[CB] The innocent night visit — Marbella & Shea [Sin terminar]
[CB] The innocent night visit — Marbella & Shea [Sin terminar]
The innocent night visit Don't cry link that, Mabel | — Marbella Greice Usaba sus delicadas palmitas para golpetear la puerta de aquella vivienda. Su vivienda favorita, podría jurar. ¿Qué hora era? Las 2:30am, más o menos.— Doctoooor Sheeeaaa. —Gritaba una dulce voz aterciopelada. Todos los vecinos se asomaban, sin comprender qué iría a hacer una tan preciosa jovencita a la casa de aquel amargado doctor a tan comprometedoras horas de la noche. — Shea O'Sullivan Nunca había sido de esos que se acuestan temprano, pero tampoco se consideraba alguien trasnochador. Usualmente a la una de la madrugada ya solía estar durmiendo o como mínimo acostado en su cama, leyendo algún libro de su interés -usualmente de medicina- no obstante ese día era distinto. Había recogido un pequeño pero extraño animal en las calles de Euen más temprano y debido a ello se había quedado hasta tarde dándole unos básicos cuidados médicos. No era veterinario, pero ni siquiera estaba seguro de que aquello pudiera llevarse a una veterinaria... era... extraño. Justo en el momento en que estaba alimentándolo escuchó una dulce e infantil voz que le era de lo más familiar. Un suspiro casi automático escapó de sus labios, dejando al animal en la mesa y dirigiéndose a la puerta- Mabel, se puede saber que haces aquí a estas horas de la noche? -Preguntó, mientras habría la puerta, enarcando una ceja. — Marbella Greice Siguió golpeteando a la puerta del doctor hasta que esta se abrió, deteniéndose antes de llegar a golpear al rubio. En cambio sus manos se posaron sobre el pecho del águila y se paró de puntitas para verle mejor, pero él era mucho más alto.— Buenas noches doctor Shea. —Sus mejillas estaban tan coloradas como siempre que estaba con él.— He tenido una pesadilla. Soñé que venía en la noche a tocar su puerta y no me habría, así que vine para ver que me abriera. (?) —Había cruzado media ciudad para ello. — Shea O'Sullivan En sus ojos no pudo percibirse ni un simple atisbo de sorpresa y es que, tras tantos años conociéndola ese tipo de cosas ya no le sorprendían. Simplemente dejó escapar otro suspiro y miró a los vecinos, negando con la cabeza y haciéndoles señas con las manos para que se metieran en sus propios asuntos- Bien, como sea. Estoy ocupado y es un poco tarde, será mejor que duermas aquí esta noche. -Mencionó, mientras posaba su mano en la espalda de la muchacha y la impulsaba con más delicadeza de lo que parecía para que pasara dentro- ¿Ya le dijiste a tus padres que salías? La última vez se preocuparon mucho ¿recuerdas? -mencionó, mientras cerraba la puerta tras de sí. Aquello no era nada inusual. — Marbella Greice Sonriente como siempre pasó bajo el permiso y amable empujón del doctor Shea, y una vez dentro caminó con confianza. Conocía esa casa de pies a cabeza. ¿Qué llevaba puesto? Un camisón largo y de color blanco, de tirantes. Otra razón por la que los vecinos habían mirado mal a Shea cuando le dejó entrar. Aún así nadie jamás podría imaginar lo ingenua que era esa mujer, que jamás pensaría en ello.— ¿M-mis padres? Sí... Pfff... Obviamente les dije antes de salir. —No. En realidad salió tan a prisas que no lo hizo.— ¡AH! ¿Pero qué es esa linda cosita? —Corrió directo a la mesa y lo levantó, besándole y estrujandolo. — Shea O'Sullivan Era obvio que no lo había hecho, conocía a esa niña como si la hubiera parido él y eso que no tenía esas cualidades físicas- Ajá -Pronunció, pero antes de poder echarle la bronca la jovencita ya había echado a correr, empezando a estrujar al curioso animalejo que él mismo había recogido esa tarde- Está sucio y herido, ve con cuidado. -Se acercó a ella y tomó al animal con cuidado, asegurándose de que el abrazo de la muchacha no hubiera empeorado su estado(?) por suerte no fue así- Lo encontré esta tarde, no tengo idea de lo que es. Normalmente no lo habría recogido pero... Justo cuando pasaba por delante he visto como un Hototo le daba un aletazo. Creo que ha sido sin querer, ya que son tan grandes. Pero este bicho ha salido disparado y se ha estampado contra una pared... -Y obviamente, él no podía abandonarlo asi. — Marbella Greice Siguió mimándolo hasta que el rubio se lo quitó de las manos para salvarle de ella. (?) Los ojos de la señorita se iluminaron en cuanto escuchó toda la historia.