cubrirse por un espesa niebla alejando a los invitados, no tardando mucho mas de dos segundos para seguirlo dirigiéndose ambos hasta la entrada del jardín de la mansión. Tras llegar, encontró al chico junto a una fuente de agua -Me gustó bastante, me dejé atrapar por ella durante un momento, honestamente- Respondió, caminando hasta situarse casi cerca de su costado pudiendo ver su rostro a través del reflejo del agua.
Tuvo que cerrar los ojos durante unos segundos cuando la interrogante fue dirigida hacia su persona, como tal parecía estaba empezando a ser sospechosa, suponía que muy a pesar de sus propios esfuerzos su verdadera naturaleza no podía ser oculta ni aún con la más poderosa magia, y fue allí cuando comenzó a cuestionarse su siguiente movimiento, por el bien de ella y de su misión, debía asegurarse que aquél ser no divulgara la información. En medio de la decisión de su siguiente actuar éste le extendió una carta, y al leerla pudo confirmar con sorpresa los planos detallados de la sala del tesoro. ¿De verdad él estaba haciendo lo que pensaba? Llegó a preguntarse empezando a ver todo desde una perspectiva diferente.
-… ¿De verdad quieres saberlo?- Objetó ella con una pregunta, desviando unos segundos su vista hacia la puerta del jardín, pues podía sentir que algo se avecinaba -¿Sabes bien en lo que te estás metiendo? Puedo enseñarte si quieres, pero ten cuidado, mis secretos pueden ser más perversos que los tuyos- Añadió de forma misteriosa, acercándose a él para tomar su corbata y jalarlo con fuerza para llevarlo hasta unos matorrales altos del extenso patio, lo que les permitían permanecer ocultos. Casi inmediatamente, las puertas del jardín se abrieron de par en par y tres figuras aparecieron desde la oscuridad.
-¡¿Alguien puede decirme que fue lo que sucedió en el salón?!- Preguntó el antiguo anfitrión exasperado -¡¿De donde vino todo ese humo?!-
-Señor... nosotros tampoco sabemos que fue lo que pasó…- Respondió uno de sus guardias -Pudo haber sido una falla de los mecanismos o de las tuberías- Explicó, agregando también que por fortuna los invitados lo habían interpretado como parte del acto evitando entrar en pánico, siendo fácilmente trasladados a la sala contigua para que los de seguridad empezaran con la investigación.
El joven amo resopló en un alivio, mas adelante otro encargado apareció frente a ellos jadeando tras haber corrido mucho tiempo -¿Y qué pasa contigo ahora?- Preguntó con fastidio, deseando no escuchar alguna otra mala noticia que pudiese aumentar su mal humor.
-M-mi señor. Hay un problema con la lista de invitados- Comenzó a decir entre jadeos, tratando de recuperar el aliento -No hace mucho, uno de los invitados ingresó presentándose bajo el nombre de Elizabeth Kirshtein, hija de Lord Kirshtein- Explicaba llevando consigo los papeles con la información que había recolectado.
En ese instante, entre susurros Lydia se dirigía a Heytt quien se encontraba a espaldas contra la pared -Aún puedes arrepentirte, estas a tiempo de salir huyendo y olvidarte de todo- Le señaló muy seriamente, pudiéndose notar brevemente como sus ojos empezaban a resplandecer cual sangre, pues podían prever el conflicto que se avecinaba.
-¿Y bien?- Volvió a preguntar un el ya irritado anfitrión.
-Señor, acabamos de recibir una carta de Lord Kirshtein. Éste nos explica que no podría asistir a la fiesta… pues encontraron el cuerpo de su hija desaparecida flotando en el lago los pasados días atrás y debían de encargarse del entierro- Indicó finalmente, dejando en gran impacto al anfitrión.
-Pero créeme, si das un paso más hacia mí, si sigues aquí… no podrás dar marcha atrás- Finalizó ella también con una sonrisa, a medida que el anfitrión comenzaba a desperdigar órdenes a todos los guardias para que encontraran y atraparan a cualquier sospechoso que se encontrase fuera de la fiesta.
- Spoiler:
- Disculpa la demora! >-<
Lydia Eclair
Re: Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
El lobo había mostrado los colmillos, figurativamente hablando claro estaba. Elizabeth, bueno, quien se hacía llamada Elizabeth me agradaba lo suficiente como para dejar pasar el hecho de un cuerpo flotante. Yo por otro lado no le temía al peligro pues al final; en un momento de caos, simplemente debía elevarme y salir despedido por el cielo. No se puede matar a un dragón de más de 200 toneladas que ha vivido mucho en las cuevas de Artae – Yo soy quien debería de darte una advertencia – le tome de la muñeca y en un movimiento rápido intercambiamos papeles siendo ella quien se encontraba de espaldas contra la pared
Hey tú, ¿Qué haces aquí fuera en el Jardín? – Pregunto uno de los tipos que había estado acompañando al festejado hace unos pocos minutos. Mi cuerpo era lo suficientemente alto para tapar a Elizabeth, así mismo, la posición en la que se encontraba le favorecía pues había una sombra bastante agradable donde podía ocultarse – ¿Cuál es tu nombre? ¿Eres invitado aquí o te colaste?
Mi nombre es Orlain Straüx, salí a fumar un cigarrillo antes de mi presentación – Desvié la mirada hacia el guardia - ¿Tienes algún problema con eso?
