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One little mask [Priv. Agape E. Mcgrowdie]

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Mensaje por Drakkar Katasros Jue Mayo 18, 2017 2:18 pm

Por todos ya era bien sabido que la situación actual de Karr era imposible de describir en simples palabras como "mala" o "horrible, y esto parecía no hacer más que empeorar con el pasar de los días incluso para alguien con un trabajo tan sanguinario como lo era el de Drakkar. Desde hace un tiempo que había comenzado a tener ciertos problemas para mantener una cantidad de Exos decentes para no acabar en la calle, pues los clientes actualmente le faltaban. ¿Sería porqué los deseos de mandar a un tercero a hacer el trabajo sucio realmente estaban disminuyendo? ¿Sería simplemente qué tuvo una racha de mala suerte, lo que hacía que las mejores ganancias se las llevaran otros mercenarios? ¿O quizá se debía a otros factores, como por ejemplo estar ahorrando sus Exos y usándolos para prepararse ante la inevitable y desgarradora lluvia ácida que tan solo se sabe, caerá pronto? Muchas podrían haber sido las opciones que lo llevaron a la falta de dinero que ahora tenía, pero para variar no era solo eso lo que lo había terminado de joder por completo.

Por si no bastara con la enorme baja de trabajo, ahora se hallaba temporalmente incapacitado para ese tipo de misiones riesgosas que tanto ha cumplido desde el momento en el que obtuvo su libertad. Hace una semana, más o menos, había tenido la suerte de conseguir una de esas misiones con la ligera diferencia de que fue más complicado de lo normal. No se lo pensó mucho antes de ir por la cabeza de un hombre importante entre la clase alta y como era de esperar, tenía guardaespaldas hasta cuidando sus calzoncillos. Cumplió la misión, pero no contaba con que saldría de ahí con más heridas de las que le hubiera gustado recibir. De hecho, había tenido la mala suerte de que los sujetos con los que debo enfrentarse en ese entonces, parecían controlar aquello que tan fácilmente quiebra sus defensas y tan difícil lo deja para regenerarse: Los muy malditos controlaban la oscuridad. En un caso normal, debería ya a estas alturas estar más que sano, pero por ser simplemente ese elemento...ahora su cuerpo está con heridas por doquier. De hecho, desde que pasó por eso, está con el torso completamente vendado. Esto también en el cuello, hombro derecho, todo el brazo izquierdo y el ojo izquierdo. Claro que de todas formas lo tiende a ocultar debajo de sus ropas o directamente con los flequillos de cabello, ya que no hay tantas cosas que deteste como verse "débil" o "frágil".

¿Que podía hacer entonces? No tenía Exos de reserva debido a la falta de dinero y no se hallaba en un buen estado para seguir intentando conseguir una misión o por último, meterse en alguna pelea callejera para ganar algo con que sustentarse por lo menos un par de días. Lo único que podía hacer, era vender lo que sea que tuviera a mano. Y ahora tocaba pensar, ¿tenía algo que realmente valiera la pena vender? ¿Tenía algo, por más pequeño que fuera, que le ayudara a no morir de hambre en unos días? Si, y no. Sabía que no tenía absolutamente nada que pudiera ser de interés...estando en Karr. Es cierto: Cuando tiene tiempo libre, dibujar o hacer máscaras es un buen pasatiempo y lo único realmente "normal" que podrías encontrar en su día a día, pero esas cosas resultaban casi totalmente inútiles en ese desquiciado clan. Podría intentar salir y venderlas en otros sitios, en los otros clanes. ¿Tenía otra opción acaso? Si, si que la tenía. Unirse a la pila de vagabundos y esperar pacientemente su turno para recibir el regalo de la muerte.