— Oh, pero seguramente este animalito es muy fuerte y muy pronto estará como nuevo para poder volver a casa. —Rió suavemente, abrazándole uno de los brazos a Shea, pegando su mejillas al mismo y suspirando encantada. Amaba estar con él.— Tengo hambre, Doctor Shea. —Susurró.— ¿Puedo dormir en su cama? —Le soltó, caminando descalza entre los pasillos hasta la habitación donde la cama del doctor yacía. De un salto se acurrucó en ella y abrazando las sabanas inhaló su delicioso aroma. Rió, levantándose y asomándose por la puerta.— Su cama huele a usted. — Shea O'Sullivan Ah, mujer descuidada. Era precisamente por aquello que le era imposible considerarla nada más que una niña, simplemente, era demasiado imprudente. Pero no iba a repetírselo otra vez, siempre lo hacía y no surtía efecto, así que se había rendido- No sé cuando se recupere, de momento sólo lo cuidaré indefinidamente... Lo que me preocupa es... ¿Qué se supone que come esta cosa? Se ve como un pájaro, pero también parece un... conejo? Gato? Ah, ni idea. -Simplemente, no podía descifrar qué se suponía que era- Dejando eso de lado ¿Qué quieres de comer? Algo rápido, no me pidas un caldo de pollo como la última vez(?) -Mencionó, mientras acariciaba al animalillo; jamás lo reconocería, pero adoraba las cosas esponjosas y mullidas- Claro que huele a mi, al fin y al cabo, es donde yo duermo. -Sí, se había rendido completamente, ya que hiciera lo que quisiera, estaba habituado a ello. — Marbella Greice Entró de nuevo a la habitación y tomó una almohada, saliendo abrazada a ella y mirando al mayor frente a la mesa, indudablemente volvió ahí como si Shea fuese un imán. Era ella probablemente la única persona que querría acercarse a él con tanto afán. Mirando al animalito pensó.— Quizá le gusten las manzanas, a mi me gustan. —Gran justificación. (?)— Tengo hambre de sopa de papa. —Hundió su rostro tibios en la espalda del doctor y dejó un besito amoroso. — Shea O'Sullivan Cualquiera pensaría que aquel hombre no tenía corazón, pues aún y con la joven abrazada a él, aún y con ese tierno beso, su rostro seguía exactamente igual, ni un ligero deje de nerviosismo o asombro o lo que sea que esas acciones pudieran despertar en alguien parecían estar mostrándose en él, ni el más mínimo- ¿Manzanas, eh? -Mencionó, pensativo- Quizás sí le gusten las manzanas, a Cuca le gustan. -Gran justificación, de nuevo(?)- Agh ¡En serio, Mabel! La sopa de papas tarda mucho en hacerse. Mañana te hago una, así que mejor te hago un revuelto con algo de pan. -Realmente no le apetecía cocinar(?) — Marbella Greice Y en cambio Marbella le conocía bien y poco le importaba qué cara pusiese, ella no buscaba hacerlo reaccionar de ninguna manera: buscaba mimarlo.— ¿Revuelto con pan? —Infló las mejillas con berrinche, aún abrazándole por la espalda y con el rostros hundido en la misma.— Está bien, pero debe cumplir su palabra y hacer mañana mi sopa de papa. —Y nunca se soltó de él. — Shea O'Sullivan Claro, lo que sea. -Dijo, mientras empezaba a cocinar. Casi y la arrastraba de un lado para otro cuando se movía por la cocina, como si ese pequeño koala no estuviera pegado a él, inmutable. No era propenso a sentir ese tipo de tratos de nadie aparte de la señorita aquí presente, pero no por ello los odiaba o era reacio a ellos; simplemente, la gente solía creer que era alguien frío y distante, motivo por el que usualmente no intentaban hacer contacto físico- Cuidado con las manos, que no te salpique el aceite. -Fue lo único que dijo mientras cocinaba, yendo con especial cuidado cada vez que removía los huevos en la sartén. — Marbella Greice Ella reía cada vez que el doctor se movía de un lado a otro, cargandole. Era feliz estando con él, y eso también Shea lo sabía. No había otra persona que fuese más su favorita que él y sólo él. Olfateaba su aroma en su espalda y acariciaba la misma con la nariz. Ante la precaución de él hizo el abrazo más suave llevando sus palmas a los costados del otro, para que nada le cayese.