Naturalmente reviso la lista y me echo una mirada bastante sospechosa antes de darse la vuelta – Cuando termines con eso vuelve a la fiesta, tenemos ordenes de aprehender a cualquiera que no esté en el salón. ¿Entendiste? – Sus pasos se escuchaban cada vez más lejos de nosotros dos. No sabía a qué habría venido esta chica pero, sabía que si andaba con ella; podría aprovechar algún momento para robar lo que me había pedido
Creo que estamos metidos en esto hasta el cuello ahora – Sonriendo me aleje de ella y comencé a andar hasta el ala oeste de la mansión, sabía que Lydia me seguiría así que guie el camino. Yo quería algo valioso dentro y ella buscaba también su propio beneficio. Lo único que me preocupaba es que lo que nos unía también en algún momento de la noche fuera lo que nos separase – Mi nombre no es Orlain a todo esto, no me molesta confiarte ese secreto pues ahora sé que no sois Elizabeth – sonreí por encima de mi hombro viéndole – Dime "Elizabeth Doe". ¿Quieres ver algo bueno?
Me acerque a la puerta y coloque mi mano sobre el pomo. Liberando algo de calor de mi caldera interna, comencé a derretirlo hasta que la puerta se abrió del otro lado. La puerta de madera fina se manchó pero no se encendió en llamadas debido a la baja temperatura en el ambiente – Escuche de unos invitados que la galería de arte está por aquí, yo vine por algo en particular que necesito para ayudar a alguien – Entre haciendo silencio y comencé a andar por la colonial habitación – Mi nombre es Heytt por cierto. – Me detuve un momento y me quede sin palabras.
Había una pintura del tamaño de la pared frente a mis ojos, el suelo de la habitación tenía la temperatura controlada para evitar que se maltratasen las obras que se tenían en los muros. La seguridad era minina y era obvio pues estábamos en un ala de la casa dentro del jardín, imposible que alguien saliera con una obra sin ser visto. Yo buscaba algo más pequeño, me volví hacia Elizabeth – Esta pintura es una obra de Adam Gussinova, fue llamada “El Acre” pues en uno de sus tantos viajes por Nuren de enamoro de un hada. Ella estaba sentada en un viejo acre, en medio del bosque. Adam dijo que pudo escuchar el trinar de las aves todo el tiempo, el caudal del rio que pasaba por ahí, perdida en la vegetación; iluminada tenuemente por el brillo del sol que apenas atravesaba las hojas. Le llamo “Libertad” y pinto a su musa – Sonriendo tome mi libreta de mi bolsa y tome algunas notas – Debo visitar Nuren algún día también
¿Alguna vez has visitado Nuren? – Me volví hacia ella recargándome en el muro – Pareces alguien que ha viajado por muchos lados y sino has viajado, seguro has estado en muchos lados del mundo. – Nosotros los Artae vivimos mayoritariamente en las montañas, yo vivía en el abismo más profundo que pude encontrar durante mucho tiempo. – Suspire largamente y cerré los ojos recordando el olor a tierra humeada y la sensación del marfil – Sé que nunca has estado en Artae, eso me queda claro – Abrí un ojo y le mostré brevemente el ojo de un dragón – Os cuento un secreto mío si vos me decís que hacéis aquí. Quizá no somos tan diferentes el uno del otro y entre una y otra vuelta por la mansión. Nos hagamos con lo que vinimos a buscar.
- ^^:
- No hay problema!
Última edición por Heytt Von Ströker el Jue Abr 06, 2017 11:55 am, editado 1 vez
Heytt Von Ströker
Re: Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
No pudo evitar sonreír por el comentario con respecto a su nombre -Ilústreme “Sr.Orlain”- Respondió humorísticamente a la expectativa de sus movimientos, después de que éste posara su mano sobre el pomo de la puerta el olor a hierro caliente llegó hasta su nariz y el metal cedió derritiéndose por completo, Lydia felicitó a su compañero con un par de aplausos discretos como si se tratase de un público ante un gran acto de magia, y haciendo las bromas a un lado, ambos bandidos ingresaron a la sala de estar.
Mientras observaba a su alrededor con cuidado el nombre real de su contrario le fue dado, pero antes de poder corresponder otorgándole el suyo se silenció al mirar como éste contemplaba una enorme pintura, posándose a su lado a medida que escuchaba la historia del mismo y tocaba suavemente la pieza admirando su belleza sin poder evitar dejar salir una breve risa luego de verlo tomar su cuaderno y escribir -Eres una persona muy apasionada a las aventuras aún en momentos como este, lo reconozco- Comentó mientras se devolvía y comenzaba a revisar a su alrededor en busca de alguna pista, teniendo que negar con la cabeza en respuesta a su pregunta sobre Nuren.
Seguidamente se detuvo mientras tomaba uno de los libros de la estantería y lo inspeccionaba, devolviendo su vista en él -Tal vez te sorprenda, pero si he tenido la oportunidad de visitar Artae en el pasado- Hizo una leve pausa al observar el muy interesante cambio de ojos del joven, descubriendo así su naturaleza -Aunque tal parece que no he podido visualizar todas sus sorpresas escondidas en él- Agregó finalmente devolviendo su mirada en el libro y dejándolo caer al no encontrar nada de lo que buscaba.