Ya cuando se le estaba acabando el tiempo fue que tomó tanto dibujos de paisajes como de retratos y máscaras había hecho para pasar el rato, y partió a las afueras de Karr. ¿A donde iría? ¿Euen, Kugg, Torava?
Después de meditarlo por medio segundo tirando una moneda al aire, se decidió por Torava. Salió más que nada preocupándose por las mercancías que tenía que vender si quería seguir vivo y poco más. Apenas si llevaba un par de ropas exceptuando las que ya llevaba puesto junto a pocas raciones de comida y agua. Esto era por que dudaba ser capaz de viajar con demasiado peso en estas deplorables condiciones. A eso se le sumaba las largas distancias que debería recorrer y a las cuales ya se encontraría alguna forma de acortar caminos. Lo más viable que pensó y lo que decidió, fue ir a Roar para allá tomar un barco a Torava.

Entre más se alejaba de Karr y entre más se aproximaba a Torava, se notaba como el clima iba siendo cada vez más y más agradable y acogedor. Sin embargo, esto acababa suponiendo una razón para que Drakkar se sintiera ciertamente enfadado. A cada paso que daba no podía dejar de sentir que todos los clanes que los rodeaban se hallaban en situaciones miles de veces superior a las que ellos debían sufrir. ¿Por qué? ¿Por qué habían sido maldecidos con un destino tan deplorable como ese? Tal parece que tu destino es marcado simplemente por el lugar donde naces. Algunos son afortunados, y otros, como el...no tanto. Tanto era así que ni siquiera tenía el tiempo necesario como para maldecir a la suerte o a la de los demás.

Nada más llegar al mercado le hizo dar un profundo y pesado suspiro de resignación. "Demasiada gente" Maldijo para sus adentros. Nunca había gustado de estar cerca de tantas personas y menos de quienes tenían que pasar todo el día allí: Resultaba un verdadero martirio tanto para su paciencia como para su desarrollada nariz. Pero ya sin oportunidad de ir a otro sitio o de hacer nada más, caminó por el mercado hasta finalmente hallar un sitio libre, un pequeño espacio que nadie ocupaba y el que estaba cerca del fin del mercado. Allí pasó la mayor parte de la mañana preparando un improvisado puesto en el que colocaría a la vista casi todas sus máscaras salvo algunas que no pudo poner por mero espacio. También dejaría a la vista algunos retratos o dibujos de paisajes y también se daría la faena de dibujar lo que los clientes quisieran. No le agradaba la idea, pero prácticamente estaba obligado a ello. Ya estando todo listo, pasó allí todo el día. No es que le fuera demasiado bien, pero lo que ganaba era lo que estaba dentro de sus expectativas. Tan solo se debía preocupar en ahorrar cuanto dinero pudiera y utilizar por ahora solo el necesario. No desayunar o cenar ayudaba a ahorrar un poco y después de todo, estaba acostumbrado a comer poco o a veces no hacerlo. A lo que seguía sin poder acostumbrarse era a tener que lidiar con tantas personas e intentar de no aparentar ser demasiado intimidante, aunque con esas pintas e incluso con esas vendas....no lo lograba del todo.
Drakkar Katasros
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Mensaje por Agape E. McGrowdie Mar Jun 20, 2017 2:19 pm

Ya era la hora del descanso y tras una ajetreada y horrible mañana en el mercado, finalmente podía tener un poco de tiempo libre. Si bien en Torava ese lugar siempre estaba a rebosar, lo cierto era que por fortuna, también había horas puntas y contrariamente, otras en las que la clientela disminuía y uno podía, como mínimo, ver dónde estaba pisando al caminar. Había dejado la tienda en manos de Paulette, quien a regañadientes había aceptado, sólo y únicamente para complacerla, porque no solía gustarle dejar que la rubia saliera a pasear sola. No era que llamara mucho la atención, la verdad, pero uno podía notar, aunque fuera sólo un poco, que Agape era de buena familia. Quizás por su forma de hablar o de moverse, también por su ropa, que aunque no era desmesuradamente cara ni de una calidad exagerada, lucia bien y con clase. Por eso y mucho más es que la morena solía sufrir cada vez que la veía partir sola. Era un milagro que no la hubieran atracado nunca, aunque, quizás, más que decir que "nunca la habían atracado" lo correcto sería decir que "nunca acabaron de atracarla". Era habladora, buen negociando y por encima de todo, una persona demasiado benevolente y confiada, con una creencia en las personas casi utópica. Por lo mismo sus atacantes acababan bajando la guardia y antes de darse cuenta, ella dejaba de ser la victima, convirtiéndose en alguien que los animaba a cambiar sus vidas y buscar una segunda oportunidad. Evidentemente, ese tipo de cosas no podría funcionar con cualquiera ¿Para qué mentir? Era simplemente, una rubia con mucha suerte.

