Found you. — Priv. Noam Keahi
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Found you. — Priv. Noam Keahi
Aun recordaba bien lo sucedido tres meses atrás. Se presentó frente a ella una mujer de cuerpo joven, cuyas facciones se encontraban cubiertas por una gran tela negra, dejando al descubierto sólo sus ojos, grandes, profundos, de esos que parecen capaces de robarte el alma. La mujer escondida bajo un velo ordenaba unas cartas, prometiéndole respuestas a esas preguntas que vagaban por su mente. Obviamente, la joven lobo no creyó en sus palabras en primera instancia. Pero ¿Que podía perder? Hacía ya dos meses que había abandonado Roar y sin embargo, seguía sin noticias de Noam.
Así pues accedió y le preguntó cómo podría encontrarlo, explicándole todo lo sucedido desde el día en que se conocieron, hasta el mismo en que ambos partieron por caminos distintos, hacía ya un año atrás. Esta, con una voz distante, respondía la pregunta de la castaña.
Narraba como si toda aquella charla tuviera algún sentido más profundo que la joven no era capaz de comprender, algo más allá de lo físico, algo espiritual, quizás- ¿Medios? Sí los tuviera ya lo habría encontrado por mi cuenta. -Respondió ella, mientras su ceño se fruncía, dudosa de las palabras de dicha mujer. Esta sonreía “No, no ese tipo de medios, joven. Ese colmillo que le diste, puedo hacer que sea “especial”.” Lýkai no lo comprendía, ese colmillo ya era especial, al fin y al cabo le pertenecía a Lyd. "Puedo hacer que ese joven lobo te guíe hasta él". Sí. La mujer aseguró que podía hacer que la piel de Lyd la guiara de vuelta al lugar donde se encontraba su colmillo, mismo en el que, con suerte, encontraría a Noam. No sabía si todo aquello era sólo una estafa o realmente era cierto, sin embargo, no perdía nada por probar. Y con esa idea en mente era cómo había acabado en Torava, siguiendo los instintos que, según la adivina, le transmitía Lyd.
Pero tras más de dos días buscando sin resultado, cualquiera estaría casando. La joven se sentaba en el suelo, apoyada en su lobo- Dima, no creo que pueda encontrarlo... -Susurraba, algo decaída.
Y fue entonces, en ese mismo instante, cuando frente a sus ojos pasó un joven al cual podría jurar que no había visto en toda su vida. No había rastro de la piel morena o los ojos zafiro, ni de aquella preciosa melena azabache que siempre portaba consigo y, aún asi ¿Porque su corazón latía de ese modo, como si estuviera gritando “¡Lo encontré!”? No podía entenderlo. Era una sensación distinta a esas que la habían llevado hasta Torava, de hecho, hacía un buen rato que “Lyd” parecía haber dejado de darle señales.
Se puso de pie y agarró su vestido con fuerzas, arrugando la tela. Era él, estaba segura. Corrió, corrió tan rápido como pudo y sin pensarlo dos veces se le echó encima; no quería que se le escapara.
Ahora ambos estaban en el suelo, él tumbado hacía arriba y ella montándolo- ¡Te encontré! -Fueron las primeras palabras que salieron de sus labios, mientras sonreía tenuemente- He estado buscándote, Noam.
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Noam Keahi & Lýkai♍
Última edición por Lýkai el Vie Oct 14, 2016 10:38 pm, editado 2 veces
Lýkai
Re: Found you. — Priv. Noam Keahi
Así es como andaba el dragón, o cuando menos es lo que podía notarse en su exterior. Caminaba entre las multitudes, dando pasos secos y nada sonoros, pasando desapercibido de entre toda la multitud. No había nada que destacara en aquel hombre, ni siquiera por sus ropajes. Cubierto hasta la cabeza con aquella capucha, apenas y podían notarse las hebras rojizas y sus gruesos labios que se perdían entre las sombras provocadas por su ropaje. Estaba en su mundo, sin percatarse de lo que sucedía en la vida de los otros. No le importó la mujer que en la esquina se vendía o el hombre que escondía un objeto costoso entre sus prendas. Sólo se perdía en su mente y formaba parte de aquella multitud, siendo partícipe de los sonidos reproducidos en el mercado. No más.
¿Quién se imaginaría el tremendo debate que estaba tomando lugar en su cabeza? Cualquiera podría tacharlo de enfermo si hablaba de la manera más superficial… Pero no tendrían ni idea de que iba mucho más allá de lo que podrían procesar, y aun así, ¿quién tendría el más mínimo conocimiento de su historia? Curiosamente, el debate que mantenía con Keld aquel día era muy sencillo.
Noam llevaba más de diez minutos sin responderle con ninguno de sus pensamientos. Al haber pasado más de un año con ese dichoso Keld, había aprendido a medirlo. Sabía que no había manera de que alguien más le conociera mejor; en el tema que respectaba las discusiones, el fuego casi siempre ganaba a base de una simple acción, ignorar. Le salía de maravilla.
Fue inevitable, pero ante el último insulto Noam acabó riendo sin poder evitarlo, solo que lo hizo de forma discreta, como si simplemente se hubiese acordado de un buen chiste. No cabía duda de que Keld le recordaba a su yo más joven, ese chico lleno de tanto optimismo que enfermaba a todos, y por supuesto, tonteras imparables que decir. Empezaba a encariñarse con ese crío. Caminó hacia el puesto del artesano. —Buenas tardes, ummm… O casi noches, el sol comienza a esconderse —le dijo al muchacho con un gesto amable, dedicándole una amplia sonrisa mientras observaba todo lo que tenía en el exhibidor. Tomó una daga que tenía diseños delicados en el mango y en la hoja, luego sujetó otra más sencilla, teniendo una piedra azul en el inicio del mango—, ¿tú eres el artesano, o sólo un vendedor? —el que atendía el negocio era un joven que no debía superar más de los dieciocho años. Le respondió que era quien había realizado todo eso y Noam abrió un poco los ojos. Demasiado joven—, ¿en serio? No se suelen ver dagas buenas tan buenas hoy en día, luego agregan muchos adornos innecesarios a la hoja y le quitan su efectividad, pero tu agregaste lo necesario —sujetó la que tenía unas suaves ondas en el mango—. Créeme que si tuviera novia, podría regalarle esto, ¿cuál es el costo? ¿O aceptas trueque también? —le guiñó el ojo y…
Alguien se le lanzó. En menos de lo que canta un gallo estaba en el suelo. El arma acabó recibiendo un fuerte golpe contra el suelo. Antes de atacar a la persona que estaba encima suyo, se percató de que era un cuerpo femenino. La joven habló antes de que sucediera algo malo. —¡¿Ah?! —procesando… Muy lento, pero procesando… ¿y qué decir de lo que estaba observando? Desde donde se hallaba, su mirada se vio desviada al cuerpo de la mujer, apenas percatándose de lo que estaba sucediendo. Tuvo que procesar durante un par de segundos, incluso parpadeó varias veces ¿y qué decir de Keld? Estaba igual que él. No habló ni lo más mínimo.
