Coincidencias (Priv. Drakkar.)

Fue en la mañana en la que localicé a mi victima. Los rayos del sol caían sobre los rostros de la gran multitud que caminaba por las calles del centro de comercio. Se veía por cosas como la piel o los gestos que eran de varios lugares, todos conviviendo en una misma zona. Los puestos de artesanías eran los que mas abundaban, pero por supuesto que habían muchas mas cosas. Yo, por mi lado, veía a todos a la distancia desde los techos de algunas edificaciones cercanas.. Necesitaba dinero  para pagarle a personas que no se veían muy agradables, y en serio no quería verlos molestos, y para obtener esto necesitaba alguien que tuviera joyas caras. Collares, anillos, aros, eran todas cosas que indicaban cierto estatus económico, y por ende mis victimas perfectas. Y fue así como le pude ver, un hombre de mediana edad, calvo y con sobrepeso.
Se notaba a la distancia que tenía dinero de sobra, 3 guardaespaldas y mucha joyería, esa era toda la evidencia que necesitaba para seguirlo. Salí de los techos en forma de cuervo, moviendo mis alas velozmente para poder alcanzar al hombre y su séquito. Volé sobre el por un rato, cuando salió de la zona de comercio y pasó al pueblo atravesó varios callejones sucios y polvorientos hasta finalmente llegar a su casa, la que cumplió con todas mis sospechas. Materiales firmes, varios metros cuadrados, 2 pisos. Empecé a analizar el alrededor, casi todas las ventanas estaban selladas, menos una.
Aún con la forma de cuervo, traspasé la ventana abierta que me llevó a una especie de ático en la parte superior de la edificación. El suelo de aquel espacio estaba en muy mal estado, cosa que era buena y mala para mi, ya que a pesar del ruido que producirían mis pisadas habían agujeros en ciertas partes de la madera, a traves de los cuales pude ver donde estaba el dinero, en una caja fuerte dentro de la habitación del dueño. Ahora solo quedaba ir y tomarlo.

- ¿Kugg, eh? ... Trato hecho - Fue todo lo que escuchó ese hombre en los oscuros callejones de Karr por parte de mi. Mi máscara yacía sobre mi rostro impidiendo que me viera e incluso  afectando un poco el sonido de mi voz, cosa que volvía más complicado que me intentasen reconocer. El hombre, tembloroso de mi presencia debido a mi gran reputación, estiró su mano con la intención de estrecharla. La miré, le miré a el, y pasé caminando a su lado ignorándola totalmente. Para cuando se volteó a verme...ya no estaba ahí. No hago relaciones sociales, simplemente mi trabajo y ya.

Gracias a mis capacidades, así como a mis alas, me había permitido ahorrarme un buen tiempo de viaje en viaje aunque tampoco puedo decir que no estuve mi tiempo trasladándome hacia Kugg. No podría decir cuanto me tardé, por que no lo se, ni me interesa. Tan solo se que una vez llegué allí, me hice pasar como otro turista más. Pasé lo más desapercibido que pude por todos sitios, caminaba sin decir nada, siempre con la vista sobre cualquier indicio que pudiera ser relacionado ante el hombre sobre el cual, tenía una misión. Alguna que otra pregunta a algún habitante, escuchaba lo que se decían por las calles, observaba, y nada más. Algunos creerían que con eso me tardaría siglos, pero sabiendo buscar, sabiendo donde escuchar y a quienes preguntar, el tiempo que tardé fue bastante corto. Finalmente y tras, más o menos una semana en Kugg, había dado con ese hombre. Aparentemente, había sido quien estafó a través de chantajes a un hombre de no precisamente muchos recursos y se quedó con una reliquia familiar o...algo por el estilo. Consideré eso una buena razón para dejarle el precio de mis trabajos algo más accesibles y aquí estoy.
Misión 1 - Recuperar la...la cosa.
Misión 2 - Asegurarme de que el hombre no vuelva a respirar.

...