— ¿Usted sueña conmigo? —Cuestionó de la nada, curiosa. — Shea O'Sullivan No, no recuerdo mis sueños. -Respondió sin dudar un sólo segundo, seco- Deberías soñar en cosas más útiles en lugar de pasártela soñando conmigo. -Le replicó luego, de forma bastante absurda, a decir verdad; nadie puede controlar lo que sueña, al fin y al cabo- Lávate las manos y ves a la mesa, la comida ya casi está. -Ordenó, mientras vertía el revuelto en un plato y empezaba a cortar un par de rodajas de pan de molde. — Marbella Greice Pero me gusta soñar contigo, dr. Shea. —Asentía completamente convencida de ello. Sonriente se mantuvo así unos instantes más, acariciando apenas con sus dedos lo que alcanzaba a tocar de él.— ¿Cuándo sueñes conmigo me lo dirás? —Y entonces despegó su mejilla de la espalda fuerte del euen, dando un par de pasos hacia atrás y saliendo de ahí, en dirección donde ses que pudiera lavarse las manos. Se sentó en la mesa, mirando al animalito sobre ella. — Shea O'Sullivan No, no lo haré. -Y sin añadir nada más, se acercó a la jovencita y colocó el plato de comida frente a ella, tomando luego una manzana y empezando a pelarla- Es tarde, cuando acabes de comerte eso debes ir a dormir ¿No tienes que entrenar mañana con el resto de guerreros? -Cuestionó, sin apartar la vista de la fruta, sacando la piel de una sola tira y cortándola en pedacitos, para dárselos al animal- La semana que viene volveré a ir allí como médico suplente, al parecer la dra. Felly tiene asuntos personales de los que ocuparse. -Explicó, sin añadir más detalles; tampoco era que los conociera, no era alguien cotilla, al fin y al cabo. — Marbella Greice Joh, pero qué malo es. —Infló las mejillas en un pequeño berrinche, que se le pasó en cuanto tuvo un plato con comida frente a ella. Gustosa comenzó a comer, con las manos, mirando de reojo al animalito que por lo menos parecía disfrutar de lo que el doctor le daba. Ella sonrió.— ¿Dormir…? —Susurró, mientras escuchaba el resto de las cosas que le decía el mayor.— ¡Yo te acompaño! —Había tomado por hecho que iba a acompañarlo cuando saliese lejos, como si no hubiese ningún problema con ello. — Shea O'Sullivan ¿Acompañarme? Creo que lo has comprendido mal. Sólo iré al centro de entrenamiento, como de costumbre. -La única diferencia era que en esta ocasión estaba sustituyendo a otro doctor, nada más- Y sí, he dicho dormir ¿Sabes tan siquiera la hora que es, jovencita? -Enarcó una ceja, cruzando los brazos- Ya ha sido lo suficientemente descabellado el hecho de que vinieras aquí de la nada. Pero no voy a permitir que trasnoches, ni hablar. -Asintió para sí mismo. Era un buen amigo de la familia de la jovencita y no podía fallar en su deber de cuidarla como era debido; eso incluía asegurarse de que durmiera bien. — Marbella Greice Comió tan rápido que en cinco minutos ya había terminado, y no sólo eso, debido a la velocidad un ligero ataque de hipo le atacó de pronto. Rió la primera vez, y la segunda… de hecho rió cada vez que sucedía.— Bueno, iré a dormir ahora… Pero primero me lavaré las manos. —Rió exactamente después, rebelando que era una mentira, y Shea, que le conocía bien, no caería en ello. Qué mala mentirosa era(?). Se paró y en efecto se lavó las manos. Luego entró a la habitación de Shea y fingió los ronquidos más falsos. Acto seguido se puso a tocar sus cosas, curiosa. — Shea O'Sullivan Soltó un laaaaargo suspiro; esa jovencita era tan fácil de leer. Cualquiera podría saber que era mentira, incluso alguien que no la conocía tanto como él. Sin más esperó en silencio a que los falsos ronquidos pararan y justo cuando terminaron, abrió la puerta, pillando a la señorita con uno de sus objetos personales entre manos- Mabel, por