Abrió los ojos. Ahora recordaba. —¡¡Lýkai!! ¡Eres tú! —¡Por todos los volcanes! ¡No se parecía en nada a la cría que recordaba! ¿Cómo demonios se desarrolló tanto durante un año? Pechos… Cadera… Cintura… Pechos… Pechos… Wow—, no te reconocí en un inicio… Wowowo…. ¡Espera! ¡¿Cómo es que me reconociste?! Soy… Di…Distinto… —sin poder procesar tanta información, se incorporó, quería reaccionar a cada de una de las cosas peor eran tantas cosas que… No sabía—, ¿cómo que me has estado buscando? ¡Cierto! ¡Mira! —sacó el collar que estaba escondido entre sus prendas, mostrándole el colmillo con una amplia sonrisa—, ¡No lo he perdí! Jaja tenía miedo de extraviarlo, lo guardo mejor que mis armas… ¡Pero, pero! ¡Olvida eso! Es que todo esto es tan repentino —las luces de las calles comenzaron a iluminarse, alumbrando a la joven por detrás. Después de no verla durante todo un año, sentía que sus facciones estaban mucho más lindas. Era toda una mujer y no cabía duda de ello —¡¡Joven!! ¡Tiene que pagar por eso!
—¡Sí, sí! ¡Disculpe! ¿Cuánto será? Um… Lýkai… ¿Me permites?... —le estaba montando y no se iba a incorporar de forma grosera. Noam aun estaba anonadado por la evolución que tuvo ¡Es decir! Él recordaba a una niña mugrienta que se la vivía con el ceño fruncido y que tenía dificultad extrema para comunicarse, no por falta de vocabulario, ¿tal vez de confianza? ¡¿Y qué importaba?! El punto es que había cambiado y que sin duda, lo había hecho para bien.
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Noam Keahi
Re: Found you. — Priv. Noam Keahi
Escuchó todas y cada una de sus confusas palabras, confusas más que nada por la sorpresa que él parecía haberse llevado y bueno, no era el único. Aún le era imposible comprender cómo lo había hecho para acabar con una apariencia tan... diferente. Si no fuera porque visto desde el lado más lógico es imposible, juraría que aquel ni siquiera era su cuerpo. Pero nada de aquello tenía relevancia en esos instantes. Lo importante era que era él, Noam, frente a ella, sano y salvo; vivo. Un pequeño y discreto suspiro se escapó de sus labios, mientras lentamente y sin prisas iba dándose cuenta de su alrededor. La daga en el suelo, el vendedor enfadado y su viejo amigo en un aprieto que ella misma le había causado- Ah, lo siento. Olvidé que no eras una presa. -Musitó, levantándose y soltándolo de una vez. Se agachó con cuidado y tomó la daga que había en el suelo, contemplándola con ojos de comerciante, justo lo que era; podría especializarse en ser intermediaria entre otros sujetos, pero no era mala valorando objetos.
Miró el filo a través de uno de sus ojo; se había torcido levemente. Además la piedra azul se habría agrietado, pero aparte de eso la seguía en perfectas condiciones. La joven sonrió decidida, mientras jugueteaba con ella con una habilidad magistral, haciéndola rodar entre sus manos. Alzó su mirada para encontrar la del vendedor, mientras posaba una mano en el abdomen de Noam, pidiéndole que esperara- Yo pagaré por ella. -Sentenció, decidida- Me gusta, tiene un buen peso. Espera. -Posó su dedo medio y el pulgar en su boca, produciendo acto seguido un fuerte silbido que se escuchó a pesar de la muchedumbre.
No muy lejos de allí se encontraba Dima, quien no se había movido un solo centímetro desde que la castaña corrió tras aquel hombre. Si bien usualmente la seguía por todas partes, llevarla por aquel mercado, tan repleto de gente y con lo grande que era el animal, se le hacía complicado. Por dicho motivo su fiel compañero solía esperar en ciertos puntos calve del mercado hasta que su hermana lo llamara. El animal se levantó con pesadez, moviéndose a un paso moderado para no embestir a nadie al caminar. La gente se apartaba de él, algunos con terror, otros simplemente con curiosidad o molestia. Cuando finalmente llegó al lado de la joven esta le acarició el morro- Gracias Dima. -Fue lo único que pronunció, tomando un saco de monedas del bolso que colgaba del lomo de la bestia. Sacó el dinero correspondiente y pagó por el objeto, para luego voltear su mirada nuevamente hacía el muchacho- Será un símbolo de buena suerte. Símbolo de que estabas sano y salvo; un amuleto protector. -Sus ojos eran completamente serios y sus palabras eran tan profundas como sonaba, ni más ni menos. Así era ella, creyendo en amuletos, símbolos y cosas por el estilo, siempre y cuando fuera ella quien les daba sentido a los mismos.
Tras haber pagado no fue dificil ver las caras de molestia de algunos clientes que rondaban por los alrededores, pues su lobo, a pesar de no estar haciendo nada, dificultaba el ya transitado paso de la clientela- Dima, punto c. Iremos para allá, adelántate. -El lobo asintió y sin más, se alejó entre la muchedumbre.