Me dirigí a la casa del hombre con un aspecto que pudo haber sido más sospechoso (Siendo este una túnica negra que me cubría por completo con capucha), pero no importaba, haría lo que tenía que hacer y me iría por donde vine. Una vez llegué, paré en seco y poco a poco un rojo inundaba mis azulados ojos, seguidos de un negro como el carbón. Tomé la máscara de conejo negro y la puse sobre mi rostro, antes de avanzar camuflado en la oscuridad. Me movía oculto entre sombras y objetos, acercándome hasta la puerta. Una vez allí, esperé a que alguien saliera y...aparecí por su espalda, tapando su boca y nokeandolo de un golpe en la nuca. Lo dejé caer al suelo y con cuidado, entré por dicha puerta. Noté con mi primera pisada que el suelo no era muy confiable, por lo que empecé a caminar con más...cuidado, en busca primero del hombre, luego del objeto, solo por que se que este se mantendrá estático. El hombre...para eso lo busco.

Sentí un olor extraño, uno que no terminaba de encajar con el que había asociado al viejo. Hubiera supuesto que no era más que un guardia, de no ser por que olía a...¿Ave? ... ¿Cuervo? Joder, tendría que encargarme primero de la posible mascota si no quería que alertara a medio mundo. Caminé con cuidado, evadiendo a cualquier persona y con el suficiente cuidado de no hacer ruidos, en busca del maldito animal. Finalmente, sentí el olor lo suficientemente cerca para ya poder asegurarme de callarlo. Estaba tan solo a la esquina del pasillo...Me acerqué y....

-Te teng... ¡ARGH! - Me abalancé para atrapar al animal, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando choqué no con un pájaro, si no con una maldita persona. Por el choque y la sorpresa, no pude evitar caer de espaldas, pasando a llevar unas cuantas cosas y por ende, haciendo más ruido del que debería - ¿¡Que te...!? ¿¡Que mier...!? - Me callé al percatarme del efecto en cadena que hizo el tropiezo, pasando a llevar estantes, vidrios, jarrones... a la mierda el sigilo - ... - Me giré al desconocido luego de contemplar aquello - ¡ESTO ES TU CULPA! - Refunfuñé, parándome.

Spoiler:

El poder explorar la casa por completo no me fue difícil, poder transformarse trae ventajas, y una de ellas es la capacidad de evadir los peligros y confundirte en el ambiente. Fueron estas dos cosas las que me fueron útiles para localizar a cada guardia en la casa. El dueño debería haber estado custodiando algún objeto muy caro, pues eran al menos seis guardias repartidos entre las varias habitaciones de la extensa vivienda. Ya estaban todos localizados, y habían tres de ellos defendiendo la caja fuerte en la habitación del dueño. Debería tener gran valor lo que escondía, así que saqué la lotería.
Aún en la forma de cuervo, entré a una extensa habitación. Parecía ser una especie de sala del tesoro, pues habían varios objetos que parecían tener varios años de antigüedad. Cuadros, jarrones, estantes llenos de objetos viejos, agrietados y aparentemente valiosos. Un ladrón aprende a darle valor a un objeto apenas lo ve, las grietas, las marcas e incluso el estilo de alfarería, pintura, entre otras cosas, indicaban que deberían valer bastante dinero, así que pasó por mi mente el tomar algún objeto y ver si lo podía pasar por algún coleccionista, o alguien así. Pero...
Con el tiempo, pude agudizar mi oído. Tanto tiempo como ladrón me permitían detectar los no muy sutiles pasos que se acercaban a mi, y al instante asumí que era uno de los guardias. En mi forma de cuervo no soy muy hábil en el combate, así que volví a mi aspecto humanoide y me posicioné en la esquina del pasillo, por donde venían las pisadas.
El que no me detectaran era crucial para hacer el robo de manera tranquila, y con la ubicación estratégica iba a atacar, pero el de las pisadas asomó la mano por la esquina y me dio un torpe golpe en el rostro. Tras esto, tropezó bruscamente contra mi pié y rompió un estante de la pared en la sala de reliquias, haciendo un efecto de cadena y perdiendo muchísimo dinero de por medio. Todos en la casa habrán escuchado el bullicio, así que a la mierda el silencio. ¿Y aún así tenía el descaro de culparme? Era un sujeto encapuchado, por lo que no pude ver su rostro, pero definitivamente no era uno de los guardias.
-¡No! ¡Esto es TU culpa!.- Cierto tono en mi voz me hizo sonar como un niño frustrado. -No eres un guardia, ¡¿Así que que haces aquí?! -  En el fondo sabía la respuesta a esa pregunta, por las pintas que llevaba.
Pero no había tiempo para discutir, pues los guardias ya llegaban, se sabía claramente. Eran 4 pies diferentes, y por ello dos guardias, así que no sería muy complicado. Miré a quien eliminó cualquier posibilidad de sigilo de reojo, dando una señal con la mirada para que atacáramos. Ya habría tiempo luego, y el sujeto tenía pintas de saber luchar. Saqué las plumas, estas eran tan afiladas como cuchillos, pero las lancé a sus piernas, dejándolos inmovilizados en el suelo, tirados.