-No es necesario que lo digas si no quieres, después de todo te lo debo después de la salvada de hace un rato- Decía mientras seguía revisando el librero, tomando arbitrariamente cualquier libro de su interés hojeándolo por unos instantes para devolverlo a su posición o tirarlo al suelo dependiendo de qué tan interesante le parecía al respecto -Me gustó mucho el clima de Artae ahora que lo mencionas, si bien la pasé mal perdiéndome entre sus cuevas, la naturaleza es preciosa y abundante… muy por el contrario de lo que podrías hallar en un lugar tan seco y árido como lo es Karr, mi nación- Explicó, preguntándose aquello cambiaria abruptamente el pensar sobre su persona, después de todo a pesar de haberse acabado la guerra, ambos eran países que mantenían una muy delicada relación.
Posteriormente su atención regresó a fijarse en los adornos y esculturas que decoraban la habitación, pasando su dedo índice lentamente sobre ellos mientras caminaba -Al igual que tú, vine aquí para apropiarme de un objeto en particular que mantienen escondido- Su andar se detuvo ante el busto de una mujer situada en uno de los costados de la habitación la cual llamó su atención, pues en sus ojos parecían tener dos cristales incrustados que brillaban muy tenuemente -Aunque lejos de la noble intención de ayudar a alguien, este objeto que yo quiero sirve para mi propio beneficio- Añadió, rodeando la pieza mientras la inspeccionaba quedando a un lado de ésta, necesitando de inclinarse para quedar a la altura de ella y mirar a la dirección hacia donde la escultura miraba, descubriendo su secreto.
Volvió a su postura original llevando su vista a Heytt -Ahora que sabes esto, ¿Tu también quieres ver algo bueno?- Interrogó, tomando la decisión de deshacerse de su máscara que poco ya le servía a esas alturas y desabrocharse aquel collar que llevaba en su cuello, dejando en evidencia la aparición de sus cuernos que revelaban su verdadera naturaleza. Acto seguido, optó por colocar el collar alrededor del cuello de la escultura que acababa de inspeccionar, cuyo efecto provocó que el resplandor de los cristales desapareciese, tratándose de dos piedras mágicas que al verse inhibidos de su poder mágico, provocó como consecuencia que el cuadro que anteriormente Heytt había mencionado desapareciese, erradicando la ilusión que generaba y permitiendo visualizar un pasillo largo cuyo diseño parecía ser mas tecnológico, típico del estilo de los laboratorios científicos característicos de Torava.
-Mi nombre es Lydia Eclair por cierto, la vil demonio Lydia Eclair- Dijo finalmente con una sonrisa.
Lydia Eclair
Re: Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
A la par que el cuadro desaparecía, una melodía de piano comenzó a sonar fuera. La fiesta se había ido al abismo del silencio dejando que las notas engullesen el ambiente. No pude evitar desviar la mirada unos segundos hacia el jardín. Tenía esa sensación de que el jardín cobraría vida en cualquier momento, incluso la niebla que comenzó a descender por lo gélido de la noche. – También tienes interesantes trucos, Lydia – Dije sonriendo para devolver mi mirada hacia ella – Hasta el momento lo vil no te hace honor – Le puse la mano en el hombro unos segundos y me adelante en el pasillo
Me sorprende que hayas estado en Artae, me gustaría más conocer sobre ese viaje que hiciste en particular – Dije con honestidad, la voz corría rápido entre los pueblos de mi nación. Alguien tan singular como ella habría estado en boca de todos – Yo mayoritariamente me la pasaba en los rincones más profundos del abismo de Artae, podría contarte mil y un cosas sobre la roca y los minerales que crecen ahí. Principalmente el oro. – Me detuve un segundo, el pasillo estaba alfombrado después de una distancia no tan lejana de la entrada. – Debo serte honesto antes de seguir juntos por aquí.
Aunque mis objetivos aquí pueden ser similares a los tuyos. No creo que sea por los mismos motivos – Eche mi mochila para delante y saque una libreta, comencé a mover las paginas hasta que llegue al inicio de esta “aventurilla en la ciudad” – Ella es mi razón de estar aquí – Le indique mientras le mostraba el dibujo detallado de una pequeña niña, con un vestido en harapos, sandalias rotas y un cabello por todos lados color almendra, ojos de avellana y piel suave como la nieve – Su nombre es Alana. Es una esclava de un grupo llamado Cädeleux. Me topé con ellos en el bosque por curiosidad
Guarde la libreta y me di la vuelta – Solo espero que no sea el mismo objeto aquel que busquemos – Le dije en un tono serio, no amenazador sino conflictuado – Muy a pesar de tu naturaleza me agradas pues eres como yo, una nota en una sinfonía bastante cálida. – Seria desagradable tener que llegar a un acuerdo, pero… - Tome un doblón de oro de mi bolsa – Quizá pueda contratar tus servicios – Le mostré la moneda por encima de mi hombro.
Yo solo puedo proveer una cosa en este momento… - Indique mientras daba otro paso al frente. Inmediatamente un golem salió del muro y me embistió dándome un buen golpe en el rostro. El concreto del que estaba hecho se hizo pedazos contra mi endurecida piel de dragón – Va a ser de aquí en adelante un pasaje divertido – golpeando al golem en el rostro se hizo pedazos – Lydia, me gustaría escuchar cual es la historia detrás de ese rostro. Después de esto, quizá me gustaría llegar a conocerte mejor… nunca se sabe cuándo un asesino es útil. Y por asesino… - Sonreí amablemente – No me refiero a vos.