Sólo entonces volvió a voltear para verle a los ojos, unos completamente distintos a los que conocía. Su mano se alargó hasta tirar levemente de ese manto que escondía su rostro, liberándolo del mismo y dándole una visibilidad clara. Su mirada se mantuvo fija unos instantes, hasta que finalmente se dignó a hablar- Tienes menos arrugas, Noam. -Fue su mejor intento de broma, mientras sonreía, quizás algo confusa; ella tampoco comprendía muy bien porqué lo había reconocido- Antes has preguntado “¿Cómo?” supongo que la respuesta es que, no importa cual sea tu apariencia: Noam sigue siendo Noam. -Probablemente era la única persona en la tierra capaz de decir cosas así con un rostro tan sincero, tan... inocente, en cierto modo. Lýkai tenía el alma de un niño, crédula. No hacía falta nada más que sus instintos y las palabras del ajeno para que, sin duda, estuviera convencida de que era él y no un impostor.
Pero olvidémonos de esto ahora, odio este lugar, irrita mi hocico. -Dijo, mientras arrugaba la nariz, algo molesta- Vamos al punto c. Dima está esperando. -Como de costumbre sus palabras eran algo secas. Frases cortas y mensajes concisos, en eso consistía hablar con ella, en eso y nada más. Sin preguntar nada tomó la mano del contrario con fuerzas y tiró de él para guiarlo a dicho destino.
Estaba emocionada, feliz. Para él podría no ser más que una cría a la que conoció y ayudó casualmente, pero para ella era una de las pocas personas en el mundo en quien confiaba. Algo de lo que él probablemente no era consciente, pues nunca se lo dijo.
Apretó la mano ajena aún con fuerzas y volteó para mirarlo, retadora- Noam. Corramos. -Y sin más echó a correr. Era rápida, muy rápida. Evadía la espesa marea de gente como si no fueran más que árboles en un frondoso bosque. Se metía en pequeños pasadizos de tela, atajos que uno difícilmente debería conocer y a veces, cruzaba indiscretamente por el interior de paradas ajenas, tan rápido que los dueños ni tenían tiempo de protestar. Antes de darse cuenta llegaron a una zona más amena, donde había menos tiendas, menos gente. A lo lejos, sentado al lado de un farolillo se encontraba su lobo, quien miraba fijamente en su dirección; hacía rato que los había escuchado acercarse.
Cuando finalmente llegaron aún conservaba su aliento, mientras una sonrisa de gozo y unas mejillas levemente sonrosadas definían su rostro. Sonrió, abiertamente, con amplitud, mientras estrechaba su mirada y sus obres, brillantes por la puesta de sol, lo miraban fijamente, directamente a las contrarias- Tenemos mucho de que hablar, Noam. -No dijo más; no lo creyó necesario.
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Noam Keahi & Lýkai♍
Lýkai
Re: Found you. — Priv. Noam Keahi
Oe, que apenas y le recuerdo, así que no te emociones cabeza hueca
—Hasta hace un año no podía silbar —dijo con una pequeña sonrisa mientras se sentaba acomodaba un poco contra la mesa del artesano, sin permitir que todo su peso se viese apoyada en la misma. No quería ocasionar más problemas—, ¡Ahí viene Dima! ¡Dios! No deja de crecer tu hermano, pido montarlo cuando nos alejemos de aquí —le dijo animado, acariciando un poco el pelaje del animal en cuanto pasó a su lado para apartarse. Al ver el rostro de molestia de algunos, chasqueó un poco la lengua, igual le enojaba que le tuvieran miedo a un espécimen tan maravilloso, era normal, sí, pero carajo ¿No podían ver que era bien bello? ¡Él quería un lobo!— Me gustaría haber pagado por ese amuleto protector, pero tendré algo mejor que darte, ya me encargaré de buscarte un detalle —si tenía que ser objetivo, la verdad es que casi no recordaba a la chica. Sí, sabía quién era, pero en el pasado no había implicado ningún cambio significativo en su vida, ni el más mínimo de ellos. —Tú ya me diste uno, sería justo que yo te diera otro ¿No? —y fue así que volvió a acariciar el colmillo en su cuello, sonriendo como el idiota que era. Le hacía sumamente feliz que alguien le hubiese recordado. Desde que su alma quedó en el cuerpo de otro ser, Noam había tenido que partir desde cero. No tenía ninguna clase de influencia y, el cuerpo de Keld, pese a no ser conocido, no dejaba de ser un asqueroso Karr, así que prefería mantener un perfil bajo, sólo para prevenir.
De repente, la chica le agarró la mano y lo miró fijamente a los ojos por unos instantes. El dragón no sabía con exactitud lo que intentó, pero aun con ello, podía asegurar que no le hizo sentir incómodo. No fue esa clase de silencio que quieres matar, sino del que incluso te tomas el atrevimiento de disfrutar ¡Es decir! ¡Alguien le recordaba! Y eso era… Magnífico. Aun cuando tenía a Keld, era inevitable sentir una soledad sin precedentes. Estaba acostumbrado a dicha sensación en su vida pasada, pero todo el panorama cambiaba al momento en el que se tiene la certeza de que nadie te reconocerá al regresar. Después de pasar más de un año en soledad, una joven de hebras castañas aparecía frente a él, una chica que no significó la gran cosa pero que, a fin de cuentas, ahí estaba, recordándolo… ¡Diciéndole que le estuvo buscando! Eso significaba mucho.
Para sus adentros giró los ojos, pero el comentario procedente de Lý le hizo soltar una pequeña risita, la cual fue acompañada por la de Keld, tampoco hace falta decir que éstas fueron estruendosas y burlonas, pero a él no le importó en lo absoluto, ya no le estaba haciendo caso a su presunto “amigo”. —Noam sigue siendo Noam… —después de pensar eso, soltó otra risa, demostrando lo feliz que le hacía unas simples palabras. Pequeños detalles que podían verse insignificantes, pero que al final terminaban siendo los más importantes—. Gracias, creo que necesitaba oír eso —como si de una niña se tratara, revolvió el cabello de la castaña, observándole con mucho cariño. Alguien sabía que era él y no había tenido que dar la más mínima explicación para que comprendiera su simple existencia. Estaba emocionado.