Y así caminaba inocentemente por el mercado, mirando las diversas tiendas y paradas que había. Se fijaba más en las que estaban vacías, básicamente porque le era más fácil husmear y no tenía que lidiar con los miles de empujones que usualmente recibiría en una de más llena. Mantenía los brazos cruzados tras su espalda y tarareaba alegremente, divertida incluso; estaba feliz. No era que aquel fuera un estado inusual en ella, realmente, simplemente, ese día se le notaba un poco más de la cuenta. Había recibido la carta de un buen amigo suyo y al parecer ¡Iba a regalarle una alpaca! No era que fuera su animal favorito, a decir verdad, pero le parecían de lo más adorables ¿Cuantos animales y otras cosas raras le había regalado ya? Había perdido la cuenta. Pero ese no era el punto. El simple hecho de tener noticias sobre él era suficiente para hacerla feliz y también, sin duda, el hecho de que le recordara lo que fue en un pasado la compañía de ese joven pelirrojo, al que esperaba reencontrar pronto.

¡Pero ahora lo importante era encontrar un regalo para Kitty! Si él iba a regalarle una alpaca, ella no podía ser menos y debía tener un regalo esplendido preparado para cuando fuera a visitarla ¡Sin duda! Era por eso que miraba las tiendas con los objetos más estrambóticos y excéntricos. Por algún motivo, en su mente siempre tenía la curiosa idea de que él amaba ese tipo de cosas extrañas y ¿sinceramente? ¡Era tan divertido ver cosas raras! A veces se preguntaba como la gente tenía ideas tan originales y era capaz de innovar de ese modo ¡Había cosas simplemente geniales! Pero de algún modo, nada le parecía lo suficientemente bueno. Caminó hasta prácticamente al final del mercado y, cuando había perdido la esperanza de encontrar algo de su gusto, sus ojos se vieron cautivados por una discreta y diminuta parada con algunas máscaras. Siquiera le prestó atención al vendedor en primera instancia.

Se paró frente a esa tienda y miró con un evidente interés, hasta finalmente acomodarse la falda con cuidado y agacharse,  apoyando sus manos sobre sus rodillas, que estaba bien juntas, con cuidado de no mostrar nada- Hmmm... -Murmuró para sí, alzando la vista- Disculp- -Sus ojos se encontraron ahora con los del joven. Se veía algo demacrado y herido, como si se hubiera metido en una horrible pelea y por lo mismo, hubiera acabado en ese terrible estado. En sus ojos pudo vislumbrarse un ligero deje de preocupación y sin entender muy bien porque, la imagen de Lion apareció en su mente. Al instante negó con ligereza y sonrió- Ah, disculpe ¿Tiene alguna otra máscara aparte de estas? -Preguntó, mientras las señalaba- Me gustan mucho y se nota que están hechas al detalle, pero, busco algo más... emmm... -Miró al cielo, como si tratara de buscar la respuesta en el mismo- ¡Extravagante! -Volvió a mirarlo, riendo levemente- Tengo un amigo que es algo rarito y quiero hacerle un regalo que sea original y hermoso a la vez~ Pero parece ser que la mayoría de las veces o es una cosa o es la otra... No he encontrado nada que contara con ambas características ¡Hasta que he hallado estas máscaras! -Sonrió, ilusionada. Otro podría pensar que sus comentarios podrían sonar groseros de cara al artista, después de todo, estaba diciéndole que sus obras eran "extrañas". No obstante, para ella eran grandes cumplidos. A decir verdad le emocionaba bastante la idea de regalarle una máscara; jamás se le habría ocurrido de no haberlas visto- Por ejemplo, esta negra tiene un diseño interesante, pero el color hace que se vea algo seria... -La señaló- Y esta roja es más llamativa, pero el diseño es más simple... -Se quedó pensativa- Ah, si no tienes ninguna ¿Haces encargos? No me importa pagar más ni esperar. -Añadió, mientras esperaba su respuesta, sonriente.