Hubo una época donde los Artae nos ocupaban como máquinas de guerra. Los dragones de todas las criaturas en la creación fuimos y siempre seremos el ariete de asedio. – Dicen que los Karr y los Artae no congeniamos mucho pero para ser sincero, tú me agradas mucho más de lo que habría jamás pensado. Quizá es nuestra naturaleza – Le indique y seguí por el pasillo esperando a que el camino se mostrase ante nosotros o, mi acompañante lo indicase.
Última edición por Heytt Von Ströker el Jue Abr 06, 2017 11:56 am, editado 1 vez
Heytt Von Ströker
Re: Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
Detuvo su andar cuando éste lo hizo, sintiendo algo de curiosidad por sus repentinas palabras. Seguidamente, se hallaba visualizando ahora el dibujo de una pequeña y delicada niña que al parecer se encontraba en peligro, y el conocer sobre su situación le había provocado una inquietud interna en su pecho, entrecerrando los ojos con una expresión seria, mientras desviaba su mirada e intentaba convencerse así misma que sobre lo que Heytt pensase de ella y de que necesitase de su ayuda para para salvar a la niña no eran de su incumbencia, sabía muy bien que lo mejor para ella sería no involucrarse si no era necesario, sin importar cuánto dinero llegara a pagarle, debía de concentrarse en el éxito de sus propios deseos, no permitiría que algo mas doblegase su determinación.
En medio de su debate interno, pudo visualizar como Heytt daba otro paso adelante y el sonido de un mecanismo se escuchó por lo lejos, y antes de tener el tiempo suficiente como para gritar y advertirle, aquél golem se abalanzó velozmente golpeándolo, sin embargo, muy distante al escenario de ver a su compañero abatido, el brazo del golem se hizo añicos ante sus ojos disolviéndose posteriormente tras un fuerte ataque del dragón. Increíble, pensó inmediatamente, si realmente era un asesino como él parecía decir, se cuestionaba la razón por la cual no había decidido acabar con la organización en primer lugar si realmente era alguien tan fuerte, derivando a la conclusión que probablemente el problema en el cual se hallaba metido era de proporciones más grandes que las que un dragón podría enfrentar.
Emitió un suspiro de resignación ante sus últimas palabras, tampoco era como si lo odiara -Muy bien, trabajaremos juntos durante un rato- Empezó a decir comenzando a caminar un poco más rápido para adelantarse a primera línea e indicar el camino, regañándose así misma al pensar que estaba siendo débil -Sin embargo… no te garantizo que mi lealtad permanezca igual si nuestros objetivos llegan a ser los mismos- Advirtió de antemano observando a chico desde atrás con una sonrisa desafiante, actuando mas como ella suele ser.
Continuaron andando por el pasillo hasta llegar a lo que parecía ser la antesala de una habitación nueva y antes de que su compañero pudiese adelantarse y entrar en ella, Lydia lo detuvo haciendo un gesto con la mano desde atrás. Analizó la habitación, el lugar estaba hecho de rocas y bordeado por un centenar de grandes esculturas de piedra a los lados, era bastante amplio y alto, como para permitir un segundo piso, tal parecía que con cada paso que daban los conducían más y más a lo profundo de la mansión, quien diría que semejante morada guardase secretamente un lugar como este, le parecía altamente sospechoso, poco común para unos simples investigadores. En la parte superior de la habitación denotó la continuación del pasillo, lugar al que no podrían acceder sin tener algo con el cual subir, pero lo que más le preocupaba era saber por qué dejarían una habitación tan grande como esa solo con ese simple obstáculo.
Se agachó brevemente para tomar del suelo una roca solitaria y arrojarla hacia el interior de la habitación, tras caer al suelo los cristales ubicados en los ojos de las esculturas brillaron y activaron una trampa que arrojó un centenar de púas afiladas hechas de energía en dirección de la piedra, destruyéndola en el acto. Al parecer la especialidad de las piedras mágicas a los lados era fabricar mágicamente un centenar de trampas para evitar que cualquiera pasase por él, un obstáculo muy conveniente si querías evitar la presencia de intrusos.
-Creo que voy a necesitar estar más cómoda para esto- Comenzó a decir sin tomar el reparo en solicitar permiso antes de deliberadamente sujetarse con su mano diestra sobre hombro de Heytt para hacer equilibrio y con su mano opuesta retirar las zapatillas que vestía, posando ahora ambos pies desnudos en el alfombrado del suelo -¿Me los sostienes un minuto?- Pidió amablemente entregándole el calzado y tomando la delantera, pues para lo que estaba a punto de realizar, los delicados tacones de sus zapatos no iban a ser capaces de aguantar por mucho tiempo la brusquedad de sus movimientos ni aguantar su peso.
Inspiró y exhaló aire controlando su respiración, en un santiamén, se había abalanzado hacia la trampa, al tocar el suelo inmediatamente necesitó rodar sobre sí misma para evitar la oleada de estacas filosas que nacieron desde arriba, al llegar tuvo que levantarse rápidamente, pues una hoz nacida de quien sabe donde amenazaba con cortarle el cuello si no se apartaba del lugar, evitó por poco una llamara de fuego que exhaló una de las esculturas quemando un poco la manga del guante que cubría su brazo al intentar protegerse. Luego de aquello, la piedra a sus pies se alzó del suelo e intentó aplastarla con otra piedra que salió desde arriba, al saltar, aterrizó en otra roca que también se había levantado junto a otras simulando una escalera ascendente, una de ellas se desmoronó por lo que tuvo que volver a brincar antes de caer, muchas fueron las continuas acrobacias que tuvo que realizar eludiendo las continuas trampas que planteaba la habitación. Al pisar una superficie que parecía ser más estable, unas estacas nacieron desde sus pies, pudiendo evadirlo por muy poco, sin embargo, esta vez la parte inferior de su vestido se había atorado entre el filo de las púas, deteniendo su movimiento y observando como otra roca nacía desde el cielo intentando aplastarla, tuvo que utilizar su fuerza para halar el vestido y romperlo, volviendo a rodar hasta adentrarse al otro lado del la habitación.