De repente, actuó como recordaba que era digno de ella, impulsivamente. Le tomó de la mano, llevándoselo detrás suyo. Keahi siguió su ritmo e incluso lo hizo estando un poco atrás de ella, se sonrió. Podía verse la curva de su rostro más que clara. Escuchó su reto, era como una niña…—, ¡Perfecto! —pero ¿qué decir de una salvaje? Aun cuando avanzó con todas sus fuerzas, él no tenía ese cuerpo delgado y pequeño para meterse entre tantos pasadizos. Maldita Lýkai. Apresuró el paso y permitió que su lado competitivo saliera a flote, tal vez eso era lo que necesitaba, relajarse. Cuando finalmente llegó al destino de la loba, decidió calmar su paso. Tenía las mejillas un poco rojas y el calorcito de ese pequeño ejercicio le llegó. Nada exagerado. — No es justo, eres un piojo y te puedes meter por todos lados, era claro que me ganarías —no pensó si podía o debía pedir permiso para acercarse al lobo, sólo lo hizo. Aprovechando que estaba sentado, el hombre realizó la misma acción justo a su lado, dejo caer su cuerpo y acto siguiente, se apoyo en el precioso pelaje—. Hola Dima, espero no te moleste que me ponga cómodo en ti —canturreó suavemente para luego incorporarse y ver los ojos oliva de esa mujer tan peculiar. Debían hablar tanto, pero ¿qué pensaría de su historia? ¿Tendría interés en oírlo?—, ujum, bastante… ¿Con qué empezamos, entonces? Me gustaría saber porque me buscabas, no es que no me alegre, aclaro —comentó. El rostro de él permanecía animado, hasta sonreía con su verde mirada. Decidió quitarse la pañoleta negra que cubría parte de su frente, doblándola cuidadosamente—, pero, ¿sucedió algo? ¿Necesitas de mis servicios? —al hacer una pequeña pausa, le miró los ojos, auténticamente preocupado—, ¿qué sucede? Aunque… Tal vez yo debería ser el primero en hablar —río, es decir, ella no es quien había cambiado de cuerpo, pero no pudo evitar sentirse preocupado.
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Noam Keahi & Lýkai♍
Noam Keahi
Re: Found you. — Priv. Noam Keahi
Escuchó sus preguntas mientras se sentaba en el suelo, con las piernas cruzadas cual indio. Hacía algo de calor, así que retiró la piel de Lyd de sus hombros para acomodarla en su regazo. Siguió escuchando la voz ajena, mientras sus ojos miraban amorosos ese mismo pelaje blanco. Pasó sus dedos suavemente por encima, con cariño, casi como si realmente creyera que lo acariciaba a él; podía notarse en su mirada que aquello era mucha más que una prenda, mucho más que una simple piel. Entonces alzó la mirada- Hace cerca de seis meses -Empezó a narrar, mientras el sol iba escondiéndose cada vez más- Una familia de Torava contactó conmigo, querían contratar a un mercenario de Roar. Al parecer había un tipo sospechoso, aparentemente de Karr, que últimamente no los dejaba tranquilos. -Siguió contando- ¿Lo recuerdas? Te prometí que si alguna vez necesitaba ayuda de un mercenario, acudiría a ti. -Él probablemente no recordaba aquella promesa. Al fin y al cabo, era algo que se dijo, como quien promete volver a un restaurante después de una buena comida. Pero para ella era algo real, una promesa con un peso importante. Entonces su expresión se volvió algo más seria, mientras fruncía levemente los labios- Mandé varios pájaros mensajeros, pero... Nunca volvieron. Al parecer tampoco llegaron a su destino. Me pareció sospechoso, así que me dirigí a Roar. -Inconscientemente mientras pronunciaba el nombre del clan llevó su mano a la zona donde había recibido aquella herida. Fue un error estúpido, pero esa misma estuvo molestándola durante un buen tiempo, incluso llegó a reabrirse e infectarse, aunque claro, todo fue porque ella no la cuidó como era debido- Tenía... un mal presentimiento. Pero cuando fui allí pregunté por ti varias veces y todos dijeron lo mismo: Que habías salido para encargarte de un trabajo. No parecían particularmente preocupados, asi que pensé que debía sentirme igual al respecto, pero... -Su mano subió hasta encontrarse con su pecho, justo en la zona del corazón- Aquí... -Susurró, en un tono algo angustioso- Había una sensación extraña que no se iba... -Su mano arrugaba la tela mientras pronunciaba aquellas palabras- Contraté a otro mercenario y terminé el trabajo rápidamente. Tenía dinero de sobras, ya que no suelo gastarlo en nada realmente, así que decidí tomarme un tiempo y buscarte. -Explicaba, mientras soltaba un leve suspiro. Ya no había de que preocuparse, al fin y al cabo.. seguía vivo ¿no? Sí, sólo eso debía hacerle feliz- Eso pasó hace tres meses. Desde entonces he estado buscándote. Yo... empezaba a creer que... -Negó levemente- Olvidalo. Al final te encontré, eso es lo que cuenta. -La realidad era que ahora mismo ya no había ningún motivo por el cual buscarlo. Simplemente lo había hecho siguiendo su genuina preocupación, nada más, nada menos.
Nuevamente no había dejado claro el porque parecía importarle tanto. Pero ella era así, no necesitaba ser igual de importante para él como lo era para ella. Se conformaba con saber que aquella persona en la que confiaba y apreciaba seguía sana y salva, eso era todo.
