Roar

El volcán de la vida, aquel que una vez cada diez años entre en erupción, escupiendo rocas de las cuales más tarde nacen niños. El territorio que los integrantes de Roar protegen con más esmero, pues es de allí de donde nacen. Es un lugar antiguo y ancestral, pues existe desde mucho antes de la separación de Exié; se remonta a la misma época que el Crann na Bett.

La casa del Dyn, la máxima autoridad entre los integrantes de Roar. Es la casa más lujosa e imponente de todas y se encuentra justo en el lugar que posee las mejores vistas al volcán. Una casa que ha cambiado de dueño en incontables ocasiones, pues el título del Dyn está siempre en juego; cualquiera puede volverse el Dyn derrotando al actual poseedor del título.

Un pueblo bárbaro, no muy bien cuidado. A los habitantes de Roar no les interesa demasiado la apariencia de su pueblo; ellos tienen suficiente con tener casas en las que dormir. Un lugar en el que lo más común son fogatas, cantos tribales y constantes peleas y/o torneos para medir su propia fuerza. A pesar de que son un pueblo seco como Karr, ellos si tienen la suerte de poseer un par de pozos a lo largo de todo el pueblo, además de los suministros que pueden permitirse sacar del lago Zíu.

En esta aldea habitan los Pyrcas junto a los niños que nacen de Oku Natai Me. Los niños viven allí hasta que llegan a los 15 años, cuando son considerados hombres y los mandan al pueblo, donde desempeñarán la profesión que hayan elegido. Es una aldea llena de jovialidad y movimiento, pues la mayor parte de sus habitantes son puros niños.

Aquí es donde se llevan a cabo la mayoría de las competiciones y torneos del clan, no obstante, contrariamente a Karr, matar a tu contrincante está prohibido. Ya sea cuando alguien reta al Dyn o cuando debe solucionarse una pelea de forma oficial, este es el lugar al que la gente acude. Es además el lugar en el que entrenan los guerreros y aquellos que aspiran a serlo.

El único lago del clan, el cual se encuentra justo detrás del coliseo. Es un lugar popular sobretodo entre los niños de la aldea Pyrca, lugar al que sus mayores suelen llevarlos. A pesar de que sus alrededores son rocosos y secos es un lago limpio, de aguas claras y bastante profundo.

Probablemente uno de los más simples y “atrasados” entre todos los clanes, no obstante, se las apañan muy bien. La medicina que usan está basada en los conocimientos que les pasaron sus antepasados, razón por la cual se aleja de cualquier método médico usado en otros clanes. A pesar de que en el pueblo hay médicos, siempre es importante tener un lugar al que lleva a aquellos que se encuentran en más peligro, ya sea por una herida o una enfermedad.

Puede parecer extraño, pero el centro de comercio de Roar no es exactamente lo que parece. Evidentemente hay gente vendiendo lo usual, también forasteros que traen sus propias mercancías, no obstante, hay algo muy especial; los mercenarios. Aquí es donde estos hombres se reúnen para buscar clientes: cualquiera que les pague bien por sus servicios tendrá un trato con ellos, ya sea para proteger, guiar o matar a alguien.

En Roar no abundan los mercados, pero cuando los hacen se aseguran de que sea a lo grande. Víveres, ganado, ropa, artesanía, armas; son algunas de las cosas que estos ofrecen, además de otras mercancías únicas y extrañas traídas desde cualquier clan. Los comerciantes más exitosos saben que los mercados de Roar, a pesar de no ser constantes, son famosos, así que siempre se aseguran de asistir para exponer sus artículos.

Muchos de los integrantes de este clan son mercenarios, cosa que implica en más de una ocasión pasar mucho tiempo fuera del clan. Aquellos que viajan a menudo no tienen más remedio que comunicarse con sus hermanos mediante a las aves mensajeras. Puede ser una simple carta para decir que están bien o por otro lado, una petición de refuerzos. En ocasiones también llegan algunas peticiones de trabajo para esos que se han ganado una reputación fuera del clan.

Roar puede ser un lugar seco y árido, sin embargo aún logran cosechar alguna que otra cosa en sus campos. Los campesinos trabajan muy arduamente para lograr resultados y sin duda alguna lo consiguen en la mayoría de los casos. Los campos son amarillos, extendiéndose hacia el horizonte, hasta llegar a las costas del sector oeste.

La pesca es sin duda alguna una de las principales fuentes de alimento de los habitantes de Roar, razón por la cual los pescadores son esenciales para su supervivencia. Las aguas allí son feroces, sin embargo los más valientes salen en sus barcos pesqueros durante largos días hasta volver a casa y traerles alimentos a sus hermanos.

Si algo caracteriza a Roar es indudablemente su infinidad de terrenos baldíos, los cuales se extienden kilómetros y kilómetros. Son hectáreas de terreno completamente desolado, en el cual no hay más que tierra y rocas, en ocasiones algún árbol muerto y alguna que otra serpiente. Puedes tardar semanas en recorrer el terreno que va desde Oku Natai Me hasta el pueblo Pyrca, en ocasiones más de un mes para llegar al centro de comercio.

Situado en las cosas que están entre Oku Natai Me y el coliseo. El puerto es el principal lugar por el que llegan los comerciantes y forasteros, además de ser por donde parten aquellos que deben viajar a otros clanes. Hay barquitos individuales, sin embargo también disponen de varios barcos lo suficientemente grandes como para intimidar a cualquiera.

Las playas de Roar son extensas, algo rocosas en ocasiones. Aunque siguen siendo extremadamente calurosas no son como las de Karr; ellos sí pueden caminar descalzos por la arena sin miedo a terminar quemándose. Sus aguas suelen ser violentas, pero hay zonas donde el mar es más bajo y uno puede tomar un baño ocasionalmente, refrescándose de ese abrasador clima que siempre las acompaña.