los siete... ¿No puedes reprimir esa curiosidad tuya? -Cuestionó, ligeramente cansado- Has estado en esta casa miles de veces. No creo que haya nada nuevo que cotillear, asi que ve y acuéstate. Mañana tienes entrenamiento ¿No es asi? Debes ser responsable con tus deberes como soldado. Los ciudadanos dependen de ti. -Bueno, quizás estaba exagerando, pero pensó que ese tipo de comentarios quizás lograrían que la jovencita se motivara un poco a ser más atenta con sus responsabilidades. — Marbella Greice Dio un saltito al ser atrapada con las manos en la masa, dejando rápidamente la cosa que había tomado en su lugar, como si de ese modo el hombre no se enterase de que lo había tomado.— Es que me gustan tus cosas… —Susurraba ella mientras arrugaba su vestido entre sus manos, inquieta. Aún así aquel comentario hizo brillar sus ojos.— ¿Eso cree, dr. Shea? —Dijo con mucha ilusión. Pobre niña ingenua(?). De saltitos se acercó a él y parándose de puntitas logró tomar entre sus manos las mejillas del mayor, pegando su prácticamente plano pecho al abdomen del contrario.— Duerma conmigo por favor. —Susurró, pestañeándole bonito para convencerle. — Shea O'Sullivan ... -Unos instantes de silencio se apoderaron de la habitación del mayor hasta que, sin más soltó un laaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaargo suspiro, incluso más largo que el anterior, llevando la palma de su mano hasta su rostro, para cubrirlo; su ceño se frunció y su penetrante mirada azul se clavó en la silueta de la jovencita- Verás, Marbella -Empezó a hablar, mientras su tono se mantenía firme y quizás algo severo. La palma de su mano se posó ahora en el espacio que había entre su pecho y su garganta, empujándola con fuerza contra su cama. La miró en silencio, y se acercó lentamente a su cuello, tentándolo antes con sus dedos; entonces la mordió- Los hombres son como animales, Marbella. Criaturas peligrosas capaces de devorar a señoritas como tu. -La fuerza que ejercía sobre ella era brutal, imposible de rechazar para una chica diminuta como ella- Pero tienes suerte, yo no como niñitas. -Añadió, sonriendo ligeramente- Pero no hagas eso de nuevo. Nunca, con nadie. -Entonces se levantó de la cama- Y por si lo dudabas, -la conocía muy bien, demasiado de hecho- eso significa que no. No dormiré contigo, Marbella Greice. — Marbella Greice Esperó, mientras veía a Shea, que parecía estar pensando. Esperó más, un poquito más… más, y tras el suspiro largo ella parpadeó, sonriendo alegre y amorosa al hombre, aún sin soltarle. De pronto le escuchó, y de pronto estaba recostada contra la cama. Siendo incapaz de comprender, y confiando demasiado en él, lo único que tal acción logró fue que la chiquilla soltara una pequeña risita. Luego le vio acercarse. Con las mejillas rojas como cerezas le miró de cerquita. Hundiendo el cuello en los hombros rió una vez más cuando sintió el aliento del doctor tan cerca suyo, que le causaba suaves cosquillas, aunque la mordida, acción indesperada, logró hacerle soltar un suave quejido a pesar de que Shea no le había mordido tan fuerte. Fue curioso el modo en que el escalofrío que sintió ahí se desplazó a todo su cuerpo, teniendo que cerrar las piernas en un pequeño espasmo sin realmente pensar por qué. Sea lo que sea, había sido… agradable. Así definía ella todo lo que le hacía su querido doctor.— … —Se quedó callada, con el rubor en la cara y los ojos tan brillantes como una sopa aguada de estrellas. No comprendió bien por qué no podía pedirle tal cosa, y tal vez no hubiese insistido aquella noche si lo que sea que acababa de hacer Shea no hubiese sido tan mágico.— ¡Por favor! —Sentada con las piernas colgando en la orilla de la cama, se sostuvo con las dos manos para levantar la parte superior de mi cuerpo.