Mientras estaba algo perdida en sus propios pensamientos un par de hombres se acercaron a ellos- ¿Eso está en venta? -Preguntó, mientras señalaba la piel de pequeño Lyd- Parece de muy alta calidad... ¿Hey, tu padre no hacía colección de estos? -Le preguntaba al otro, riendo levemente- ¿Ah? ¿Cómo quieres que sean de esos? Mi padre sólo colecciona los mejores. -Comentaba, despreciándola- ¿Mmm? ¿En serio? Creí que buscaba una piel de lobo blanco. A mi no me parece de mala calidad... -Hablaban bastante rápido, asi que tampoco daban mucho tiempo de reaccionar- Pero mi padre no busca cualquier piel de lobo blanco, busca unos que proceden de Karr. Se dice que son de un clan muy antiguo, es altamente codiciada entre el mercado y... ¿Mmm? ¿Que pasa con esa cara, tienes algún problema? -Ah. Estaba furiosa. Estaba realmente furiosa. Era por personas como ellos que algunos zoomorfos debían pasarse la vida huyendo, que debían esconder sus identidades. Lo mostraba en su expresión, los miraba con desprecio, con ira. Sus padres murieron por personas como ellos. Sus hermanos... Lyd... Todos. Sólo quedaba ella- ¿Que? ¿Estás molesta porque dije que era de mala calidad? Bah, dejame ver, seguro que estás exageran- -En el mismo instante que sus manos se acercaron a Lyd las uñas de la joven se afilaron cual garras y desgarraron su piel. Sacó los colmillos, gruñó y se puso en pose de depredador. Dima del mismo modo estaba alterado, mostrando sus colmillos y arrugando el morro- Fuera. Ahora. -Ordenó, más para ese entonces ya habían empezado a correr.
Su expresión fue volviéndose más amena con el paso de los minutos, hasta que finalmente logró tranquilizarse. Alzó levemente su mano para observar sus dedos, rojizos por la sangre de aquel desconocido. Eso era ella, una salvaje. Alguien quien no dialogaba, quien simplemente atacaba sin pensar en nada más. Sí, eso era ella. Un monstruo capaz de arrebatar una vida para salvar otra o, quizás, para proteger algo que ni siquiera está “vivo”.
Su mirada se mantuvo en su propia mano, sin hacer contacto con la del antiguamente azabache- Noam ¿Alguna vez has sido una presa? -Era una pregunta algo extraña, quizás fuera de lugar- ¿Sabes lo que se siente al ser cazado? El corazón latiendo, la adrenalina, el terror... Bueno, no es como si realmente lo recuerde tampoco. -Tomó sus dedos y los limpió con la parte inferior de su vestido. Su mirada era dura, seria. No mostraba un ápice de dolor o angustia, nada de eso- A pesar de que me veo así. A pesar de cómo me veo. A pesar de mi rostro, mis piernas, mis manos. A pesar de todo, para gente como ellos, no soy más que esto. -Y entonces, sólo entonces, sus obres observaron a Lyd, mostrando un leve dolor. Aún hoy se arrepentía cada minuto de su vida por no ser ella la que estaba allí, despellejada, siendo no más que una piel.
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Noam Keahi & Lýkai♍
Lýkai
Re: Found you. — Priv. Noam Keahi
Ignorando las palabras que el Karr estaba gritando sin parar en su cabeza, Keahi proseguía viéndose con una amplia sonrisa ¡Le daba mucha felicidad lo que había hecho por él! ¿Cómo podía agradecerle? No se le ocurrió ninguna forma humanamente posible, pero lo ponía contento, más contento de lo que a él mismo le hubiese gustado ¡Tenía tiempo sin sentirse así! Fue de esa forma que con delicadeza se decidió a sujetar la diestra de Lýkai, acariciando con suma suavidad el dorso de la misma. Toda la finura que parecía no poseer, se veía delatada en esos momentos. —Gracias… —observó las uñas de la joven. Estaban sucias y descuidadas. No había parecido alguno si se comparaba con las manos de las meretrices que tanto ostentaba. Las manos de esa chica tenían callos, algunas heridas superficiales y una suavidad que difería de lo convencional, porque tal vez, aquella sedosidad se debía a la calidez que envolvía su joven corazón y no al hecho superficial. Tenía un encanto tan inocente y único en su especie…—, estoy vivo, tal vez de una forma muy extraña, pero tú misma lo has dicho, Noam no deja de ser Noam, ¿cierto? —guiñándole el ojo, el hombre adoptó una mayor comodidad en el lobo. Cada que se acomodaba encontraba una posición aun mejor.
Un par de hombres se habían acercado a ellos. —¿Eh? —se pudo escuchar una confusión en el varón. Ante las expresiones iniciales de Lýkai, el dragón asumió que algo no iba bien. Escucho la conversación en silencio, tratando de saber qué demonios estaba sucediendo, ¿lobos blancos procedentes de Karr? Jamás había escuchado algo semejante. El tráfico de pieles no era un negocio con el que estuviese relacionado. —Oye… Lý… ¿Est- —Noam no pudo terminar la oración, pero por eso mismo podía darse una idea del panorama. Aquellos hombres tenían que ser idiotas para tener una conversación de dicha índole de forma tan abierta. Sin embargo, lo que detuvo a Noam de seguir hablando fue la reacción que tuvo su compañera. Cual poseso se incorporó, mostrando sus colmillos en pose de depredador. Soltó un gruñido que, de haber sido dirigido hacia él, sin duda le hubiera intimidado. Incluso hubiese considerado dos veces el llevar a cabo su cometido. Agradecía tenerla de amiga y no de enemigo.
—Presa… —ignorando lo que Keld le decía, repitió la palabra cuando escuchó a Lýkai pronunciarla. Ladeó su rostro pensativo, tomando la mano lastimada de la loba cuando se la limpió con su vestido—, no necesariamente —a pesar de que su profesión consistía en la adrenalina y el terror, comúnmente era él quien se encargaba de acorralar a las personas, hacerlas sufrir antes de que dieran el último respiro y, por supuesto, concederles unas últimas palabras antes de decir adiós a aquel mundo. Lo hacía sentir mal el trabajo en el que se desenvolvía, pero al final del día, justo de eso se trataba la supervivencia. —Hey —le llamó con suavidad, tomando el mentón de la chica para que le mirara a los ojos. No podía decir que entendía el dolor por el que la joven estaba pasando, pero no por eso iba a permitir que en frente suyo se decayera. Odiaba ver a las personas desanimadas, pero aun más a alguien que significaba mucho para él ¿Hipócrita de su parte? En lo más mínimo, era solo que… Había hecho algo por él… ¿Cómo no estar agradecido? La gente más insignificante solía tomar un lugar importante en los días de Roar, ¿por qué sería distinto cuando ella era mucho más que trascendental? Quería hacerla sentir mejor, pero no sabía con certeza cómo realizarlo. —Para mí eres mucho más que eso, Lýkai, no quiero hablar por terceros, pero hablando por mí mismo, puedo decirte con certeza que para éste extraño hombre eres mucho más que una piel de lobo —después de una pausa, desvió la mano hacia su mejilla, acariciando con suavidad. Podía ver a una pequeña niña necesitada de ayuda—, no podría compararte con simples exos… Lýkai, eres mi amiga —besó el dorso de su mano, soltándola cuando finalizó. No sabía si le había ayudado, pero sí que intentó…
Internamente giró los ojos, pero río ante ello. Siempre lo estaba molestando, pero realmente no tenía unas terceras intenciones, por lo que no se sentía ofendido. Se decidió a incorporarse y tenderle la mano, aunque se adelantó y le tomó de la muñeca, levantándola. —Vamos a limpiar la sangre de ese tipo, que tampoco me gusta su hedor. Hay un ojo de agua por aquí, deberíamos ir.