Tras la maniobra de emergencia, respiraba agitada pues hace unos instantes juraba que había visto su vida pasar ante sus ojos, recobró la compostura levantándose para sacudirse el polvo del vestido, la falda resultó herida acortándose un poco más arriba de sus rodillas, situación que a pesar de ser una lástima para tan elegante prenda, le venía muy bien para regresarle la libre movilidad que tanto le gustaba tener. Consecutivamente, se volteó para volver a posar la vista en el contrario, el cual ahora se encontraba del otro lado de la habitación y sonrió -¿Me puede devolver mis zapatos?- Preguntó en de manera humorística -Si no logras seguirme el paso me deberás el doble de sueldo- Sentenció traviesamente, invitándolo a demostrar sus habilidades para pasar la prueba.
Lydia Eclair
Re: Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
Me agache evadiendo un par de hachas que venía para degollarme y salte hacia un costado evitando ser aplastado por una roca que cayó del suelo. Alce las manos sujetando las zapatillas y por evitar que las hicieran pedazos, me vi en la necesidad de endurecer mi piel un poco para recibir el golpe de una guadaña que se rompió al contacto, suspire y avance un par de pasos más dejando las zapatillas en manos de su dueña – Quizá tengan un rasguño o dos – Le indique sonriendo y seguí adelante, al volver mi piel humana nuevamente, una cortada muy fina en mi mejilla comenzó a sangrar – No puedo seguir con estas transformaciones parciales sin esperar que no me pasen factura eh – Le indique a Lydia mientras avanzamos por aquel pasillo, las luces cada vez eran más distantes la una de la otra.
Tengo la sensación de que poco a poco vamos a terminar en el interior de un sitio sin luz por ningún lado… - Me sentía de vuelta en Artae, cambie mis ojos por los de dragón para tener una vista más clara del sitio. El pasillo comenzaba a degradarse como si se tratase de un sitio al cual nunca se le había dado mantenimiento – Creo que a partir de aquí, si conseguimos lo que está al final de la sala nos meteremos en un lio gordo, los pasillos se vuelven más angostos en aquella dirección. - Me detuve un segundo y me agaché en rodillas - ¿Hueles eso? – Metí la mano a mi mochila y saque una mascará de gas – Es azufre, seguramente sea un veneno aerobio, ponte eso si lo necesitas– Le indique poniendo la mascara en sus manos, acto seguido saque dos cristales de Viritia de mi mochila y le di uno – Fungen como antorchas, solo piensa en un deseo muy ferviente y se iluminará. Es lo más sabio considerando que si hay algo más que azufre aquí podríamos terminar incinerados.
Me sentía como si fuera una de esas tantas minas inexploradas de Artae que fueron abandonadas por los tóxicos gases o los laberintos eternos qué en vez de sacarte, te halaban hacia las profundidades de la tierra. – Sera como dar un paseo. Dime Lydia, en ese viaje que hiciste a Artae, ¿Tu guía te enseño el lugar más bello de las cuatro montañas? – Una plática siempre era algo para pasar el tiempo y hacer amena la situación – Es un sitio que no se encuentra lejos del centro postal, yo le llamo el corazón de las luces blancas porque está justo donde las cuatro montañas colindan y tienen un techo intacto. Es igual que un jardín en el interior del estómago de la bestia – Trate de guiar el camino pues era el que tenía visión nocturna de alguna manera
Me detuve en seco y saque mi cuchillo de cazador dándome la vuelta para verla de frente, me acerque amenazante y al estar un par de pasos justo al frente le moví del hombro hacia un lado sin empujarla con fuerza pero si suficiente para quitarla de la trayectoria del Gyümayin. Clave mi cuchillo en la cabeza de la bestia y la puse en el suelo para posteriormente cortar su yugular – Los Gyümayin son criaturas que nacieron en la superficie hace eones y ahora rondan solo sitios oscuros, carnívoros de preferencia. Tienen gomas en los pies que los hacen sigilosos – Mire a Lydia sonriendo - ¿Crees que me puedas seguir tú el paso ahora? – Limpie el cuchillo y arroje la sangre al muro – No sé qué vinimos a buscar hasta aquí pero no creo que haya dos objetos del mismo. Esperemos que me equivoque – Le indique con la mirada que debíamos seguir en movimiento
Quien sabe que otra clase de cosas nos esperen en este lugar…
Última edición por Heytt Von Ströker el Jue Abr 06, 2017 11:53 am, editado 1 vez
Heytt Von Ströker
Re: Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
No tuvo problema alguno en lograr hacer brillar el cristal tan pronto como éste tocó sus manos, pues solo tuvo que volver a concentrarse en su misión principal y aquello provocó la incandescencia del objeto. Muy astuto de su parte, eso pensó -Como era de esperarse de un explorador, siempre preparado para cualquier circunstancia- Alagó sonriente siguiéndolo durante el recorrido.