— … Vine porque tuve una pesadilla, no me deje sola. —Y sus ojos se aguadaron un poco más. — Shea O'Sullivan ¡Marbella! -Alzó ligeramente la voz y su tono se puso serio- Lo digo totalmente en serio. No son cosas que debas pedirle a otro hombre, por los siete ¡Siquiera a una mujer, dependiendo de la situación! -Se deshizo del agarre de la muchacha de forma un tanto brusca y caminó hasta la puerta, cerrando la luz y volteando ligeramente para mirarla por encima del hombro- Si no comprendes por qué no debes hacerlo, entonces simplemente pregúntaselo a tus compañeros mañana. O a tus amigos, a quien sea. No importa a quien le preguntes, todos te diran que no debes pedirle eso a nadie. -Durante otros segundos permaneció en silencio- Y si llega un día en el que lo haces... Entonces ese día tu y yo dejaremos de ser "amigos" y seremos nada. -Tras pronunciar tales severas palabras cerró la puerta tras de sí. Agh, probablemente volvería a tener pesadillas la pobre niña, pero ¿Qué se suponía que debía decirle? Se había dejado llevar- He hecho algo imprudente... -Murmuró para sí mismo, dirigiéndose a la cocina y acariciando la cabeza de ese mullido animalillo que había recogido en la calle- Seguro que ahora está llorando. -Susurró, como si hablara con la bola rosada- Pero es peligroso ¿sabes? Yo soy una persona sensata ¿Pero que pasará el día que se lo pida a otro? -Frunció el ceño. Sí, había sido cruel, pero había sido lo correcto. — Marbella Greice Se hizo levemente chiquita en cuanto le gritaron, trantando de hacerle comprender, pero él no parecía querer entenderlo—… —Si bien ya tenía un nudo en la garganta, la frialdad que tenía el hombre con ella en esos instantes había sido demasiada. Él solía ser duro, ella lo sabía, no obstante en este momento se sintió incluso herida. No dijo más. Sólo le observó mientras Shea terminaba de decir cosas horribles, con los labios apretados, la garganta tensa y los ojos encharcados, y luego le dejó sola. Se quedó quieta unos segundos, esperando que volviese a entrar, y no lo hizo. Los labios de la niña se fruncieron y su rostro se deformó en un gesto de tristeza. Grandes gotones salieron de sus brillantes ojos marrones y empaparon sus mejillas rosadas, acumulándose en su barbilla y desprendiéndose. Se metió completamente en la cama, sintiéndose sola a pesar de que el doctor estaba a metros de distancia. Tomó una almohada y la estrujó con fuerza haciendo salir un montón de plumitas blancas, y hundió su mojado rostro en el objeto. Sintiendo que Shea no quería verle en ese instante, terminó por pensar que lo mejor sería volver a casa. Levantándose con la almohada estrujada entre sus bracitos, salió lentamente de la cama, y en silencio abrió la puerta. Mirando a ambos lados y no viéndole ahí, salió. Quizá estaba en la sala o la cocina. Sollozando todavía y dispuesta a irse con la almohada que tomó prestada(?), fue escabulléndose a la puerta de a poquito. — Shea O'Sullivan Se estaba preparando una taza de café para despejar la mente cuando el crujir del suelo de madera hizo que decidiera asomarse por el pasillo. Allí, de pie, abrazando su almohada y dispuesta a salir de casa aún desclaza, encontró a la joven señorita que acababa de regañar. La miró en silencio, hasta que un "ejem" fuerte y claro la interrumpió justo antes de que abriera la puerta- ¿A dónde crees que vas? -Cuestionó, como un padre gruñón que acaba de pillar a su hija fugándose- Dije que durmieras. Es tarde, para cuando llegues a tu casa casi se estará haciendo de día. -Se acercó a ella y posó su mano en el hombre de la joven, algo incómodo, consciente de que él era quien la había espantado de ese modo- Ahora mismo quizás no lo comprendas, pero algún dia espero que entiendas que he dicho lo que he dicho porque me preocupo por ti, Mabel. -Hizo silencio unos instantes y soltó otro suspiro- Vamos, vuelve a la cama. Mañana hablaremos con calma. — Marbella Greice También había escuchado al hacer crujir el suelo, no obstante no creyó que fuese importante(?). Lentamente tomó el pomo y antes de girarlo, la voz del otro le hizo crisparse un poco.