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Noam Keahi & Lýkai♍
Noam Keahi
Re: Found you. — Priv. Noam Keahi
Le habría gustado creer en todas y cada una de las palabras que le decía su viejo amigo, pero ¿Cómo podría? Era una joven que siempre había vivido bajo sus propias opiniones, quien había aprendido a valorar ella misma las situaciones, a juzgar todo aquello que pasaba a su alrededor.
Se dejó llevar por el pelirrojo con tranquilidad. No estaba especialmente alterada, ya no. Su respiración, pulso e incluso expresión se habían relajado, volviendo nuevamente a lo que era usual en ella; una calma abismal. La joven loba podría parecer una persona temperamental y violenta, pero lo cierto era que, pese a todo, usualmente era una persona tranquila, algo de sí misma que no aprendió hasta hace poco.
Dima caminaba al lado de ambos y de vez en cuando le echaba un vistazo a Noam, como si hubiera algo en él que llamara su atención. Por otro lado la castaña estaba absorta en sus pensamientos. Ah, había hablado de más. No tenía porque preocupar a su amigo, mucho menos cuando seguramente era él quien había pasado más apuros, teniendo en cuenta su actual apariencia. No tardaron en alcanzar la fuente que había en un rincón alejado del mercado. Apenas había gente, por no decir que estaban completamente solos. Probablemente era porque la zona se había ganado la mala fama de tener bandidos. La guardia del clan se había encargado de ellos, sin embargo seguía sin acercarse nadie- Aquí puedes estar tranquilo, Dima -Comentó, sonriente. Se agachó para limpiarse la sangre de aquel hombre de las manos y aunque el líquido desapareció rápidamente de las mismas, el hedor permanecería allí durante un par de días; siempre era así, lo detestaba.
No quería pensar en ello. Simplemente se negaba. Lo mejor sería ocupar su mente con otros pensamientos, como por ejemplo... ¿Que haría ahora que lo había encontrado? En un inicio lo buscaba porque quería que la ayudara con un trabajo, pero ahora ya ni siquiera eso. Lo había buscado por genuina preocupación, cosa que nunca en su vida había hecho por nadie. Por esa misma razón estaba nerviosa ¿Que se suponía que debía hacer? ¿Debía decir algo en particular? ¿Despedirse e irse sin más? ¿Escuchar primero que había sido de su vida? ¿Preguntarle que le había pasado? No lo sabía...
Alzó la mirada para encontrar la del ajeno, que estaba a su lado. Dima lo miraba aún curioso, ladeando la cabeza de vez en cuando y moviendo las orejas, como si escuchara algo que ella no podía percibir- Noam -Pronunció, mientras se sentaba en el borde de la fuente, tomando una de sus grandes manos entre las suyas, bastante más pequeñas- Aquí -Señaló, acariciando una zona del dorso de la misma con uno de sus dedos- Solía haber una cicatriz ¿La recuerdas? Aquella que ganaste salvándome la vida. -Comentaba mientras recordaba lo sucedido- Y aquí -Se alzó para ponerse de puntillas, mientras sus dedos tocaban ahora su cuello- Aquí estaba la que te hiciste mientras tratabas de salvarle la vida a Dima -Reseguía el camino que habría formado de seguir en su piel- Ya no están aquí... Pero aunque ya no estén... Mira... -Llevó la mano ajena hasta su hombro derecho, deslizando levemente el tirante de su vestido. Allí su piel se volvía áspera, signo de una cicatriz que adornaba en esa misma zona- Esta sigue aquí, recordándome cada día que Noam Keahi Oku Natai Me salvó mi vida. -Soltó la mano ajena, mientras volvía a sentarse- Estoy algo confusa ahora mismo, Noam. -Explicó, mientras ponía una cara que demostraba con creces lo contrariada que se sentía- He estado tanto tiempo buscándote y ahora que estás frente a mi, realmente no comprendo que se supone que debo hacer. -Intentaba razonar consigo misma, pero seguía sin hallar la respuesta- ¿Debería volver a Kugg? ¿Seguir comerciando, como lo hacía antes? Hey, Noam... ¿Que crees que debería hacer? Yo... Ahora mismo... No se si quiero irme. No sin ti. -Sí, ese era su problema. Aquella sensación seguía allí. Esa sensación de peligro e incertidumbre que llevaba acechándola desde hacía ya un buen rato. Sí, exactamente. No quería dejarlo solo, no quería separarse de él. Le daba miedo perderlo ahora que por fin lo había encontrado- Yo... -Frunció los labios- Noam. ¿Que quieres que haga? -Preguntó, ladeando el rostro, interrogante.
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Noam Keahi & Lýkai♍
Lýkai
Re: Found you. — Priv. Noam Keahi
Pero sabía que seguiría charlando tontería y media, llevaba conociéndolo más de un año por lo que conocía a la perfección el porqué y el cómo de sus acciones. Giró un poco los ojos y rascó su cabeza, como si de aquella manera se fuese a disipar la presencia de la que tanto deseaba deshacerse. No lo logró. De momento a momento, cuando Noam consideraba que estaba muy lejos de ella, le daba “indicaciones” como que siguiera adelante o que diera unos cuantos pasos al este, detalles semejantes.