Tras su siguiente pregunta, tomó un par de segundos para recordar -No lo he visitado, pero de la forma en que lo mencionas, seguramente debe ser un lugar muy hermoso- Explicó en respuesta, pareciéndole hasta un poco encantadora la manera en la cual Heytt se dedicaba a hablar de aquella forma apasionada sobre su propia región, pues sonaba como si estuviese muy orgulloso de ella, y aquello no podía llegar a estar más distante en contraste a lo que Lydia llegaba a pensar sobre su propia nación, que si bien el lugar no tenía enteramente la culpa ya que era un sitio bastante árido y desértico, hasta la propia demonio admitía que fuera de la capital y el castillo de la soberana, el resto de la región palidecía frente a las características de las tierras de los otros clanes, un poco rudo pero cierto, al menos por ahora.
Sintiendo algo de extrañeza detuvo su andar cuando Heytt lo hizo, si bien su rango de visión no estaba del todo interrumpido por la oscuridad al ser también un ente sobrenatural, al observar a los lados no distinguió amenaza alguna, solo la inmediata presencia del Dragón que sin razón alguna se acercaba peligrosamente hacia su persona. Se cuestionó inmediatamente si en ese momento él había decidido aprovechar la oscuridad y decidido traicionarla, posando su mano en su muslo preparada para desenfundar la daga escondida que tenía llamándose así misma una idiota por habérsele cruzado la idea de confiar en él, pero antes de poder hacer algo, éste la apartó del camino y la salvó del ataque de una bestia sigilosa.
Se mantuvo en silencio ante la escena, su rostro sorprendido se relajó desviando la mirada encogiéndose de hombros, la había atrapado esa vez, debía de reconocerlo, su mano se relajó y la apartó de la daga, al parecer no se había equivocado, y parecía estar muy aliviada por ello. Nuevamente continuaron por su camino, y una vez más la conversación sobre el objeto que buscaban regresó a flote, suponía que para esas alturas no debía haber ningún problema en hablar sobre ello -Lo que yo busco aquí, son conocidas como las Cajas del Abismo, son contenedores creados por demonios, y pueden llegar a contener desde las maldiciones más perversas, hasta los objetos malditos más poderosos que pueden traer devastaciones a ciudades enteras- Realizó una breve pausa, posando la mirada en la piedra de luz -Si la organización para la que trabajas las desean, créeme, no serán para nada bueno… aunque claro, no soy quien para juzgar- Sonrió amargamente, apretando con fuerza el cristal bajando su mirada -Yo tampoco soy una santa después de todo- Explicó finalmente.
Tan pronto terminó de hablar ingresaron hacia una nueva sala, el fuego de las antorchas se encendió tan pronto sintieron su presencia, y al no existir ninguna explosión provocada por ellas se dio a entender que el área del veneno ya había pasado y era seguro volver a respirar por su propia cuenta -¿Dónde estamos?- Se preguntó mientras observaba a sus alrededores detallando nuevamente otra habitación espaciosa con inscripciones muy antiguas escritas en las paredes y una gran puerta antigua fuertemente sellada con magia al otro lado de la habitación, pero antes de que cualquiera pudiese llegar a decir algo, una voz diferente rodeó toda la habitación.
-Honestamente nunca esperé que llegasen tan lejos- Interrumpió la voz del anfitrión de la fiesta, quien apareció saliendo junto a dos guardias de un pasillo secreto que servía como atajo hacia ese lugar -Vamos, no se crean que son los primeros en intentar robar mis tesoros, pero debo reconocer que los otros ladrones ineptos no tenían la astucia suficiente como para llegar hasta aquí- En su rostro dibujó una sonrisa perversa, divertido ante lo que estaba a punto de suceder -Como recompensa, haré el intento de que sus muertes sean lo menos dolorosas posibles- Con el chasquear de sus dedos, los sirvientes a sus lados invocaron la magia y dos golem aparecieron en el campo, más atrás, se hallaban dos lobos elementales de hielo invocados por el propio anfitrión.
-Y yo que pensaba que todos los habitantes de Torava eran humanos- Comentó con una sonrisa desafiante, dirigiendo su mirada a Heytt -Te encargo a los golems, déjame a mí al niño rico- Indicó rápidamente abalanzándose hacia el campo de batalla. Valiéndose de su destreza y agilidad eludió las primeras estocadas de los gigantes de piedra, quienes si bien parecían ser muy poderosos, su fuerza y defensa descompensaba en demasía su velocidad, y es allí cuando Lydia podía aprovechar la abertura y atravesar la barrera defensiva, los lobos elementales en otro caso, eran cosa distinta, al igual que ella, su virtud de basaba en la velocidad y precisión, sabía que tendría que deshacerse de ellos si quería llegar hasta el joven amo.
Saltó hacia atrás eludiendo el zarpazo de una de las bestias, quienes con dientes y garras afiladas atacaban constantemente intentando atrapar a la chica, pateó con fuerza uno de los lobos lanzándolo hacia un costado rompiéndolo en pedazos, y con daga en mano bloqueó el ataque del segundo cayendo de espaldas con él encima, utilizando todas sus fuerzas mientras intentaba alejar la feroz boca que buscaba por todos los medios atravesar su cuello. En un movimiento rápido atravesó con su daga el cráneo del lobo, deshaciéndose en pedazos de hielo. Se levantó de donde estaba mirando amenazante al joven, quien envuelto ahora en pánico lanzó un potente rayo de hielo, Lydia corrió en dirección a la magia atravesándola con una onda de fuego negro que corto a la magia a la mitad y le permitió pasar abalanzándose sobre él.