— … —Volteó a verle cuando le preguntó a donde iba, con los ojos cual estanques desbordantes, abrazada con todas sus fuerzas a la almohada del águila. Apretando los dedos de los pies, algo nerviosa le vio acercarse sintiendo que se venía otro regaño igual que el anterior, razón por la que dando un tímido paso hacia atrás, salió del agarre de los dígitos del doctor; mismo agarre que nunca rechazaba. Estaba herida. Simplemente regresó corriendo al cuarto sin responder nada, y esta vez fue obediente y se quedó justo ahí, echándose en la cama a intentar dormir. — Shea O'Sullivan ... -Quedó en silencio y observó como la joven corría hacia la habitación, mirando luego esa misma mano que había sido rechazada; nada como esto había pasado antes. Su expresión no cambió ni un poco, simplemente caminó hasta la cocina, lugar en el que se prendió un cigarro, tras otro, tras otro. Llegó un momento en el que la sala estuvo tan llena de humo que la pobre criatura rosada tosió y en ese momento el hombre se levantó y abrió una ventana; toda la casa apestaba a tabaco ya. Tomó al animal algo preocupado- Lo lamento, no me di cuenta. -Pronunció, con el ceño fruncido- Será mejor que vayas a la sala por el momento. -Y asi lo llevó allí, acomodándolo sobre una almohada y volviendo a la cocina. Simplemente no podía parar. Quizás su expresión no demostraba lo ansioso que la situación lo ponía, más la cantidad de cigarros en el cenicero lo dejaba en evidencia. — Marbella Greice No pudo dormir, obviamente. Solamente pensaba y pensaba y no lograba comprender por qué era tan terrible que le pidiese a Shea que le acompañase mientras dormía. Le adoraba, y él era un gran pilar para ella. Pero a veces ese pilar podía llegar a ser un poco rudo. Al principio no se dio cuenta, porque la puerta estaba cerrada, pero de pronto un ligero aroma a humo, como el de lo que fumaban algunos compañeros guerreros, llegó a su nariz. —… —Se levantó lentamente, pensando en ir a ver, pero insegura, se quedó quieta. En cuanto el olor se hacía más fuerte podía ignorarlo menos, y a los veinte minutos apestaba toda la habitación a tal cosa.— Nhg… ¡Doctor Shea alguien está fumando mucho cerca de la casa! —Probablemente algún guerrero que estaba de ronda, y que pasaba por ahí. Salió de la habitación e inhalando la capa de humo tosió, siguiéndola a la cocina.—… ¡¿Qué está haciendo?! —Corrió a quitarle el causante del humo de las manos, tirándolo al suelo y pisándolo con sus piecitos descalzos, ignorando por el momento la quemada que se dio y observando a un lado el cenicero.— Fumar es malo. —Susurró, mirándole. Él mismo le había dicho una vez tal cosa, sólo como un comentario ya que obviamente ella no fumaba. — Shea O'Sullivan La voz de la chiquilla lo hizo que volteara a verla y antes de darse cuenta los delicados piececitos de la joven ya estaban pisando su cigarro- ¡Espe...! -Se levantó de golpe, tomando a la muchacha y sentándola sobre la mesa sin previo aviso- ¡Tu, idiota! ¿¡Que importa eso ahora!? -Le chilló y caminó rápidamente hasta uno de los armarios de la cocina, sacando un botiquín- Agh, en serio ¡Sólo tu pisarías un cigarro encendido con los pies descalzos! -Refunfuñaba, aunque estaba claro que simplemente era preocupación lo que hacía que se comportara de aquella forma- ¿Fumar es malo? ¡Por supuesto que es malo...! -murmuraba para sí mismo, con el ceño fruncido- Pero yo decido cómo intoxicar mi cuerpo, ah, en serio. -Sus manos se dedicaban a tratar la herida de la muchacha, que aunque leve estaba levemente rojiza. — Marbella Greice Le sorprendió lo rápido que fue tomada por el doctor, que le levantó como si fuese una pluma y le sentó en la mesa. Ahora que estaba más consciente de ello, la herida comenzaba a arder.— Ouch, ouch… —Dijo al sentir los dedos del doctor tocar la zona afectado, alejando el pie por defecto buscando evitar el dolor. Luego lo de intoxicar su cuerpo. Ya era suficiente. Que Marbella notase que Shea se estaba pasando era decir mucho. Alejó de nuevo el pie, mirándole un poco dolida.— ¿Qué le pasa…? —Susurró sin comprender por qué aquella noche estaba tan molesto. |
Shea O'Sullivan
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» [CB] Asalto Nocturno +18 (Sin Terminar)
» Insistente. —Privado Shea.