Naal — ID —

► Altura: 1.80 cm
► Peso: 76 kg.
► Color de ojos: Amarillos
► Color de pelo: Castaño

Es fuerte, sí, como todo buen zoomorfo de lobo, pero entre los mismos zoomorfos, no lo es tanto, de hecho nunca lo fue, pero no quita el hecho de que diariamente entrena para tener en óptimas condiciones su cuerpo y su fuerza. Y es su mismo cuerpo el que ve reflejado todo ese trabajo. Y como ya se dijo antes, aunque no posea la misma fuerza equitativa a algún zoomorfo lobuno de grandes dimensiones, su cuerpo es “pequeño” pero rápido, lo que lo hace más escurridizo y ágil cuando es necesario.

Posee un tatuaje de dragón en el brazo izquierdo por un hecho que le marcó bastante (más en historia) además de un sinfín de cicatrices desde pequeñas a grandes, de recientes a antiguas, todas producto de sus duros trabajos y entrenamientos así como su camino a través de peleas y demás.

► Imágenes:

Imágenes:

Siempre en silencio observando anhelante de aquella fuerza que su hermana menor poseía y que él deseaba, siempre en silencio y en constante aprendizaje…

Sonará a cliché, y quizás lo sea… pero él quería ser fuerte. ¿Quién no? ¿Quién no desea proteger con su cuerpo y alma a su familia? Su padre había hablado unas veces con él a solas, quizás no con el afán de quererlo presionar o algo similar, pero dijo algo parecido a “son tus hermanos… y tu eres el macho mayor, ¿y qué es lo que hace el mayor? Cuida de su manada… Sin importar qué…” Por supuesto que después de ello sonrió genuinamente y le revolvió el cabello, quizás sin imaginar el enorme impacto de esas pequeñas e inofensivas palabras tendrían sobre el lobo.

Él conocía sus limitantes, sus debilidades, y aún así estaba dispuesto a hacerse fuerte, pero siempre fue opacado por los otros 3 cachorros… principalmente por su hermana consentida: Lý.

Desde pequeño nunca fue el más fuerte, de hecho, no recuerda sobresalir en algo en específico, siempre se sintió y fue el del promedio, por eso mismo sabe que si quiere algo, deberá de trabajar y esforzarse más de lo que otros lo harían o pudieran. Siendo y formándose su propio carácter con su propio trabajo duro, al cual no le tiene miedo de realizar.

Forjado con crueldad por lo mismo de la frialdad de unos pocos y de la situación misma. Pero también esa “crueldad” de su maestro le guió de nueva cuenta por el buen camino, cruel y estricto, frustrante para él, pero pese a todo, era esa familia que a Naal le había hecho tanta falta en esos años donde pensaba que estaban todos muertos por su incompetencia.  

Conoce la crueldad y bondad del mundo, ha convivido y ha saboreado ambas partes, y aunque llega a mostrarse enojado o frustrado por situaciones más allá de su comprensión o poder, conoce que hay cosas que no se pueden cambiar, pero también sabe que con acciones pequeñas puede hacer un gran cambio en una sola persona, aunque su antiguo maestro lo molestaba diciéndole que ese era su “consuelo de tontos debiluchos”




► Carne
► La carne con sabor ya sea a carbón o a madera. Gusto adquirido porque el viejo así la cocinaba
► Luna en todas sus etapas
► Frío nocturno
► Correr en su forma de lobo aunque sea peligroso
► Correr en su forma humana si con la primera no es posible
► Forjar espadas, dagas, cuchillos entre otros, gusto adquirido en uno de sus primeros trabajos
► Nadar en cualquiera de sus dos formas
► Las papas en cualquiera de sus presentaciones



► Cazadores
► Armas que le estén apuntando o a algún indefenso
► Las lanzas de plata
► Personas que hablan de manera prepotente
► Ver animales en trampas o heridos por las mismas
► Las órdenes (aunque sea bueno o se le facilite seguirlas)
► Que se metan con los suyos: amigos, familia o alguien cercano a él
► Carne de rata; cuando era niño tuvo que comer mucha de ésta para sobrevivir, y aunque si estuviera en esas condiciones de nuevo, la comería, procura evitarla todo lo que puede

"No pude protegerlos...a ninguno de ellos... yo era el hombre, el mayor... y no pude protegerlos. Fui vencido tan... fácilmente. Mis garras no eran suficientes, ni mis gruñidos, ni mis patéticos esfuerzos por moverme o atacarlos. Solo... de un golpe me dejaron fuera de combate. Solo podía divisar esas sombras que tan valiosas eran para mí, que poco a poco y muy en contra de mi voluntad se iban fundiendo con lo oscuro de mis ojos. No podía siquiera distinguir ya los cuerpos del suelo.