-Si sabes lo que te conviene ¡Abre la puerta!- Ordenó inmediatamente, amenazándole con la daga impregnada de fuego negro muy cerca de su mejilla, sujetando fuertemente su cuello hasta el punto de ahogarlo.
-¡Nunca! El sello que le coloqué es muy potente, no puede ser abierta por cualquiera y ¡Prefiero morir antes que entregarle mi tesoro a unas basuras como ustedes!- Respondió en negación total estallando en cólera sin importarle ya nada.
Lydia chasqueó la lengua furiosa entrecerrando sus ojos -Entonces, ¡No me sirves!- Exclamó fuertemente alzando su mano derecha la cual empuñaba su daga, dispuesta a atravesar su corazón y acabar la vida del joven.
Lydia Eclair
Re: Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
Al cabo de un rato, llegamos a una gran habitación, el anfitrión de la fiesta nos esperaba con una gran sorpresa. Todo paso tan rápido que apenas me dio tiempo de salir de mi trance momentáneo y entrar a la acción. Lydia se movía con una agilidad propia de una asesina, fue directo a por el chiquillo. Yo por otro lado solo escuche que debía encargarme de los grandullones. – Así que me toca el trabajo pesado, que lata – Indique y me quite la boina arrojándola por el aire – Sería bueno se alejasen de mí, no me gusta sentirme arrinconado – Sonriendo, endurecí mi piel a la de un dragón y vi venir el primero.
El coloso se acercó corriendo a toda velocidad con intenciones de emboscarme, evadí el primero de sus golpes con astucia, salte hacia un lado y con mi brazo embestí fuertemente su hombro destrozando el concreto del que estaba hecho, acto seguido, me sostuve bien en mis dos piernas y golpee su abdomen destruyéndolo rápidamente. Con el segundo no me fue tan bien, no alcance a verlo llegar hasta que ya estaba rodando por el suelo con el fuerte golpe propinado. Los sirvientes tomaron sus espadas y descendieron hasta donde estaba yo.
Esto ya me mete en un lio, no puedo matarlos saben… - Dije pensando en el dolor de la maldición que me debilitaría, regrese mi piel a la de un humano y tome mi cuchillo. – Claro está que nadie dijo nada de que se matasen los unos a los otros – Sonriendo, me abalance sobre uno de ellos, instintivamente su compañero blandió la espada hacia mí. Me agache apenas evitando el roce del acero, suerte con la que su compañero no contaba.
Uno a uno cayeron hasta que solo estaba contra un invocador, este rápidamente llamo al golem al combate, deje que me golpease para poder aprovechar la fuerza centrífuga y subirme a su espalda por el brazo que me embestía. Con la inercia y el momento, aproveche para atravesarle la cabeza, salte de él y vi como el golem aplastaba a su invocador. – No es asesinato si mueren por su propia mano – Dije y exhausto volví la mirada hacia donde estaba Lydia, quedábamos ella, yo y el anfitrión.
Si lo matas no sabrás donde escondió lo que buscas – Le indique antes de que esta le atravesará el corazón. Avance hasta la gran puerta, parecía que la escena se había paralizado y Lydia estaba con su mano dispuesta a apuñalarlo. – La vela de la vida que apagaras no te servirá de nada sino consigues lo que viniste a buscar – Por mi parte, tenía mis propios motivos y me importaba poco su existencia. No obstante, también quería lo que había prometido llevar. Me acerque hasta el sujeto y lo sujete de la camisa arrojándolo contra el muro, arrebatándoselo a la muerte
La puerta se hizo pedazos pues el cuerpo del chico la atravesó, el pasillo tenía una alfombra roja. Me acerque hasta el anfitrión que apenas se recuperaba y le tome de la pierna levantándolo boca abajo, lo colgué de una lámpara y lo golpee un momento en el rostro - ¿Vale morir por tu tesoro? – pregunté iracundo, sus ojos estaban empañados. – La puerta del fondo esta sellada con magia, aún si no podemos abrirla podemos destrozarla y no habrá valido de nada que te sacrificaras. Además, yo no vengo por lo mismo que mi acompañante femenina
Lo sabía desde el inicio, pero era algo que no podía contarle a Lydia. Desde que mis ojos se posaron en el joven anfitrión supe cuál era mi objetivo, acompañarla hasta aquí solo fue… - Quiero lo que traes en el cuello – Le dije y cortando su camisa con la daga, sujeté el collar que llevaba. Una hermosa piedra mágica estaba incrustada en un medallón de oro. Le baje y arroje a los pies de Lydia – Es todo tuyo, yo ya tengo lo que venía a buscar – Dije sonriéndole y me di media vuelta – Puedo esperarte por aquí hasta que recojas tu recompensa Lydia. Lo demás que tengas que hacer, no tengo que presenciarlo.
El ojo de Arliud, eso era lo que venía a buscar… Uno que puede ver todo lo que está por venir. El As de la clarividencia… ya puedo ir a rescatarla.