¿Qué le habría pasado? ¿Por qué estaba en ese estado? Eran preguntas que deseaba hacer, pero no le gustaba meterse donde no la llamaban. Si bien era cierto que solía ayudar a gente desvalida cuando tenía la oportunidad de hacerlo, también comprendía que en ocasiones, mantenerse en silencio y darle a la otra persona su privacidad, siendo cómplice desde una fingida indiferencia, era la opción más razonable. Quizás era el momento de madurar y dejar que, de un modo u otro, fueran los demás quienes acudieran a ella en caso de necesidad, sin antes una forzosa intervención de su parte. Quien sabe, era probable que, de nuevo quizás, ese insólito encuentro con el pelirrojo hubiera cambiado algo en ella.

¡Lamento la demora!:
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Mensaje por Drakkar Katasros Mar Jun 27, 2017 1:53 pm

Como era de esperarse, el día que la había pasado allí, sentado y totalmente quieto, había sido exactamente igual al de todos los días que llevaba en su corta estancia en Torava. En las primeras horas de la madrugaba -En las qué alistaba todo, durmiendo poco y prácticamente nada- no veías ningún alma más que algún que otro qué al igual qué el, decidía madrugar. A esas horas ni de coña lograrías ver a alguien con intenciones de comprar absolutamente nada, pero bueno, Drakkar tenía la excusa de qué independiente de ello, no tenía nada más que hacer en ese clan. Ya cuando era una hora más común fue qué todo, como era habitual, se empezaba a llenar a más no poder y llegaba a ser una verdadera molestia. Cada tanto, algún que otro sujeto pasaba y le miraba raro, escuchaba gracias a sus sentidos algún qué otro murmullo refiriéndose a el como un sujeto extraño o bien -Lo más sincero qué escuchaba en el día- algún qué otro crío que se había escapado de sus padres le preguntaba por qué estaba vestido de momia. A todos simplemente los ignoraba, lo qué menos necesitaba ahora mismo era llamar la atención de media población de las formas en la qué solía hacerlo en Karr. Claro qué mientras qué para los niños lograba tener un poco más de paciencia, para todos los demás sentía ganas de plantarles cara y ver como se tragaban sus palabras con una simple mirada. Pero no, no tenía tiempo, las cosas ahí en Torava no funcionaban igual qué en Karr y el lo sabía. Allá, un alboroto, una pelea, o incluso un asesinato, no va a despertar ni al perro que duerme al otro lado de la calle, mientras qué en clanes más pacíficos como este se inquietan ante la menor muestra de "violencia". De darse este tipo de situaciones allá de donde viene, podrías tener por seguro qué alguien habría sido golpeado más de una vez. Aunque claro...no era así, y de serlo, seguramente ni estaría forzado a tener que "rebajarse" a vender este tipo de cosas para comer al otro día.

Las horas pasaban, y ya llegaba esa hora qué el chico tanto detestaba y a la vez tanto necesitaba: El punto tope en el qué habían más personas qué en el resto del día. Por un lado y como pasaba con todos los vendedores, era la hora a la qué más vendías y en la qué mejor te iba. ¿Lo malo? La enorme combinación de ruidos y olores para un par de oidos y una nariz bastante sensibles. No quedaba más qué cerrar los ojos, relajarse, e intentarse quedarse en ese estado entre el sueño y la conciencia donde te hayas descanzando, más ante el primer "toque" te despiertas. Es cierto qué estando con los constantes dolores a los oidos a la nariz, más el estar medio dormido y no tener nunca un caracter demasiado "amable" no ayudaba a qué la gente comprase del todo y acababa ahuyentando a más de una persona, pero ya le llegaba a valer completamente. A fin de cuentas, al final del día siempre conseguía los recursos suficientes y no necesitaba más que eso: Lo suficiente. Puede ser uno de los tantos mercenarios de Karr y todo lo que quieras, pero, ¿Avaricioso? No, nunca lo verías actuar como tal. No le interesaba el dinero, no le interesaba tener más, tan solo se preocupaba en "sobrevivir" y nada más allá de esa linea. Es curioso pensar qué precisamente el hecho de no preocuparse en lo absoluto por el dinero es lo qué lo ha llevado a usarlo de forma tan despreocupada o incluso a derrocharlo por aquí y por allá, cosa que lo llevó al extremo en el qué está ahora y qué coincidió con todas estas lesiones qué le impiden continuar con sus trabajos, por lo menos durante una temporada mucho más larga de lo qué a el mismo le gustaría. A fin de cuentas...¿No es ese el único estilo de vida qué lo ha mantenido realmente con vida todos estos años?