Se supone que debía protegerlos... pues era mi única tarea. Y en cambio su sangre cubrió mis fosas por completo y de manera grotesca, eso no debió de haber pasado… y es ese olor el que me sigue torturando hasta el día de ahora"


Como ya se ha mencionado, ha probado ambas facetas de un mundo: la cruel y la dulce. Esa noche de pérdida espantosa para su pequeño ser, empezó con su tortuoso camino que terminó forjándolo a golpes.

Esa noche perdió a su familia, su hogar, su padre… sus hermanos… Su libertad.

Recobró el conocimiento a medio camino a un lugar desconocido para él, por lo que pudo escuchar de los semi-ebrios conductores de la carroza en la que iba, había sido vendido como esclavo… pero que si esos idiotas no perdían el tiempo... Seguía con la adrenalina aún a flor de piel, y lo único que podía pensar era que tenía que alejarse de ahí. Así que aprovechó que lo daban por inconsciente aún, y saltó de ahí, y silencioso se echó a correr adentrándose en la oscuridad de esa fría noche. Solo podía sentir las cortadas en sus desnudas plantas de los pies, el frío azotándolo sin consideración y las lágrimas silenciosas quemándole las mejillas mientras el aire azotaba los, en ese entonces, cabellos largos del pequeño lobo. Como pudo y con todas las escasas fuerzas que le quedaban ayudada del golpe de adrenalina, aprovechó a alejarse más y más. Hasta que se sintió relativamente seguro. Se cortó el cabello en un pequeño intento de no ser reconocido y comenzó a deambular de nuevo. No deseaba pensar en lo que había pasado hace ya… no sabía cuántos días… Pero la soledad, las alucinaciones por el hambre y el frío cruel no ayudaban. Solo lo hicieron recordar y sintió el golpe de la realidad. Caía una y otra vez, muy tentado a entregarse a los brazos de la muerte, pero se lo negaba. Sentía que el morir era premiarse, que él debería estar sufriendo por esa incompetencia de no poder hacer algo.

Así que luchó.

Robaba comida. Buscaba refugio. Robaba ropa. Buscaba calor. Era un ciclo del cual estaba harto, así que comenzó a entrenar aunque la falta de comida no ayudaba. Pero un día, a sus 12 años cuando intentaba robar unas cobijas y un cesto de pan de una cabaña algo lejana pero aún en territorios Karr, un viejo astuto lo descubrió, golpeándolo fuertemente en las manos con un endemoniado bastón y que tomó por excusa de que se estaba llevando sus cosas para ponerlo a trabajar con él ”para pagarle el daño que le había ocasionado” (aunque para Naal, no había hecho nada, ya que las cosas que estaba dispuesto a robar, se las arrebato el viejo). Así que el lobito se quedó de “esclavo” ayudando al viejo y sin salir o alejarse mucho de esa cabaña puesto una época cruel y más fría les había azotado, así que el pequeño Naal se vio “obligado” a quedarse con el anciano que le contaba un sinfín de, para él, fantasiosas historias, diciéndole que era un gran y magnífico dragón, buscado y codiciado por sus escamas que gran poder poseían. Y conforme pasaron los años, el pequeño Naal disfrutaba de éstas mismas, aunque seguía sin creerlas del todo por supuesto, pero… el viejo se había vuelto como un padre para él.

Le enseñaba cosas; forjar armas, buscar frutos, alguna clase de magia (aunque fuera inútil en ella) y demás, todo lo que fue y es ahora, se lo debe en parte al anciano…


Pero no los podían dejar en paz y la felicidad no era para siempre… como otra vez y desafortunadamente, probó el lobo…

A los 16 años de nuestro protagonista, los cazadores de esas, hasta ese entonces, fantasiosas historias, habían dado con el viejo después de una exhaustiva búsqueda, Naal en un intento de distraerlos, se delató como lobo blanco y logró asesinar a unos 4, pero ahora lo querían a él también. El anciano le gritó angustiado que era un idiota y un cachorro débil: “Pero aún así… te deseo lo mejor… mi pequeño Naal”.