“Je, oye, Noam ¿Ya viste? El perro, digo, lobo, no, no, em… ¿Cómo se llamaba? Dema… Ma… Tenía una D y una M… ¡¡Dima!! ¡Sí, sí! Bueno, él, voltea a verme cada que hablo, jeje, ¡¿ves?” Efectivamente, la criatura le observaba con curiosidad “¡Qué hermoso! ¡Alguien sabe que existo! ¡Esto es tan emocionante como cuando la pechugona se lanzó a ti! ¡¿Ves lo solitario que me dejas?! ¡Cosas así de insignificantes son mi felicidad y tú, viejo pervertido, consigues que prácticamente se te restrieguen de a gratis! Pero aaaah, cuando yo quiero-“
Mejor vetarlo por un rato, porque si todos los pensamientos de aquel crío fuesen externados, no cabía duda de que este escrito se acabaría por llenar de temas irrelevantes que ni siquiera vienen al caso. —Esta fuente es bastante agradable, alejado de las multitudes innecesarias, me gusta —comentarios de Keld. Está de más decir de qué iban específicamente. Teniendo en cuenta que todo lo dicho por Noam podía ser tomado como albur, así que quedaba claro el rumbo de sus chorradas. —Bien Dima, sentadito que quiero almohada —suavemente y como si de una mascota se tratase le empujó con ternura, pues tampoco quería imponerle algo que en realidad no deseaba hacer. Al cabo de unos segundos, el lican accedió a su capricho. Una sonrisa se coloreó en el rostro del dragón ¡Cuánto tiempo sin apreciar esos pequeños detalles de la vida! La interacción con otro ser vivo le hacía… Feliz. Agradecía la presencia de ambos.
V i s t o. ya luego discutirían al respecto. Aprovechando la disponibilidad de Dima, suavemente recostó la cabeza del joven sobre la blandita pancita del animal. Cerró un poco los ojos pero acabó por mirar a la mujer en cuanto alzó le buscó con la mirada. —¿Ujum? —respondió a su llamado, mirando cada parte de su ser. La joven empezó a hablar. Se inclinó un poco hacia él y tomó su mano, acariciando la zona del dorso con ternura. Le sorprendía que dentro de todo pudiese haber suavidad en una mujer como ella. El fino toque sobre su cuello, en cambio, provocó un suave estremecimiento, no porque fuese sensible al tacto, sino por las memorias que estaban despertando. Podía recordar todo a la perfección, Dima a punto de perder el control y él ahí, buscando como evitar su asesinato. El hecho de que dijera su nombre completo le hizo sonreír de nuevo, ah, tenía tanto sin realizar aquel gesto de forma sinceridad.
—Preguntas muy difíciles, querida Lýkai —le respondió cantarín, pero no por eso menos serio. Sentía que bajo aquel cuestionamiento estaba teniendo una gran responsabilidad. —No quieres irte sin mí, si dudas es por algo… y yo… —se levantó, no quería decir algo tan serio simplemente sentado. Quería verle a los ojos; una vez que logró incorporarse, observó los ojos olivo de ella. Le gustaba la intensidad en su mirada, pero ahora que veía aquella incertidumbre reflejada en su mirada, no estaba muy seguro. —Acompáñame —dijo firme—, intento… Recuperar mi cuerpo… —sonaba patético, pero ¿cómo podría regresar a Roar con esa apariencia?— No puedo regresar a mi clan así, la verdad es que… No quiero, ni siquiera proceso la idea de alejarme de mi amada familia. Necesito recuperar mi verdadera identidad. Ayúdame a hacerlo —tras realizar una pausa, se alejó de la licántropo, sentándose en el muro que delimitaba el dominio del agua—, aunque ¿sabes? Es un poco estúpido que esté empedernido en esto. Llevo tiempo viajando, buscando a la persona que traicionó mi confianza, pero, no le encuentro. No está en ninguno de los clanes, ni siquiera es una leyenda andante como para que el mundo esté hablando de él, sólo fue un viejo cualquiera… —la preocupación en sus palabras era palpable, así como el propio desasosiego que le estaba embargando—, tampoco me arrepiento pero, no mentiré, ni siquiera tengo el más mínimo conocimiento de hechicería como para saber si seré capaz de volver a ser ese Noam que conociste, probablemente mi cuerpo fue quemado o entregado a bestias tal alimento —aun así, alzó su mirada y lentamente observó a la luna. Cada que le veía, de alguna u otra forma le acaba por reconfortar. Permitió que su alma tomara un respiro, no era bueno dejarse llevar por las emociones— pero quiero intentarlo, no pienso rendirme, así que, Lýkai… —pero no podía olvidar al otro lobito—, Dima… —le dedicó una sonrisa sincera. No cabía duda de que el canino tenía su encanto, ¿cómo dejarle fuera de unas palabras tan importantes como las que estaba expresando?—, ¿me acompañarían en mi molesta travesía?
Pero alguien estaba dolido de no ser tomado en cuenta, aunque no lo expresara, Noam pudo sentir presión en su pecho, un sentimiento que no fue capaz de entender el porqué de su procedencia, cuando menos no en aquellos momentos.
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Noam Keahi & Lýkai♍
Noam Keahi
Re: Found you. — Priv. Noam Keahi
La joven observó al ajeno con cuidado, atentamente. Cada movimiento, cada acción. Era dificil decir porque, pero para ella era... tan claro, tan obvio que aquel que se encontraba frente suya era Noam. Cualquiera que la escuchara pensaría que estaba loca. Eran completamente distintos, total y absolutamente opuestos. Ya no quedaba rastro de esas facciones rudas e imponentes, esas que en su momento le parecieron increíblemente atractivas, aunque claro, para ella ese tipo de pensamientos solían permanecer en la inocencia, sin ir más lejos, sin segundas intenciones. Las oscuras hebras azabaches habían sido sustituidas por unas de un hermoso color fuego y su mirada zafiro era ahora de un precioso color olivo, curiosamente distinto al propio, que supuestamente era de ese mismo color. Su cuerpo, antes cubierto por cicatrices y alguna que otra arruga, era ahora el de alguien joven. Sí, eran tan distintos que sinceramente, cuando le reveló que aquel no era su propio cuerpo no pudo más que pensar que, después de todo, era evidente. Parecía sacado de un cuento ancestral, de esos que los más ancianos cuentan para asustar a los niños antes de ir a dormir, de esos que pocas veces había llegado a escuchar. Cualquiera se habría echado a reír y le habría dicho que estaba loco, pero ella no.