Su actitud no cambió a lo largo del día. Ese muy leve "descanzo" que tenía, acababa siendo prácticamente casi todo el qué tenía. Ya había llegado por fin esa hora en la qué las multitudes de gente se empezaban a deshacer y el lugar se empezaba a volver más "agradable" para el chico, quien se quedaba ahí como idiota de todas formas por sí es qué a alguien se le ocurría venir, aunqué no hubiera pasado nunca a esas horas. ¿Quien lo haría, después de todo? No eran unas horas a las qué la gente saldría a comprar algo como esto. A lo más, se le ocurría qué la gente saldría para comprar los típicos biveres rápidos o similares qué se le habían olvidado comprar durante el día. Por ello mismo ahora lo podías ver mucho más "relajado" y calmado, en comparación a la cara larga que llevaba todo el resto del día. Disfrutaba de esa pequeña soledad qué tenía ya a finales del día aunque...no esperaba que sería interrumpida por una cliente. Al escuchar los pasos de alguien aproximándose, arqueó la ceja y alzó un poco la vista a ver de reojo a la figura femenina que había venido, probablemente la qué con mejores caras había visto las máscaras en una buena cantidad de horas. No dijo absolutamente nada, guardó silencio y se le quedó mirando a la espera de qué ella preguntase, pidiese algo o simplemente, se fuera. Durante un instante ambas miradas se curzaron y de un momento a otro, fué como si algo hubiera callado a la chica. No le prestó importancia alguna a un detalle como ese y simplemente esperó a qué comenzase a decir qué era lo qué quería o qué era lo qué estaba buscando en específico.

Aunque a primera instancia sus especificaciones sonaran algo "extrañas" o rebuscadas, realmente lo qué pedía no era algo demasiado complicado de hacer. Y de hecho, tampoco le molestaba qué le pideran algo distinto a lo qué el traía, por suerte no era como qué se sintiera "atacado" o algo así. De lo contrario...ya cualquiera sabe a estas alturas qué un Drakkar enfadado siempre puede ser una gran molestia para cualquiera - Entiendo. Si, puedo hacer una, por lo menos parece qué no te importa mucho esperar - Decía el chico con una clara voz algo agotada y quizá no en las mejores condiciones mientras buscaba entre sus cosas y empezaba a sacar un par de figuras de máscaras no hechas, más únicamente sacando aquellas que traían un diseño -Por así decirlo- más "Extraño" u original - Estas son las qué tengo a mano ahora mismo para hacer, más "personalizadas". De querer otra forma para la máscara, tardaría hasta mañana en hacerla - Al final, acabó con una buena cantidad de máscaras aún "No pintadas" por encima de la mesa, dejando todas a vista de la compradora - Si quieres qué tan solo pinte una de estas a tu gusto, pues dudo demorarme más allá de un rato. El precio es el mismo, a fin de cuentas, son las qué iba a hacer para vender otros días - Dijo, encogiéndose de hombros y dejando la decisión a manos de la chica. Dejaba en claro lo poco avaricioso qué era, pues bastante fácil hubiera sido simplemente cobrar otro poco por dejarle hacer algo más personalizado. ¿Pero para qué? Podía ser un asesino, un bruto, un idiota, y mil cosas más....¿Pero estafador? Nah, eso se lo deja a otras personas.

Spoiler:
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