De no haber tenido la máscara puesta en este momento, podría haber visto como le enseñaba los dientes y le miraba con una clara rabia, casi característica de un niño enfadado - ¡TU CULPA! ¡TU CULPA! - Respondí indignado en cuanto respondió que era yo el que había causado todo esto. Claramente por orgullo no iba a admitir nada ni mucho menos ante un posiblemente, ladrón de cuarta o algo parecido - ¿¡Que qué hago yo aquí!? ¡La pregunta es qué haces t-...! - Me vi callado tanto por los pasos de los hombres que se avecinaban contra nosotros, como por la mirada que me dio - Tsk - Resoplé molesto al aceptar que para mi desgracia, habíamos acabado los dos del mismo bando. Joder, prefiero por mucho ir a hacer las cosas por mi mismo, solo. ¡No quería ahora convertirme en el niñero de un chico cuervo o lo que sea que sea! Tch, malditos zoomorfos. No, más bien, malditos Kugg. De seguro si el idiota este hubiera tenido más seguridad para evitar la entrada del segundo, nos evitábamos esta escenita. Pero bueno, ya qué...tendré que actuar junto con el cabeza de pájaro.

Me hice a un lado suyo, agachado con la pierna izquierda estirada hacia atrás y mi rodilla derecha fletada, preparándome para abalanzarme sobre quienes fueran a entrar por esa puerta. En el mismo instante qué entraron dos hombres, el chico a mi lado les arrojó un par de plumas-cuchillas o algo parecido (Está bien saber lo que puede hacer) a sus piernas. Aproveché los instantes en los que perdían el equilibrio para de un impulso acabar encima de ellos. Sujeté sus cabezas y las estrellé ambas contra el suelo con una fuerza controlada, tan solo con la necesaria para dejarlos K-O y quizá, con unos incómodos dolores de cabeza para cuando logren despertar - Esto los mantendrá dormidos hasta mañana. Si es que despiertan - Comenté con sarcasmo a sabiendas de que eso no los mataría pero dejando totalmente a imaginación del chico si es que estaba hablando enserio - Por cierto - Dije mientras le pasé a apuntar con la punta de mis dos dedos - Hazte a un lado - Una luz negra resplandeció de mis dedos y a los pocos segundos de decir esa frase, un rayo del mismo color salió disparado hacia donde estaba apuntando. Esta pasó de largo hasta dar con la pared, la cual abrió un agujero enorme y luego otro en la pared siguiente, dejando camino libre a unas habitaciones más allá - Creerán que nos fuimos por allí. Toma una alfombra cualquiera y apúrate - Sin decir nada más, caminé justo por derriba de donde vi que estaba el objeto de valor que debía recuperar. Pateé el suelo con fuerza, abriendo un agujero en el y de una segunda patada, abrí el agujero lo suficiente para que entrara una persona de nuestras proporciones - Entra y cubre el agujero, rápido. - Y sin decir más, me metí en ese agujero y caí al primer piso con sumo cuidado, amortiguando la caída para evitar hacer cualquier tipo de ruido. Escuchaba como los pasos se apresuraban cada vez más hacia arriba, donde esperaba a que el chico extraño bajara rápido. Lo último que necesitaba era que lo pillaran a el y de paso le facilitaran pillarme a mi. Me hubiera gustado primero asesinar al hombre y luego recuperar el objeto, pero tal parece que la cosa resultará al reves....Para ser esta una máscara de conejo, tengo muy mala suerte.