Su mirada estaba fija en él, no vacilaba. Ni por un segundo hubo atisbos de duda en la misma, simplemente una genuina y completa creencia en sus palabras. No dudó, simplemente asintió una y otra vez, asegurándose de no perderse detalle alguno en aquello que le explicaba- No acabo de comprender del todo lo que sucedió -Pronunció en primera instancia, para luego acercarse a él, tomándole nuevamente de las manos- Pero te debo la vida, la mía y la de mi hermano. -Sus mirada se calvaba en la de él, penetrante, casi como si viera a través de su alma- Ahora mismo no hay nada que me ate a ningún lado. Soy... libre, aunque de algún modo todo a mi alrededor se sienta como una inmensa cárcel... -Un sentimiento que no lograba comprender ni ella misma, a decir verdad- Ya sea un año, o dos, o tres -Sonrió- O diez, o veinte -Apretó sus manos alrededor de las de él, entrelazando sus diminutos dedos con lo ajenos, mucho más grandes y robustos- Te ayudaré hasta que encuentres tu cuerpo y entonces... -Cerró los ojos e hizo una pequeña pausa- Supongo que entonces, cuando llegue ese momento, tendré que volver a pensar "¿Y ahora qué?" una vez más. -En sus labios se depositó una sincera sonrisa. Estaba siendo completamente seria y estaba claro sólo con verla; no había mentira en sus palabras, ni en su ver.
A su alrededor seguía sin haber nadie, pero sinceramente, incluso si hubieran estado rodeados de personas, nadie habría podido entrar en su mundo. Era como si solo estuvieran ellos dos, en una pequeña e irrompible burbuja- Bien, entonces... -Y ahí cortó la burbuja, con un golpe filoso y absoluto; así era ella- Lo primero que deberíamos hacer es descubrir de quien es este cuerpo... ¿Estará su dueño dentro del tuyo...? He oído hablar de ese tipo de magia antes pero, pensé que era solo un cuento... -Se preguntaba, mientras soltaba las manos del ajeno con algo de brusquedad y se llevaba una al mentón, pensativa- Espero que esté bien, sería triste que haya muerto, era muy joven. -A pesar de lo que decía, en sus palabras no había realmente una preocupación extrema, claro que, era únicamente debido al hecho de que no le conocía y por ende, no era tanto lo que podía llegar a "sentir" por él.
Hubo una pequeña pausa y luego volvió a mirarlo, segura- ...Quizás deberíamos ir a Kugg. -Esa fue su conclusión, una que ni siquiera ella esperaba en un inicio- Es la isla del comercio, allí hay todo tipo de información. Sí alguien sabe algo del hombre que te traicionó, entonces esa persona estará en Kugg -Explicaba, mirándolo, para saber su opinión al respecto- E incluso si no hallamos la información que buscamos, necesitaremos exos para el viaje, tengo algunas reservas en casa. -Suspiró levemente, para luego reír- Y debo avisar al viejo o se enojará conmigo si desaparezco durante muchos años. -Añadió, casi riendo por lo bajo. Ese viejo gruñón era de las pocas personas allí por las que podría llegar a preocuparse verdaderamente.
Se había enfrascado tanto en la conversación que siquiera se había percatado del hecho que, desde hacía ya un buen rato, Dima estaba sollozando y restregándose en la pierna del más alto. La castaña se agachó muy levemente y acarició la cabeza del animal- ¿Dima, estás bien? ¿Te duele algo? -Cuestionó preocupada. El lobo seguía sin responder, simplemente siendo pegajoso con el mayor. La joven alzó la mirada, con preocupación- Noam ¿Te sientes bien? -Preguntó, algo ansiosa- Creo que Dima está preocupado por ti. -Añadió, mientras llevaba una de sus manos a la mejilla del ajeno.
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Noam Keahi & Lýkai♍
Lýkai
Re: Found you. — Priv. Noam Keahi
Ya no podía hacer nada para evitarlo.
Pero la tenía a ella, Lýkai, esa mujer que mantenía todos los dejes de ser una guerrera. Tal vez no de alguna tribu, pero sí de su propia presencia.
—Yo… —risita, aghr, así no podía verse como alguien serio. Las tonterías de Keld lo sacaban de sus pensamientos—, agradezco tu existencia y mis acciones del pasado, de no ser por ti… De no ser por ti, no sé qué sería de mí. —Tras una breve pausa, acarició su mejilla, siendo su acción lo que más se podía asemejar a un gesto paternal—, gracias, Lýkai —y antes de que el chamaquito comenzara a gritar—, gracias, Dima.
Y el comentario de la mujer provocó que abriera los ojos.
“¿No puedes cerrar el hocico unos instantes? ¡Déjame hablar con ella, carajo!”
—Respecto al dueño… Tal vez sea un poco complicado de explicar pero… Sigue vivo, su alma es demasiado intensa que hay veces en las que incluso lo percibo —podía escuchar las quejas del varón, pero redactarlas ni siquiera vale la pena con toda su bendita insistencia—, considerémoslo mi amigo condenado, es algo idiota —pero ya no diría más de él—; entonces, hay que ir al puerto, ah… Será un viaje demasiado largo, aunque por hoy creo que deberíamos descansar.
“Somos iguales, idiota”
“Apuesto que eras feo”
Más no podía negarse a las atenciones de tan encantador animal. Si bien no era dirigido a él, podía responder en voz del dragón que yacía acallado en su interior. La diestra del varón recorrió su columna vertebral, acariciando, no por su propia voluntad, sino por la de aquel que le acompañaba. —Yo estoy perfecto… Pero creo que el dueño del cuerpo está algo decaído —un poco de reconocimiento no estaría mal—; bueno, andando, que ya anochece y será un viaje largo. Por cierto, deberías considerar el conseguir más ropa… Digo, ya se ha manchado de sangre.
“Ajá, por la sangre, sí, claro campeón, y a mí me dan penita los de Euen… Pero sí, debería adquirir una talla más grande… Porque así no dejo de ver sus…”
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Noam Keahi & Lýkai♍
Noam Keahi
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