Si… fueron las únicas palabras amables que escuchó del anciano en todos esos años, y justo en ese momento, le mostró por única vez esa magnífica forma que tanto había creído era mentira, y no lo fue… Era… hermoso en realidad… Hermoso y fuerte. El viejo había logrado asesinar a todos los demás cazadores que habían ido a esa proeza, pero quedando a cambio él gravemente herido. Naal trató de curarlo, pero no sirvió de mucho, y el viejo lo sabía, no le volvió a decir ni una sola palabra de lo débil que estaba, pero sonrió… y le dio uno de sus tantos golpes, pero fue el último.

Naal de nueva cuenta probaba la crueldad de la muerte y de la ambición de unos pocos, pero pese a todo, pese a ese trago amargo, la bondad de ese anciano, de su viejo, prevalecía, pero le recordaba que seguía siendo un cachorro débil, y que, pese a todo, no podía “confiarse” por estar feliz o por creerse… fuerte. Esto provocó que nuestro pequeño de 16 años se cerrara aún mucho más. Se tatuó el gran dragón que lleva en el brazo izquierdo, el que más golpeaba ese viejo,  y siguió su rumbo, aceptando casi toda clase de trabajos que le dieran de comer o un lugar donde dormir, siguió su entrenamiento y se cerró de cierta forma. Su pensamiento había cambiado, y sabía que todo tenía dos caras. Y ambas las había conocido

Naal estaba harto, ya no estaría a merced de nada ni nadie más. Seguiría forjándose. Seguiría adelante. Ya no había nada ahí para él.  

Total, una buena arma sale de constantes golpes y trabajo duro ¿no?

► Conserva sólo una de las escamas de su maestro, como constante recordatorio de que no se confíe de su aparente “fuerza”. La tiene en un collar dorado que se abre, y ese collar lo cuida con su vida y nunca se lo quita, para nada.
► De cachorro, sufrió daños en los ojos cuando fueron por su familia, daños que le repercuten un poco hoy en día.
► Procura ya no mostrarse a nadie como lobo por lo que sucedió con su maestro. Tiene cierto miedo de que más personas salgan lastimadas y que él siga sin ser capaz de poder protegerlas.
► Llega a ser bastante terco cuando sabe que a las personas que son valiosas para él, están mal, es prudente, pero no quitará el dedo del renglón hasta saber lo que les pasa y en qué puede ayudarlos
► Su forma lobuna posee muchas cicatrices, aunque la mayoría son cubiertas por su largo pelaje

► La única katana que lleva, fue la primera espada que logró forjar que no se rompió, y la última arma en la que su maestro le ayudó, la cuida mejor que su vida y solo en peleas difíciles, la usa.
► Utiliza dos pequeñas dagas que tiene en la espalda baja; una la hizo su maestro, y la otra él, la idea era replicar la de su maestro, pero no lo consiguió, en cambio, encontró su estilo a la hora de forjar sus armas. La  daga de su maestro posee una cabeza de dragón, y la de Naal, un lobo además de sus respectivos detalles en la hoja de las mismas. Ambas miden 30 centímetros; 10 del mango y 20 de la cuchilla.

Armas:

► Muy buen olfato en compensación de su vista no tan buena por el ataque directo a sus ojos. Es de al menos 6 kilómetros
► Es rápido, ágil y escurridizo
► Fuerza normal en su especie y superior al humana
► Mandíbula fuerte por los entrenamientos ridículos que le obligaba hacer el viejo
► Es bueno manejando cualquier arma blanca, desde cortas a largas, pues él aprendió a forjarlas y las conoce a la perfección, aunque sus predilectas son las dos dagas que lleva con él.

► Los olores “falsos” como perfumes, lo desequilibran en su olfato y llegan a confundirlo si los huele en demasía
► La plata, puede llegar a ser venenoso para él
► Sus (pocos) seres queridos.
► El calor; se acostumbró bastante al frío por lo que el clima caluroso lo vuelve lento en reacciones y confunde con más facilidad los olores además de tardar un poco más en ubicarlos.
► Las luces muy fuertes, lo dejan más ciego de lo normal

► Debido a que, a su consideración, sigue entrenando, no tiene poderes como tal, solo su habilidad para huir o defenderse. Para Naal, él está en constante aprendizaje. Por lo que no deja cerrara la oportunidad de seguir aprendiendo.

“Es magia; cuánto más das, más tendrás. Amando también todos te amarán’’


Ookurikara — Touken Ranbu