Heytt Von Ströker
Re: Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
Una vez con el joven amo de nuevo a sus pies, tomó al exhausto chico por el cuello de lo que quedaba de su camisa y lo arrastró por el pasillo -Créeme, querrás ver esto, puede que te resulte un poco… familiar- Le dijo antes de alejarse esperando que sus palabras le avivaran su curiosidad y le motivaran a seguirla, una vez frente a la dichosa puerta mágica, soltó al chico arrojándola frente a la misma, esperándole muy alegremente y a la expectativa -Muy bien, haz lo que sabes hacer- El contrario al saber que su vida aún peligraba con muy mala gana chasqueó su lengua y se dirigió a la puerta, luego de unos minutos recitando con cansancio una antigua inscripción las puertas de piedra crujieron deslizándose para abrir ante ellos una enorme sala hermosamente iluminada repleta de tesoros.
Doblones de oro; joyas de esmeraldas, rubíes y zafiros; bustos de mármol; armas, escudos y objetos de un fino porte estaban acumulados y desperdigados por todos lados, los ojos de Lydia resplandecían en reflejo al brillo de los tesoros demostrando su asombro y sorpresa pues ni siquiera ella en su vida había podido presenciar un escenario como este, adentrándose a la habitación observando todo cual niña pequeña curiosa por ver lo que le rodeaba, escuchándose el crujir de las monedas de oro a sus pies por cada paso que daba -¿No esperabas ver algo así verdad?- Le preguntó a su acompañante con una sonrisa entusiasmada volteándose para revisar a sus alrededores por algo que pudiese interesarle.
Por otra parte, el joven amo aprovechó la distracción de la demonio para emitir un comentario despectivo a los dos para luego correr y perderse entre los caminos de oro, llegando hasta una pared pulsando un mecanismo abriendo una puerta secreta y perdiéndose al pasar por ella. Aquello no podría llegar a interesarle menos a la chica, estando en el medio de varios cofres mientras los miraba en la búsqueda de algo, llamándole la atención el brillo de una hermosa piedra mágica de forma triangular colgando de una fina cadena simulando un péndulo, su aspecto le parecía interesante y las manchas de la piedra se movían como si tuviesen vida, por esa razón prefirió guardarla dentro de su escote, a salvo de cualquier mano ajena que quisiera tenerla.
-No puedes culparme por querer cosas bonitas- Comentó en prevención a unas posibles palabras de desaprobación por parte del otro, esperando ver su reacción ante la vista que se alzaba frente a ellos.
Lydia Eclair
Re: Esta noche, la oscuridad y la luna serán mis cómplices [Priv. Heytt Von Ströker]
Al abrirse la habitación, esta brillaba pues las gemas y tesoros en el interior eran incontables, me acerque al joven y lo sujete del hombro para levantarlo, lo arroje a un trono tallado a mano con madera de roble. Hermosamente decorado con ángeles y demonios, un buen tema para una buena silla. – No me esperaba menos, aunque debo decir que no me sorprende, tengo más tesoros en casa; pero no obras de buen gusto como estas – Le indique mientras apreciaba los cuadros y esculturas finas – Eres un tipo demasiado amargado para tener estas cosas, ¿Robadas quizá?
¿Robadas? - El joven anfitrión escupió el suelo y me miro retándome – Estas obras las compre con el dinero de mi familia, ustedes malditos ladrones solo quieren mi oro como todos los demás – Justo cuando estaba por continuar, se quedó en silencio y me miro – No, tú no eres como aquella asesina, tu viniste por otra cosa que no se puede comprar con oro – Se echó a reír – Como no me di cuenta, que estúpido soy.
¿De qué hablas? – Cuestione mientras dejaba a Lydia pasearse por los corredores de oro y joyas
Dime, ¿Exactamente para que quieres el Ojo de Arliud? Si sabes para que sirve no lo querrás para ti – Echo una mirada hacia donde se encontraba Lydia – Ella no parece el tipo de chica que vestiría esa horrenda “cruzada” en el cuello – Por un momento, sus ojos se cruzaron con los míos, lo suficiente para que leyera sus acciones – El ojo de la reina Arliud llevo un pueblo a su conquista. Dicen que es de mal augurio pues aquellos que lo portan verán su vida en sus ojos y lo que les depara el destino. Ese ojo se lo sacaron a la reina antes de quemarla como bruja
¿Juntaste tu fortuna con él? – Pregunte dándole la espalda y caminando hacia donde estaba Lydia – ¿Eras como esos chicos en el bosque que secuestraron a tu hermana hace años? – Aquellas palabras hicieron que el anfitrión se levantará enfurecido y corriera hacia mí con una espada. – Dejaste a tu hermana morir de hambre y sed por tantos años, quizá hubiera sido mejor que Lydia te degollará. No tienes perdón de nadie.
¡Mi hermana es una asquerosa bruja y tú no eres nadie para venir aquí y sermonearme! – Le pude el pide dejando que este cayera al suelo, la espalda se separó de su mano. Pisé su espalda para evitar que se levantará y le di un buen golpe en el rostro dejándolo inconsciente – Asqueroso humano – Seguí hasta donde estaba Lydia quien ya tenía al parecer lo que deseaba.
Por mi puedes tomar todo lo que gustes, esta escoria no lo necesitará en ningún tiempo cercano, confía en mí – Fuera de Artae, los humanos siguen siendo iguales. Solo quiero terminar con este trabajo y seguir mi camino… de cualquiera manera, levante el ojo de Arliud y lo mire fijamente – Ya se cual es mi destino. ¿Tienes todo lo que viniste a recoger, Lydia?
Heytt Von Ströker
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